Hermanos McTavish

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McTavish, de mi querido Call of Duty. En este universo tiene querida gemela.

Por cierto, ellos tienen su propio libro 🫦 nomás que no lo he subido pue.

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Bubble pensó que cien flexiones no eran nada, contrastando con lo que hicieron ellos dos. Y Ghost compartía ese pensamiento. Por lo que luego de una "amable charla", al finalizar todo el discurso del viejo, el Teniente les informó a ambos acerca del castigo mayor que les impondría.

Levantarse a las cinco de la mañana nunca había sido su fuerte, pero cuando aquel rascacielos amenazó con buscarlos personalmente si no aparecían a las cinco con diez al punto solicitado, Bubble supo que no podía contradecir. Algo le dijo que, por primera vez, no hiciera una cagada y tomara aquello enserio.

Por eso, faltando cinco minutos para las cinco en punto, con una maraña de rizos negros recogidos vagamente en una coleta, y una camisa holgada con pantalones cargo, caminaba con pereza a través del oscuro y solitario pasillo. Hacía frío, pero era más el sueño que tenía.

Dentro de ella rezaba para que el engendro con el que había compartido líquido amniótico también fuera al encuentro con el "recuerdame".

Bostezó y se rasco la frente, ¿por qué le picó la frente? No sabía, seguro por levantarse demasiado temprano. Muy temprano.

Entre pensamientos soñolientos y pasos perezosos, Bubble logró llegar hasta la entrada de los baños comunitarios, que eran usados en su mayoría por reclutas y soldados de bajos rangos. Eran unisex, así que se podían encontrar con una mamba negra al aire, o con una flor y pechugas. La privacidad nunca fue una opción en el ejército, y Bubble decía aquello por experiencia propia, ya casi no conservaba pudor u orgullo.

Nah, sí conservaba orgullo.

Una mano sujetando su frente detuvo sus pensamientos extraños. Levantando la vista, se percató de la enorme mano que la detuvo de chocar contra su superior.

—Un soldado ciego y distraído es como un perro que tiene dos patas y sangra —dijo aquella voz que no sabía cómo podía ser tan grave. Como si le hubiesen pasado una espátula por la garganta y raspado todo a su paso. Le daba risa, pero no sonaba tan mal. Respecto al comentario, no buscó entenderlo siquiera.

—Buenos días, estrellitas. La tierra les dice hola —murmuró ella, aún adormilada, por lo que en vez de alejarse de la mano de su superior, se apoyó ahí y cerró los ojos un momento.

Hasta que sintió una ráfaga de viento y abrió los ojos. Sus pies dieron un brinquito y se despabiló completamente al casi caerse. Observó alarmada hacia los lados y Ghost negó. Ese par era un dolor de bolas.

—Bu-Bubble, ¿recuerdame por qué entré al ejército? —Soap apareció de la nada, entre la negruna parcial del pasillo. Su mohawk se encontraba algo extraño, y su ropa arrugada. Por obra del Espíritu Santo, Soap vestía las mismas prendas que su hermana. Una camiseta holgada y arrugada con los cargos negros. Ghost entrecerró los ojos, no sabía si le estaban tomando el pelo o qué.

Lo que él no sabía era que siempre les pasaba eso a los mellizos. Ellos lo llamaban "ultrainstinto", cada vez que coincidían con la misma ropa. Desde niños les pasaba y era divertido. Pero en ese momento no les pudo importar menos.

—El baño está detrás, deben lavarlo todas las mañanas por una semana y terminar antes de las seis en punto. Además, le notifiqué a Price para que los reclutas ensuciaran lo más posible el baño —informó Ghost como si nada, sin importarle las miradas azuladas cargadas de molestia que recibió. A ese par les faltaba disciplina y respeto.

—¿Quedó claro?.

—Eh, sí.

—Claro, LT.

Ghost negó.

—¿¡Quedó claro!? —preguntó nuevamente

—¡Sí, señor!.

—Bien, no les quito más tiempo.

Soap fue el primero en asomarse al baño. Ni en sus pesadillas más horribles pasaba algo como lo que estaba viendo. Parecía una escena de película distópica.

Ambos negaron al mismo tiempo. La habían cagado en grande y ahora debían limpiar un baño que en los lavamanos abundaban vellos de partes dudosas del cuerpo, probablemente de la barba, pero no querían confiar. Además, las papeleras estaban colapsadas y las duchas eran un auténtico homicidio.

—Por tu culpa, como siempre —culpó Bubble a su mellizo.

Soap negó con la voz.

—Cállate, sabes que fue por tí.

No discutieron más. Bajo la mirada casi oculta de su Teniente, agilizaron unas escobas y bolsas de basura. A las cinco y treinta el baño era todo un manojo de espuma, y Ghost se salió y vigiló desde la puerta. Aunque de verdad pensó que ese castigo funcionaría para hacerlos entrar en razón, parecía que no iba a ser así; Soap recogió una bola de espuma del suelo y la colocó en el cabello sudado y recogido de su hermana. Ella le respondió peinando su mohawk con el cepillo de la escoba y empujando su cuerpo, provocando que cayera en el balde donde metían el trapeador y llenándose de porquerías.

Hasta de caca, probablemente.

—¿Qué hiciste?.

—¡Tú empezaste! Mírame el cabello, esa espuma es residuo de fluidos humanos, adefesio.

Soap tomó los cabellos del trapeador y lo lanzó al rostro de su hermana, impactando rápidamente. Él soltó un sonido burlesco, que borró rápidamente al sentir un chorro de jabón líquido empapar su hermoso y escultural rostro.

Para ese entonces, el Teniente ni siquiera estaba ahí solo, Price lo acompañaba. Por más que el Capitán aguantara la risa, terminó cediendo cuando Soap dejó que un lavabo se llenara hasta el tope y metió el rostro de su hermana ahí.

—Soa- Glu, glu, glu. ¡Me las v-. ¡A paga-. —Bubble sentía cómo tragaba agua.

—¿Siempre son así? —preguntó el Teniente, con su típico tono estoico.

—No diría siempre, pero sí todo el tiempo.

Ghost frunció el entrecejo bajo su máscara.

—Ese par... Mmm. Siempre encontrarán la forma de molestar al otro, de tratar de superar al otro y de ver la vida de colores. La mayoría de las veces es molesto su comportamiento, muchas veces se les agradece silenciosamente —El mayor contó, recordando todo lo que había visto de los hermanos. Luego sonrió.

—Te acostumbrarás.

Esquizofrenia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora