Capítulo 1.- Trato con el diablo

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Disclaimer: Los personajes de Hazbin Hotel no me pertenecen a su creadora VivziePop, A24, Bento Box Entertainment y Amazon. Este fanfic lo hice solo y únicamente como diversión.

Personajes: Lucifer/Alastor

Aclaraciones y advertencia: esclavitud, violación, violencia típica del canon, modificación corporal por magia, tortura, paloma muerta, Lucifer oscuro, Alastor bottom, y lo que se me ocurra.

Beta Reader:

Resumen: Con el infierno ganando poder y Lucifer haciéndose cada vez mas fuerte, Sera acepta un trato para evitar la ruina del cielo. Los humanos serian esclavizados en vida y muerte.

Los ángeles y demonios, una vez enemigos jurados, ahora gobiernan sobre los mortales. Alastor, separado desde muy joven de su madre, es regalado a Lucifer por un ángel que ha caído meses atrás para ganarse su simpatía.

¿Qué destino le depara a Alastor ahora que le pertenece al mismo rey del infierno?

—f

OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO

El infierno es eterno

Capítulo 1.- Trato con el diablo

Lucifer, el más perfecto entre la hueste celestial gobernaba en el infierno luego de ser expulsado junto a Lilith, la primera humana. Bajo su mando y el de su esposa, el averno se fortaleció.

Cada alma pecadora que caía en sus dominios era un sirviente más, una nueva pieza en su tablero y por supuesto que el cielo no podía permitirlo, intentó obligar a Lucifer a aceptar un exterminio, pero por supuesto que él se negó. El infierno era su hogar, su reino para gobernar y aunque no apreciaba a los pecadores, no iba a dejar que nadie, ni siquiera su hermana Sera socavara su autoridad.

Como rey debía proteger a su gente. Los nacidos en el infierno eran un precioso recurso y aunque el Cielo juró no tocarlos, Lucifer siguió negándose.

No iba a permitir ser pisoteado en su propia casa.

—Los humanos son viles, dales un poco de libertad y harán cosas malas —dijo con una sonrisa —. Insectos cuyo diseño estuvo mal desde el comienzo.

Palabras crueles del mismo rey del infierno, sobre todo teniendo en cuenta que su esposa fue la primera mujer. Quizás había más en aquella unión, algo que Sera desconocía y era probable que nunca descubriera.

Sera sabía que su hermano pequeño tenía la sartén por el mango, siempre fue así. Tuvo suerte de derrotarlo la última vez, solo usar su debilidad por Lilith, pero ahora dudaba que pudiera volver a jugar esa carta. En retrospectiva, ella y los ancianos debieron buscar una alternativa a la transgresión de Lucifer y no darle un reino completo y una fuente inagotable de adeptos.

El Lucero del Alba podría declarar la guerra y con seguridad perderían, era por eso que quiso obligarlo a aceptar los exterminios, para disminuir la población infernal.

—Hagamos un trato —aquello sacó a Sera de sus pensamientos. Miró a Lucifer que le sonreía mientras extendía su mano enguantada. Ese brillo maligno en sus ojos envío un escalofrío por la columna de la alta serafín que hasta ese momento comprendió la magnitud de su poder y corrupción.

—¿Qué clase de trato?

Sera escuchó a Lucifer atentamente mientras el antiguo ángel despotricaba de los humanos en vida y muerte. A penas habían pasado unos cuantos siglos desde que fue expulsado y las almas que caían al infierno eran más del 99 %, lo que significaba que solo aumentaría su poder con el paso del tiempo.

—Tenemos un plan para eso, la inundación... —Lucifer se burló de ella. Asegurándole que eso solo le daría más almas y los pocos "puros", serían corrompidos y el ciclo iniciaría nuevamente, hasta que los mismos humanos sean responsables de la caída del cielo y de ellos mismos.

—Debes admitirlo hermana, los ancianos y tú cometieron un gran error al crearlos

—Lilith es humana —el rey infernal dejó escapar una pequeña risa, por supuesto que estaba muy consciente de eso, sería un tonto si creyera que su amada no pudiese traicionarlo, después de todo estaba en la naturaleza de su especie.

—Ya no soy el iluso soñador que fui, querida Sera y debo agradecerte por eso.

Por primera vez en los eones de su larga existencia, se arrepintió. Fue su culpa que el más puro de los celestiales se corrompiera, sus manos se encontraban manchadas con la sangre de todos los descendientes de Adam y Eva, pero sobre todo con la inocencia de su hermano.

—Nuestro matrimonio no es más que un trato, uno que la mantiene viva hasta que ella lo decida —aquello también significaba que Lilith jamás podía traicionarle, el solo deseo, la sola intención causaría su muerte.

Sera se mantuvo en silencio, sopesando las posibilidades. Podía ordenar a Adam y a sus guerreras atacar el infierno, hacer un exterminio tal cual había pensado, obligando a Lucifer a aceptar, pero viendo al antiguo ángel, era obvio que no lo permitiría, muy por el contrario, él mismo acabaría con cualquier celestial que se atreviera a entrar a sus dominios sin invitación.

Y por supuesto que Lucifer vería el ataque como una afrenta a su autoridad y solo iniciaría una guerra de la que muy posiblemente el cielo sería el perdedor.

La otra posibilidad era sellar el infierno, pero eso supondría un serio problema con las almas pecadoras. Sí, podían simplemente exterminarlas, pero dudaba que Lucifer se mantuviera quieto por mucho tiempo.

Sin más alternativa, Sera se vio obligada a escuchar. Una idea retorcida que sin duda le revolvió el estómago. El plan de Lucifer era simple, dominar a los humanos en vida y muerte. Tomar la tierra nuevamente y convertirla en un lugar neutral para el cielo y el infierno. Los mortales serían esclavizados tomando el puesto más bajo, incluso más que los querubines y los imps, se les obligaría a pecar para que, al morir, sus almas firmaran un contrato con Lucifer y él podría "prestarlos" a sus súbditos y al cielo para seguir sirviéndoles.

—¿Por qué accedería a tal cosa? —cuestionó Sera. Aceptar la idea de Lucifer solo le daba ventaja a él. La sonrisa que le dio su hermano solo hizo que la alta serafín sintiera miedo por primera vez en su larga existencia.

—Bueno, puedes aceptar o no, es decisión tuya —dijo encogiéndose de hombros —, pero el infierno se apoderará de la tierra y si el cielo quiere interferir... bueno, creo que a mis queridos engendros les encantará tener un nuevo lugar para vacacionar.

Sera se removió en su lugar. Estaba entre la espada y la pared, lo sabía, si no aceptaba, el cielo caería sin remedio, si lo hacía, sería cómplice de algo terrible, pero como líder debía velar por la seguridad de su gente.

—El trato es simple Sera. Aceptas la esclavitud de la humanidad, prometes que tú, mis hermanos o cualquier otro estirado, petulante e idiota ángel no intenten algo contra mí, mi reino o nuestro nuevo status quo.

—¿Qué seguridad tengo yo de que no atacaras el cielo porque tuviste un mal día? —la sonrisa siniestra se hizo más amplia. El rey demonio pasó la lengua por sus afilados dientes.

—Querida Sera, lo único que te voy a ofrecer es que no los haré esclavos o borraré del mapa siempre que se mantengan en la línea.

La alta serafín suspiró derrotada, asintió con la cabeza, extendiendo la mano para aceptar el trato, uno que aprendería a odiar y amar al mismo tiempo.

Continuará...

El infierno es eternoWhere stories live. Discover now