Metroman

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Metroman es el de "Megamente". Es una caricatura que está casi desde que tengo memoria. Sí, sí, escribir sobre esto es rarísimo snsksnaoskqlq, pero tengo un bloqueo fuerte.








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Usualmente cenaba en casa, pero esta vez tuve que hacer una excepción y pedirle amablemente a mi asistente que trajera algún platillo para degustar en esta noche tan ajetreada.

La cuestión es que debo supervisar a estos jovencitos, porque soy su patrona y no hay nadie más calificado para el papel. Nadie hasta que yo muera tomará este puesto, claro, mi hermana Roxanne tiene sus cameos por aquí y por allá ahora que llevo mi vida relajada como esposa... Meh.

—Aquí está, señora. Dígame si está muy frío, o muy caliente solo-

—Betty, está bien. Muchas gracias por traer mi comida —interrumpo a mi secretaria/asistente/segunda mano. Sus lentes están algo fuera de lugar y ella sonríe nerviosamente dejándome ver sus brackets... Se acomoda el flequillo y vuelve a dirigir su atención hacia el set de grabación del noticiero nocturno.

Hoy tenemos a un invitado especial, nada más y nada menos que el estúpido, guapetón y perfecto Metroman. Aunque bueno, "de invitado especial no tiene mucho" dirían algunos.

Ver al héroe volar de aquí y allá todos los días les hace creer que saben todo detrás de quien se encarga de salvar hasta a los gatos que mágicamente no pueden bajar de un árbol al que treparon por sí solos.

Yo opino que Metroman debería seguir manteniendo su vida privada en secreto, o intentarlo, por lo menos. Intentar guardar para sí mismo lo poco que tiene reservado entre su lujosa morada.

El entrevistador se ríe de uno de los ingeniosos –y arrogantes– comentarios del superhéroe y es ahí cuando empiezo a escuchar y dejo de oír.

—...Bueno, ciertamente el ciudadano promedio no podría hacer mucho, así es como lo pintas —Metroman dice y ruedo los ojos.

—Es que, señor, si me permite decirlo... No puedo entender cómo puede mantener a cada ciudadano de Metro City a salvo, y a su vez llegar a su casa y hacer sus quehaceres como el esposo ideal que estoy seguro que es —Jeremy comenta y yo resoplo. Solo quiere detalles de la vida privada del grandulón; no es su problema, ya le daré un sermón cuando finalicemos.

—¡Claramente soy el esposo ideal! —El héroe exclama y la "multitud" aplaude y virotea.

Vuelvo a bufar al tiempo que llevo un trozo de brócoli a mi boca, pero casi escupo cuando mi hermana se aparece de la nada con una sonrisa burlona.

—Disfrutando el show, ¿eh? —Ella acerca su mano a mi envase y yo lo aparto rápidamente— ¡Vamos! Pareces un toro de tanto resoplar.

Ruedo los ojos.

—No lo entenderías jamás, Roxizizi.

¡Puaj!, no me digas así, Rosi.

Le saco el dedo medio disimuladamente. Soy la jefa, debo dar buena impresión.

—Eso no es muy adulto de tu parte.

—No te importa.

Ella niega divertida con toda la situación y vuelve su vista hacia la entrevista. Yo chasqueo la lengua cuando oigo al entrevistador comentar sobre "legado heroico". Esto se está saliendo de control, ¿qué más querrá saber?.

—Jeremy está siendo un idiota consumido por el fanatismo. Casi quiere saber cómo el grandote te baja las bragas por las noches.

Mis ojos se expanden con sorpresa por el comentario de Roxanne y me atraganto con un pedazo de zanahoria. Ella me dá palmaditas en la espalda y pronto aparece Betty con un vaso de agua mientras susurra con miedo: "¡Señora Metro, se atoró!".

Alzo mi mano para detenerla. Necesito urgentemente callar a mi hermana, la idea de despedirla pronto no suena tan descabellada repentinamente.

—¡Betty, por el amor de Dios!.

La secretaria se aleja pero me deja el vaso de agua. No es que yo sea malagradecida, pero es intensa en demasía.

—¡Qué dramatismo, yo solo dije una realidad! —Roxanne sonríe con malicia— ¿Acaso el gran Metroman no tiene noches apasionadas con su esposa? Si es así entonces se me cayó un ídolo, hermanita.

Niego en desaprobación.

—¡Cállate, Roxi!

—¡Ay!, pero no te enojes, eh... Solo fue un comentario-

—Qué comentarios los tuyos, dora la exploradora.

—¡Las dos tenemos corte punk, idiota!

—Silencio, soy la jefa aquí —puntualizo y ella deja de hablar inmediatamente pero me acribilla con sus ojos verdes.

Ni siquiera me percaté de que la entrevista ya ha terminado y de que mi envase de comida está completamente vacío. Jeremy cruza un par más de palabras con mi, bueno, el idiota es mi esposo.

El susodicho se aleja del entrevistador y me atrapa mirándole desde aquí arriba, en una sección donde estamos espectadores importantes. Me regala una sonrisa coqueta y un levantamiento de cejas y yo ruedo los ojos.

El vuela hasta aquí como si nada y toma asiento a mi lado con la sonrisa aún en su rostro.

—¿Lucí asombroso, verdad? —pregunta inocentemente.

—Ya sabes la respuesta —digo secamente.

—¡Mujer!, tu marido solo quiere un cumplido de su cucchurrimi —se queja dramáticamente, haciendo voltear algunas cabezas hacia acá. Yo les miro mal y vuelven a lo suyo.

—No estuvieron bien las preguntas de Jeremy, demasiado interés en tu vida personal...

—Nuestra vida personal —corrige apoyando su cabeza en mi hombro. Me siento diminuta a su lado, siempre es así sin importar que yo sea incluso un poco más alta que mi hermana, quien es relativamente alta.

Me encuentro con su mirada azul y me derrito completamente, no hay nada más que pura adoración en sus ojos mientras analiza mi rostro, desde mi frente hasta posarse en mis labios, buscando algo que sé exactamente qué es. Mis mejillas se calientan estúpidamente ante su escrutinio.

—¿Q-Qué estás haciendo? —Ttato de desviar sus pensamientos, o de desviar mi nerviosismo.

—Mirandote. Eres preciosa, ¿lo sabías? Yo creo que sí, te lo recuerdo todos los días —susurra como si fuera una cucharada de miel. Mi sonrojo aumenta, nunca cambia y siempre obtiene la misma reacción de mí incluso luego de estar un tiempo juntos.

Aunque bueno, nuestro matrimonio es reciente aún, solo un par de años en los que traté de mantener mi vida privada bajo el agua, no queriendo que incluso para ir a defecar tuviese a un canal de noticias esperando con el papel higiénico en la mano para limpiarme a cambio de responder preguntas. Uh, me desvíe.

—Tonto.

—El amor por tí me tiene así.

—Loco.

—Por tí.

—¡Te mato...-

—Mátame, pero de amor.

Suspiro con derrota y una falsa irritación. Este "hombre" me vuelve loca, me tiene perdida y a sus pies aunque no lo parezca. Es demasiado cursi, demasiado detallista conmigo... Y me encanta, lo amo.

Niego con una sonrisa y él me envuelve entre sus enormes y musculosos brazos esculpidos por entes desconocidos.

—Te amo, y más tarde te voy a demostrar cuánto.

—No lo digas en voz alta, podría ser que Jeremy quiera ir con el chisme. Yo también te amo, tontito.

Esquizofrenia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora