La sombra de mi error ep.17

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Narran las escritoras:

La sombra de mi error

Alan no podía evitar mirar a Alethia en los entrenamientos. Ella brillaba más que nunca, y él se sentía cada vez más oscuro. Se arrepentía de haberla engañado, de haberla lastimado.

Pero también sentía una sensación de competitividad. Quería superarla, quería ser mejor que ella. Quería demostrarle que él era el más fuerte.

Comenzó a entrenar con más intensidad, a pushing sus límites. Quería ser el mejor, y estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario para lograrlo.

Pero cada vez que miraba a Alethia, se sentía vacío. Ella parecía haber superado el pasado, parecía haber encontrado la felicidad. Y él seguía atascado en su arrepentimiento.

"¿Por qué no puedo superarla?", se preguntaba.

No sabía que la respuesta era simple: porque estaba tratando de superar a alguien que ya había superado el pasado.


Alan comenzó a obsesionarse con la idea de superar a Alethia. Se entrenaba día y noche, se esforzaba al máximo en cada ejercicio, cada carrera, cada competencia.

Pero no importaba cuánto se esforzara, Alethia siempre parecía estar un paso adelante. Ella sonreía, ella reía, ella brillaba con una confianza y una felicidad que Alan no podía entender.

Un día, después de un entrenamiento particularmente intenso, Alan se acercó a Alethia. "¿Cómo lo haces?", le preguntó. "¿Cómo puedes ser tan fuerte, tan feliz?"

Alethia lo miró con sorpresa. "No es nada que yo haga, Alan. Es solo que he aprendido a dejar ir el pasado. He aprendido a perdonar".

Alan se sintió como si hubiera recibido un golpe en el estómago. Perdonar. Esa era la palabra que no podía pronunciar.

"¿Puedes perdonarme?", le preguntó, con una voz que apenas era un susurro.

Alethia lo miró con tristeza. "Alan, yo te he perdonado hace mucho tiempo. Pero tú no me has perdonado a mí. Tú no te has perdonado a ti mismo".

Alan se sintió como si estuviera cayendo en un abismo sin fondo. Se dio cuenta de que Alethia tenía razón. Él no había perdonado, no había soltado el pasado.








Alan se sintió abrumado por la verdad de las palabras de Alethia. Él había estado tan enfocado en tratar de superarla, en tratar de demostrarle que él era el mejor, que no se había dado cuenta de que estaba atrapado en su propio pasado.

Comenzó a cuestionarse a sí mismo, a preguntarse por qué no podía perdonar, por qué no podía soltar el pasado. Y entonces, de repente, lo entendió.

No era Alethia la que él estaba tratando de superar, era a sí mismo. Era su propio ego, su propia inseguridad, su propio miedo al fracaso.

Alan se sintió un peso en el pecho, un peso que había estado llevando durante mucho tiempo. Pero también se sintió un sentido de liberación, un sentido de que finalmente podía dejar ir el pasado y seguir adelante.

"Gracias, Alethia", le dijo, con una voz que estaba llena de emoción. "Gracias por hacerme ver la verdad".

Alethia sonrió, y por un momento, Alan vio la persona que él había amado, la persona que él había lastimado.

"No hay de qué, Alan", le dijo. "Solo recuerda que el perdón es la clave para seguir adelante".

Alan asintió, sabiendo que tenía un largo camino por recorrer, pero también sabiendo que finalmente estaba listo para empezar.









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