⋆ ˚｡⋆୨୧˚ 𝓜𝓲 𝓫𝓮𝓵𝓵𝓸 𝓿𝓲𝓸𝓵𝓲𝓷𝓲𝓼𝓽𝓪 ˚୨୧⋆｡˚ ⋆ || ✩ ɴᴇᴘᴛᴜɴᴏ x ᴜʀᴀɴᴏ ☆

·͙⁺˚*•̩̩͙✩•̩̩͙*˚⁺‧͙⁺˚*•̩̩͙ sᴇɢᴜɴᴅᴀ ʏ ᴜ́ʟᴛɪᴍᴀ ᴘᴀʀᴛᴇ •̩̩͙*˚⁺‧͙⁺˚*•̩̩͙✩•̩̩͙*˚⁺‧͙

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Neptuno miraba con ternura a su amado Urano, quien se encontraba enrollado en sus brazos pero inundado en sus pensamientos. Estaban en la casa que empezaron a compartir juntos, específicamente en su habitación acostados en la cama.

- ¿Qué piensas, cariño? - preguntó Neptuno suavemente, acariciando el cabello de su pareja. Urano ni volteo a verlo, evitaba el contacto visual.

- No soy suficiente... - murmuró. Su voz era apenas un susurro, pero cada palabra estaba impregnada de un peso abrumador - Nunca seré tan brillante como los demás, no soy nada a comparación de ellos - se separa del abrazo que estaba compartiendo con Neptuno.

Neptuno sintió un leve dolor en el pecho al escuchar esas palabras. Sabía que Urano seguía todavía con sus inseguridades sin importar que ya haya pasado un año, pero también sabía que detrás de esos miedos había un ser hermoso, lleno de luz, que no podía ver su propio valor.

- Eso no es verdad, Uri - dijo Neptuno con firmeza, tomando la mano de su compañero entre las suyas - Eres mucho más de lo que crees. Eres único. Tu luz es especial, tan hermosa que las estrellas envidian tu resplandor

Urano lo miró con ojos húmedos, sin estar completamente convencido. Neptuno soltó un suave suspiro antes de sonreírle con dulzura. Sabía que las palabras no siempre eran suficientes para sacar las dudas más profundas, pero estaba decidido a recordarle a Urano lo increíble que era, una y otra vez, hasta que él mismo pudiera verlo, además de que ya lo había hecho antes.

- Ven aquí - Neptuno tiró suavemente de Urano hasta que sus cuerpos volvieran a quedar juntos. Lo abrazó con fuerza, dejándole saber, sin palabras, que estaba allí para él. Que siempre lo estaría.

Urano se permitió relajarse un poco en el abrazo de Neptuno, el cual emanaba una calidez que calmaba sus miedos, aunque fuera por un momento. Cerró los ojos y dejó que el amor de Neptuno lo envolviera, como si fuera un manto protector contra sus pensamientos oscuros.

- Me siento tan... Horrible... - confesó Urano, hundiendo su rostro en el hombro de Neptuno.

- Eres perfecto así como eres - susurró Neptuno - Cada parte de ti es valiosa, incluso las que no te gustan. Pero estoy aquí para ayudarte a ver eso. Lo haremos juntos

Las palabras de Neptuno eran suaves, pero llenas de amor incondicional. Sentía cada una de ellas profundamente en su corazón.

- Gracias... - murmuró finalmente, su voz llena de gratitud- No sé qué haría sin ti - Neptuno sonrió, acercándose para plantar un suave beso en la frente de Urano.

- No tienes que averiguarlo - respondió con un tono juguetón, pero lleno de verdad - Porque no te voy a dejar solo nunca

Urano cerró los ojos, dejando que las lágrimas que había estado reteniendo finalmente cayeran. Su cuerpo se estremeció levemente en los brazos de Neptuno, como si ese contacto fuera su único ancla en medio del vacío que sentía.

- No quiero ser una carga para ti - repitió con voz rota, su respiración entrecortada - Me duele sentir que no puedo ser lo que esperas

Neptuno lo sostuvo con firmeza pero con una ternura. En ese momento, no había nada más importante para él que demostrarle a Urano que su amor no se basaba en las expectativas, sino en la esencia misma de quien era. Neptuno siempre había visto en Urano algo que él mismo no podía ver: una luz que brillaba incluso en sus momentos más oscuros, una melodía tan divina.