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Sunoo apoyó sus rodillas en el piso

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Sunoo apoyó sus rodillas en el piso. Su respiración era temblorosa por el nerviosismo que lo recorrió de pronto cuando su Amo comenzó a rodearlo.

Su mano de dedos alargados le acarició la mejilla con suavidad y le alzó el mentón con lentitud. Sus ojos hicieron contacto visual.

—Se un buen chico esta vez —Sunghoon le ordena.

—Sí, Amo.

El mayor le muestra la cinta que vendará sus ojos y luego la acerca a su rostro. Cuando Sunoo queda completamente a ciegas, sabe que es el momento en que más debe confiar en su Amo. Su corazón late desbocado dentro de su pecho ante la idea de no saber sus movimientos, pero sabe dónde está con solo escuchar sus pasos.

Se queda tan quieto como puede hasta que siente una cuerda rodear sus brazos, de las misma forma en que lo hizo Sunghoon la primera vez, la cuerda rodeaba su cuerpo con sus manos delante de él. Cada trazo era confuso, más porque no podía verlo, pero Sunghoon sabía lo que hacía y confiaba en él.

—Buen chico —le oyó decir.

Y cada vez que Sunoo oía esa frase se sentía premiado y feliz, porque sabía que su Amo era feliz cuando él se comportaba bien.

Los nudos comenzaron a ajustarse a su alrededor, y su cuerpo comenzó a sentirse cada vez más acalorado.

Soltó un suspiro bastante obvio que lo puso en evidencia.

—Sunoo... ¿Todo bien? —Sunghoon pregunta, deteniendo sus movimientos.

—Sí... Amo, todo bien.

Lo siguiente que siente, son los brazos de Sunghoon alzándolo en el aire. Ni siquiera emitió sonido alguno, pero su sorpresa era reflejada en su respiración temblorosa, hasta que sintió su espalda sobre el sillón. Ahora sus piernas estaban siendo manipuladas. Las manos de su Amo las llevaron directamente hacia su pecho, atándolas de esa forma para inmovilizarlas.

Aún cuando estaba con su ropa puesta sabía la posición que Sunghoon pretendía.

El último nudo acabó a sus pies y lo siguiente fue el cambio de posición que le dio Sunghoon sobre el sillón, dejándolo con su trasero alzado tal como había visto a Felix anteriormente.

—Hemos terminado, bebé, eres un buen chico.

Sunoo suspira y una sonrisa sale de sus labios.

—Los nudos son un arte, Sunghoon, lo haces genial —Hyunjin le halaga—. Sunoo ¿Cómo te sientes?

—Perfectamente —confirma Sunoo—. O más que eso...

Una risa confidencial de Hyunjin le hace sonrojarse.

—Me alegra oír eso, porque el siguiente paso queda en su privacidad.

—Gracias por recibirnos, hyung —Sunghoon dice.

—No es nada, estoy encantado de tenerlos aquí, si desatas a Sunoo puedo llevarlos hasta su habitación especial.

—Claro —Sunghoon accede con una sonrisa y luego Sunoo siente como el nudo de sus pies es aflojado y el resto de la cuerda comienza a caer.

Una vez que esta libre y sin la venda en sus ojos, puede ver a su Amo, un hombre orgulloso de su cosa favorita observandolo fijamente.

No era gran cosa estar amarrado cuando estaba con ropa, cuando había visto a alguien más hacer lo mismo y sentirse completamente seguro, Felix había sido de mucha ayuda, pero había entendido a lo que se refería Hyunjin cuando habló de la habitación especial.

¿Acaso podrían intentarlo esa misma noche?

¿Acaso podrían intentarlo esa misma noche?

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