-¿Cómo te fue en tu cita?
-Horrible, gracias por preguntar Jin.
En una silenciosa sala de alguna casa de Seúl se encuentra un concentrado chico tumbado en el suelo alfombrado, solo levantando la mirada de su celular para ver a un cansado Yoongi entrar y sentarse en el sillón a su lado.
-Primero estuvo hablando una media hora sobre lo malos que eran sus ex novios. Luego dijo que le salió caro comprarme un café y al final me pidió que lo llevara a su casa porque se gastó lo del pasaje.
-Dios Yoongi, que mal gusto tienes. -Comentó el menor sin levantar los ojos de su teléfono.
-Hasta crees que lo inventé a salir yo. JungKook me lo presentó y cómo le hacía ilusión verme al fin salir con alguien le dije que le diera mi número si quería.
-Y te invitó al lugar más básico del mundo a comer helado.
-No hay muchos lugares aquí cerca, en ese aspecto no lo culpo. -Replicó Yoongi mientras se recostaba en la cama y se colocaba los audífonos lo suficientemente bajos como para escuchar al otro chico a través de la música.
-¿Y porqué JungKook estaba feliz de verte con alguien?
-Está demasiado enamorado de su novio como para darse cuenta de que yo no necesito estarlo también.
-Kook es muy lindo, me da ternura.. Debería comprar algo para su cumpleaños. ¿Cuándo es?
-Pasado mañana.
-...
SeokJin se levantó con rapidez del piso, casi asustando a Yoongi por el movimiento. La expresión de ambos parecía decir "no-puedes/puedo-ser-tan-tonto".
-...¡¿POR QUÉ NO ME DIJISTE?!
-¡CREÍ QUE YA LO SABÍAS, DIOS!
-¡¿QUÉ HAGO?! No se que comprar, ¿qué le gusta a Jungkook? Tú lo conoces de más tiempo.
Y si bien Jin tenía razón, tampoco parecía tan fácil. Tanto Jungkook como Yoongi asisten a la misma universidad y este último le tiene espcial afecto. A pesar de solo tener un par de años de diferencia Yoongi tenía el instinto de cuidarlo, como a un hermano menor. A sus ojos era casi como si él ya tuviera el título de químico en sus manos y Jungkook apenas supiera sostener una pipeta.
Pensar en un regalo era como pensar en algo para su yo un poco más joven.
¿Hacer ejercicio?.. pero ya tiene pesas. ¿Salir a jugar con su perro?.. pero no creo que quiera otro.-¡Ah! Salir con su novio.
-No creo que quiera que le entregue a Taehyung envuelto en papel satinado. Le voy a comprar una chamarra.
-...También puedes hacer eso.
SeokJin recogió sus llaves de la mesa mientras tomaba a Yoongi del brazo levantándolo.
-Te perdiste demasiado en tus pensamientos, ya lo resolví. Y tú me vas a acompañar.
-No quiero. -Replicó Yoongi haciendo un esfuerzo flojo intentando liberar su brazo.
-Te lo pido, un amigo del trabajo me habló de una tienda cercana a la plaza y a veces trabaja medio turno allí. Vamos y regresamos, te compro lo que quieras. -Respondió Jin casi en un solo respiro, no dejando que Yoongi lo piense demás y haciendo que ambos salgan rápidamente del departamento.
Caminaron un par de cuadras antes de llegar, afortunadamente vivían en un lugar bastante céntrico. Originalmente era hogar solo de Yoongi cuando consiguió un trabajo de medio tiempo mientras concluia lo poco que le quedaba de carrera, pero rápidamente se dió cuenta que la renta podía llegar a ser un problema, por lo que empezó a buscar un roomie para dividir los gastos. En poco tiempo un serio y educado estudiante de diseño llamado Kim SeokJin respondió al llamado. Tres años después le fue claro que el mismo tipo de chico que puede dirigirse con tal delicadeza es el mismo que grita desde el fondo de sus pulmones cuando se va la luz y no ha guardado la partida en un juego.
Al llegar al lugar la luz que el lugar emitía sacó a Yoongi de sus pensamientos. Era una luz amarillenta y cálida que se filtraba a través de las ventanas y de las piezas de ropa exhibidas. Eran las cinco de la tarde, pero si comparamos el brillo de los demás establecimientos los demás parecían envueltos en oscuridad. Tenía un letrero en tonos madera arriba de la puerta, en él se leía "Hope in the box", un nombre bastante llamativo para una tienda de ropa, pensó.
Jin entró sonriente y ruidosamente, con Yoongi atrás de él.
-¡NamJoon-Ah! De verdad me salvaste la vida.
-No hay de que, iré por la chamarra. -Un chico alto de notables ojos achinados y un corte de cabello extrañamente limpio respondió saludando a Jin, mientras que le daba una silenciosa reverencia a Yoongi. -Pueden mirar el resto de la tienda mientras la traigo, no tengan pena de preguntar. Mi compañero Hoseok está en el mostrador.
-¡Claro! Este lugar es enorme. -Comentó Jin volviendo la mirada hacia Yoongi y mientras se sentaba en una de las sillas en la entrada de la tienda.
Éste último se encontraba totalmente envuelto en los colores y la vibra del lugar, de fuera no se veía tan imponente pero por dentro lucia como un bosque cubierto en tonos oscuros, verdosos y que recordaban a la naturaleza. Junto con la luz cálida daba un aire casi de fantasía o el de cabaña.
Mientras miraba los percheros llenos de ropa algo en la esquina de sus ojos llamó su atención desde el mostrador, una pulsera roja. Al mismo tiempo de colocar sus ojos en esta se exaltó, como si esta lo mirara de vuelta.-¿Te gustan? Las hago yo. -Un chico de cabello castaño hizo que Yoongi quitara los ojos de pulsera para posarlos en él. Tenía un aspecto divertido, como alguien que en una fiesta te presta su encendedor y luego se esfuma sin decir más cuál ángel escondido en la multitud. La sonrisa que le daba parecía formar un corazón y Yoongi estaba seguro de que si pensaba un segundo más en eso se iba a ruborizar. De fondo se escuchaba muy ligeramente música que también venía del mostrador.
“Me gusta esa banda Radiohead. Pero justo esa canción... no pega con él. Se ve más tranquilo.” Comentó mentalmente antes de devolver la mirada.
-Están muy bien hechas. -Yoongi se acercó al mostrador ante la atenta mirada del chico del mostrador. Levantó una sin sacarla del estante y la miró atentamente. Era cuero pintado, cosido en hilo blanco fino y con delicadeza, casi con una precisión médica.
-¿Cuánto cuestan?
-Normalmente 7,300 wones, pero para ti 6,300. Eres lindo. -El chico volvió a regalarle una sonrisa a un ahora tímido Yoongi mientras este asentía tímidamente y sacaba el dinero para pagar.
-¡Yoongi! Ya conseguí la chamarra, gracias por venir conmigo. -La voz de Jin hizo presencia al tiempo en el que Yoongi pagaba y agradecía. Tenía la expresión simple y controlada que normalmente lucia, pero por la forma en la que Hoseok no le quitaba la mirada parecía que estaba hecho un manojo de nervios.
-No hay problema, solo no te olvides de otra vez. -Dijo Yoongi con un tono burlón de molestia.
-¡Solo fue una vez! Cambio de tema. Muchas gracias también a ti Namu, y a ti...
-Hoseok. Jung Hoseok. -Respondió el castaño con voz suave.
-¡Eso! Hoseok-sii. Nos vemos.
Ambos chicos finalmente salieron del establecimiento de regreso al departamento, con sonrisas de diferentes motivos pero con intensidad similar.
-¿Lo compraste en la tienda? ¿No es el cuero muy rígido como para una pulsera? -Preguntó Jin apuntando sorprendido a la pulsera en el brazo izquierdo de Yoongi.
-Me gustó como se ve, además la tienda es linda.
-Los chicos que atienden también, te conseguiré un número. -Mencionó Jin con tono emocionado.
-No, por favor.
A pesar de la aparente fuerte negativa de Yoongi una risa se asomaba por sus labios. Seguramente no sería su última visita al lugar.
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My Kind of Clothes | YoonSeok
RomansaEl cuero es un material rígido y bastante resistente, pero para tratarlo se debe usar delicadeza y precaución para que de esta forma no se dañe. Para fortuna de Yoongi, Hoseok ama trabajar con cuero.