Capítulo 4.- El palacio del rey

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Disclaimer: Los personajes de Hazbin Hotel no me pertenecen a su creadora VivziePop, A24, Bento Box Entertainment y Amazon. Este fanfic lo hice solo y únicamente como diversión.

Personajes: Lucifer/Alastor

Aclaraciones y advertencia: esclavitud, violación, violencia típica del canon, modificación corporal por magia, tortura, paloma muerta, Lucifer oscuro, Alastor bottom, y lo que se me ocurra.

Beta Reader:

Resumen: Con el infierno ganando poder y Lucifer haciéndose cada vez mas fuerte, Sera acepta un trato para evitar la ruina del cielo. Los humanos serian esclavizados en vida y muerte.

Los ángeles y demonios, una vez enemigos jurados, ahora gobiernan sobre los mortales. Alastor, separado desde muy joven de su madre, es regalado a Lucifer por un ángel que ha caído meses atrás para ganarse su simpatía.

¿Qué destino le depara a Alastor ahora que le pertenece al mismo rey del infierno?

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El infierno es eterno

Capítulo 4.- El palacio del rey

Después de terminada la reunión, los jinetes se retiraron. Alastor había visto terror impreso en los ojos de sus congéneres, quienes en el mejor de los casos serían enviados a un criadero y en el peor se convertirían en alimento. Negó con la cabeza, debía concentrarse en su propio destino.

Lucifer ordenó a su mayordomo llevarlo al ala donde se encontraban los dormitorios de los esclavos.

En una pequeña mansión conectada al palacio principal se encontraba el harén del rey. Lejos de lo que se pudiera esperar, el lugar destilaba opulencia y estaba bien iluminado. Había muebles elegantes, como sillones y sofás cómodos, fuentes cuyas aguas provenían de manantiales subterráneos lo que permitía que pudieran beber de ellos.

A los ojos de Alastor, el lugar fácilmente podría pasar por la sala o recibidor de algún noble, pero por supuesto, siendo el hogar del soberano absoluto, hasta sus pertenencias debían estar rodeadas de lujo.

Su nueva habitación, era, por su puesto, mucho más grande que la anterior. Sus actuales ropas no eran tan distintas a las de antes salvo por los colores, que ahora consistían en un saco con rallas en dos tonalidades de rojo, una camisa color sangre con dos líneas negras formando una cruz en el pecho, una pajarita, pantalón café oscuro y zapatos negros con las puntas rojas.

Era ciertamente de mejor calidad. Más suave, como las sábanas que fueron el escenario de la primera violación que sufrió a manos de su primer amo y eso le hacía revolver el estómago.

Esa noche durmió con una mezcla de nerviosismo y anticipación. Quería tener esperanza y creer que, de alguna forma, la buena fortuna le había sonreído, pero los años de sufrimiento le enseñaron a no confiar en aquellos monstruos y Lucifer, padre de las mentiras, la encarnación del mal, debía ser el peor de todos.

Despertó con el delicioso olor de comida. Junto a la puerta, había un carro de servicio cubierto por un mantel, sobre él, había un plato con huevos, tocino, además de unos panqueques con mermelada de arándano, un vaso con jugo de naranja, otro con café y uno más con leche, por si fuera poco, había un trozo de tarta, panecillos y unas galletas.

Alastro jamás había visto tanta comida, mucho menos de un aspecto tan delicioso. Con Malthael solo tenía acceso a papillas sin sabor que contenían los nutrientes mínimos para evitar que enfermara, con Azrael, las comidas eran ciertamente mejores, pero seguían siendo insípidas, aunque Millie y de vez en cuando Blitzo, le habían dado algunas comidas que traían de fuera del palacio, pues todo lo que se cocinaba en los dominios de Azrael, carecía de sabor.

El infierno es eternoWhere stories live. Discover now