𝗟

133 18 33
                                    

La colorada ingresaba al hospital como cada día desde hacia ya 10 meses, hoy era un día como otros, caminaba hacia la habitación de su novio para no salir de ahí hasta que se haga de noche

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La colorada ingresaba al hospital como cada día desde hacia ya 10 meses, hoy era un día como otros, caminaba hacia la habitación de su novio para no salir de ahí hasta que se haga de noche.
Sabia que en cualquier momento podría pasar lo que menos quería, la partida del amor de su vida.

Pero ella sabía que no, que su novio era fuerte y podría soportarlo, e incluso creía en la esperanza de que el tratamiento haga efecto y pueda llegar a curarse, todo menos morir.

Entró a la habitación y vio a su novio pintando en una pequeña libreta, no pudo evitar sonreír.
Él no se había dado cuenta de que ella estaba ahí pues estaba concentrado pintando.

Emilia se acercó y se sentó, llamando la atención de Mauro, quien sonrió con debilidad, se sentía muy cansado últimamente, el dolor lo consumía cada día más.

─ ¿Que pintas? ─ Preguntó sonriendo mientras miraba el cuaderno pintado.

─ A nosotros. ─ Cuando Emi escuchó eso, su corazón se rompió en mil pedazos, quería llorar, pero se controló y sonrió mirando el dibujo.

Miró el dibujo, y sonrió inmensamente al verlo, eran ellos dos en un campo, tomados de la mano.

─ Amor

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

─ Amor... es hermoso. ─ Siguió viendolo bajo la mirada de su novio, que la miraba emocionado.

─ Quédatelo, es para vos, quiero que siempre que lo veas te acuerdes de mí, y de lo mucho que te amo, porque yo no podré estar allí para decírtelo.

Cuando Emilia escuchó esas palabras, miró a su novio de inmediato, negó con la cabeza.

─ No mi amor, vos si vas a estar, porque te vas a curar, no digas eso, no quiero escucharte diciendo que te vas a ir, vos te vas a quedar conmigo y seremos felices. ─ Tomó su mano y la acarició mientras las lagrimas ya amenazaban con caer.

─ Es algo inevitable, Emi... Yo ya lo acepté, te toca a tí. ─ Emilia volvió a negar, ella no quería aceptarlo, no podía.

hasta el final, duki.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora