Prologo

373 55 2
                                    

"T/N!" El grito resonó en la habitación, captando la atención de los transeúntes afuera. La confusión y la preocupación se apoderaron del ambiente.

Un joven de unos 15 años, vestido con pantalones negros anchos, zapatos blancos con bordes negros y una camisa negra con un logo de carita feliz en la espalda, despertó de su ensueño por el grito.

"¿Qué pasa, doc?" preguntó el chico, con los ojos aún brillando de curiosidad mientras se levantaba del sofá y se acercaba al cuadro de un payaso sonriente en la pared. "¡Ese payaso se ve genial!"

La mujer que había gritado era una psicóloga de mediana edad, vestida con ropa formal y mostrando una expresión de frustración contenida. Se acercó a él con seriedad.

"T/N, ya van cuatro años que te lo he recordado. No soy tu doctora, soy tu psicóloga," dijo con un suspiro exasperado.

"¡Oh, vamos, doc! ¿Acaso no es lo mismo? Ambos intentan 'arreglar' a las personas, ¿no?" respondió T/N con una sonrisa amplia, desviando su atención hacia el cuadro con entusiasmo. "¡Mira qué colorido es! Me hace sentir tan alegre.!"

Otro suspiro salió de la psicóloga mientras se acercaba, recogía algunos papeles de la mesa cercana y se sentaba con aire de preocupación.

"T/N, necesitamos hablar en serio. Han pasado cinco años desde que llegaste y no has mostrado ningún progreso," dijo, hojeando los papeles con determinación.

"¡Pero doc, todo ha cambiado! Me siento INCREÍBLE!" T/N exclamó, manteniendo su sonrisa ancha y brillante.

"T/N, dime cuántas pastillas tomas al día," preguntó la psicóloga con tono firme.

Un largo silencio llenó la sala mientras se miraban fijamente. T/N, aún sonriendo, desvió la mirada antes de responder con una sonrisa forzada.

"¡Las mismas que el día que me las recomendaste, por supuesto!" dijo, acomodándose en el sofá con una actitud despreocupada. "¡No hay problema, solo más energía para todos!"

"T/N, sé sincero ahora," insistió la psicóloga, su mirada reflejando exasperación genuina.

El silencio se volvió aún más incómodo. Finalmente, T/N respondió con ligereza:

"¡Vamos, doc! No puedo cambiar de humor tan rápido. ¡A veces un poco de entusiasmo extra es justo lo que necesito!"

"Seis pastillas al día, como es habitual," dijo, mientras intentaba encontrar algo en el sofá que no había perdido en primer lugar.

Por primera vez, la psicóloga mostró una emoción distinta

preocupación....

"T/N, ¡Dios mío! Eso es el triple de lo que te recomendé," dijo, acercándose rápidamente para tomar su rostro y forzarlo a mirarla.

"Pff, ¿de qué te preocupas? Unas pastillas de más no pueden hacer tanto daño, ¿verdad?", respondió T/N, tratando de apartar sus manos.

"Esas 'pastillas de más' pueden poner en peligro tu vida, T/N," exclamó la psicóloga, visiblemente alterada, mientras se dirigía a su escritorio.

"Perdona, pero voy a tener que cancelar tu prescripción," dijo, levantando el teléfono con una mano temblorosa.

Cuando intentó levantar el teléfono, una mano se lo impidió.

"T-T/N...?" Tartamudeó la psicóloga, sintiendo cómo T/N se había acercado tan rápido a su espalda.

"¡Vamos, doc, no PU-puedes hacer eso!" T/N intentó mantener un tono alegre, aunque su voz temblaba ligeramente. "¡Estoy bien! Solo estoy en un momento... de colores brillantes y sonrisas grandes, ¿sabes?"

Sexy Drug (Gravity falls x Lector)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora