《 La prueba de la sanación 》

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El grito de Haechan resonó en la pequeña casa como un trueno, despertando a todos en un instante. El joven estaba empapado en sudor, con la respiración agitada y los ojos llenos de terror, tratando desesperadamente de distinguir la realidad de la pesadilla que acababa de experimentar. Los recuerdos del campo lo envolvían como un manto oscuro, impidiéndole encontrar la paz que tanto anhelaba.

-¡Haechan! -La voz de Mark rompió el caos que bullía en la mente de Haechan, cortando el silencio con un tono firme pero lleno de preocupación.

Mark entró corriendo en la habitación, seguido de Jaemin, Renjun, Chenle y Jisung, quienes también habían sido despertados por el grito.

Todos se acercaron con expresiones preocupadas, pero fue Mark quien tomó la iniciativa, movido por una urgencia que no podía ignorar. Se sentó en la cama junto a Haechan y lo envolvió en sus brazos, sosteniéndolo con fuerza mientras este intentaba reprimir los sollozos que brotaban de su pecho.

-Estoy aquí. Estoy contigo, Haechan -susurró Mark con voz suave, acunando la cabeza de Haechan contra su pecho. La fuerza con la que lo sostenía parecía transmitirle el mensaje de que, mientras él estuviera allí, nada malo podría alcanzarlo.

Haechan, todavía temblando, permitió que Mark lo abrazara, aferrándose a él como si su vida dependiera de ello. El resto de los amigos se quedaron en silencio, respetando el espacio que necesitaba, aunque sus miradas estaban llenas de preocupación y un deseo profundo de ayudar.

Jaemin fue el primero en romper el silencio entre ellos.

-Haechan, estamos todos aquí. No tienes que pasar por esto solo -dijo Jaemin, su voz cargada de cariño.

Chenle, con un tono más suave de lo habitual, añadió- Si necesitas hablar o simplemente que estemos aquí, lo haremos. Todos estamos contigo.

Jisung, aún algo tímido pero decidido, dijo - No importa lo que pase, no vamos a dejarte solo. Somos una familia.

Haechan no respondió de inmediato, luchando por encontrar palabras que pudieran expresar lo que sentía en ese momento. El terror y la culpa seguían envolviendo su mente, impidiéndole procesar lo que sus amigos le decían.

-Voy a preparar un té caliente -dijo Renjun suavemente, dándose cuenta de que lo mejor era darles un poco de espacio-. Jaemin, Chenle, Jisung, ¿me ayudan?

Jaemin asintió rápidamente, entendiendo el mensaje no verbal de Renjun. Con una última mirada de apoyo hacia Haechan, se dirigieron a la cocina, dejando a Mark y Haechan solos en la habitación.

Cuando los demás se fueron, la presión en el pecho de Haechan pareció aliviarse un poco, aunque las sombras de su pesadilla aún lo rodeaban. Mark continuó acunándolo, su mano acariciando suavemente su espalda en un gesto tranquilizador.

-No tienes que hablar si no quieres, Haechan, pero estoy aquí si necesitas sacarlo -dijo Mark, su voz llena de paciencia y comprensión.

Después de unos minutos en silencio, Haechan finalmente se atrevió a romper la barrera que había construido alrededor de sus emociones. Su voz era apenas un murmullo, quebrada por la angustia-: Lo siento... No quise asustarlos.

Mark negó con la cabeza, manteniendo su tono firme pero cálido-: No tienes que disculparte por nada, Haechan. Has pasado por cosas que nadie debería experimentar. Es natural que esos recuerdos te persigan. Es una reacción humana, y nadie aquí te culpa por eso.

Haechan se apartó ligeramente de Mark, lo suficiente como para ver su rostro, y por un momento, sus ojos se encontraron. En los ojos de Mark, Haechan vio algo que no había visto en nadie más: una comprensión profunda y genuina. Le tomó un momento reunir el valor necesario, pero finalmente decidió hablar.

-Fue... fue sobre mi familia -comenzó Haechan, su voz temblando mientras trataba de mantener la compostura-. No pude salvarlos, Mark. No pude hacer nada. Cada vez que cierro los ojos, los veo... veo cómo los separan de mí, cómo se los llevan. No puedo dejar de pensar que debería haber hecho algo más, algo diferente.

La voz de Haechan se quebró, y las lágrimas que había intentado contener comenzaron a caer sin control.

Mark lo escuchó en silencio, permitiendo que cada palabra se derramara sin interrupción.
Sabía que lo que Haechan necesitaba en ese momento no eran respuestas, sino alguien que simplemente estuviera allí, alguien que entendiera su dolor sin juzgarlo.

Cuando Haechan finalmente se quedó sin palabras, con los ojos llenos de lágrimas, Mark tomó su rostro entre sus manos y lo obligó a mirarlo.

-Escúchame bien, Haechan. Lo que pasó no fue tu culpa. No pudiste haber hecho nada para cambiar lo que ocurrió. Esos monstruos no te dieron ninguna opción. No puedes seguir castigándote por algo que no estuvo bajo tu control.

Haechan cerró los ojos, sintiendo el peso de las palabras de Mark, pero aún luchaba por aceptarlas. Había pasado tanto tiempo culpándose, sintiendo que podría haber hecho algo más, que escuchar a alguien decirle lo contrario le parecía casi imposible de creer.

-No sé si puedo dejarlo ir, Mark -admitió Haechan con un susurro lleno de desesperación-. Siento que si lo hago, será como si los olvidara, como si dejara de importarme.

Mark lo miró con ternura y comprensión- No los vas a olvidar nunca. Siempre estarán contigo, en tus recuerdos y en tu corazón. Pero aferrarte al dolor no es lo que ellos querrían para ti. Estoy seguro de que lo que ellos querrían es que vivas, que encuentres la felicidad, que sigas adelante. Y no tienes que hacerlo solo. Estoy aquí contigo, todos nosotros estamos aquí contigo.

Las palabras de Mark tocaron algo profundo en Haechan. Por primera vez en mucho tiempo, sintió que tal vez era posible seguir adelante sin dejar atrás a los que había perdido, sino llevándolos consigo de una manera que no lo destruyera.

Mark, notando el leve cambio en la expresión de Haechan, continuó hablando en un tono suave pero decidido- Sé que es difícil, Haechan. Nadie espera que superes todo esto de un día para otro. Pero estoy aquí para recordarte que no tienes que cargar con todo este peso tú solo. Deja que nosotros te ayudemos. No estamos aquí solo para los buenos momentos, sino también para los momentos más oscuros.

Haechan asintió lentamente, aún tratando de asimilar todo lo que Mark le había dicho. Hubo un largo momento de silencio antes de que Haechan se atreviera a hablar de nuevo.

-Gracias, Mark -susurró Haechan, sintiendo una calidez en su corazón que no había sentido en mucho tiempo- No sé qué haría sin ti.

Mark sonrió, y por un momento, sus ojos brillaron con algo que Haechan no pudo identificar del todo, pero que le dio una sensación de seguridad.

-No tienes que hacerlo solo. Siempre estaré aquí para ti, Haechan.

Esa noche, Haechan volvió a dormir, esta vez con Mark a su lado, y aunque los fantasmas del pasado seguían presentes, por primera vez en mucho tiempo, no se sintió tan solo. A su lado, Mark se mantuvo despierto un poco más, asegurándose de que Haechan estuviera realmente en paz antes de permitir que sus propios ojos se cerraran.

Mientras tanto, en la cocina, Renjun, Jaemin, Chenle y Jisung se encontraban alrededor de la mesa, compartiendo una silenciosa preocupación por su amigo. Aunque ninguno lo dijo en voz alta, todos sabían que algo había cambiado esa noche. Habían visto una grieta en la armadura que Haechan llevaba, una grieta que, con suerte, podría ser el comienzo de su sanación.

-Mark lo está cuidando bien -murmuró Renjun, rompiendo finalmente el silencio.

Jaemin asintió- Lo sé. Pero nosotros también tenemos que estar aquí para él. No podemos dejar que se hunda de nuevo.

-No lo haremos -respondió Chenle con firmeza- Haechan es fuerte, pero incluso los más fuertes necesitan ayuda a veces.

Jisung, con una mirada determinada, añadió- Y vamos a asegurarnos de que siempre la tenga, no importa qué pase.

Con esa resolución en mente, el grupo se dispuso a cuidar de su amigo, sabiendo que la batalla no había terminado, pero también que, juntos, podrían enfrentar lo que fuera que viniera.

El Retorno del Sentir《 Markhyuck 》✔︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora