Día 3

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En la mañana me levanté para ir a trabajar, mis compañeros preguntaron por el teléfono y les conté que lo devolví y que no quería hablar al respecto. En la hora de almuerzo hablé con mi amiga sobre el número desconocido que me habló, me dijo que no conocía el número y que estuve bien en bloquearlo. Al salir del trabajo tuve que ir a hacer mis compras de la semana, pensé que esta semana estaba empezando mal así que compré ingredientes para cocinar un dulce y así alegrarme un poco.

Llegué a mi casa y me puse manos a la obra, me puse delantal y saqué todos los ingredientes. Mientras preparaba la masa escuché que alguien tocaba la puerta, no tuve más opción que ver quién era, ya que se podía notar claramente que había alguien en la casa y no quería ser descortés. Miré por un lado de la ventana y no se veía nadie, así que volví a la cocina para seguir preparando la masa. Cuando volví noté que tenía un mensaje que decía: “¿Me desbloqueaste? ¿Quieres saber quién soy?” Mi corazón empezó a latir tan fuerte que tuve que sentarme para que no me diera un ataque al corazón. Pensé en qué momento pude haber desbloqueado a esa persona sin darme cuenta ¿Cuándo le mostré el número a mi amiga? ¿Me habré echado el teléfono prendido al bolsillo? Antes de seguir pensando en posibilidades me llegó otro mensaje “Yo también me arriesgo a que tu no seas una buena persona”, le respondí con indignación que él fue el que me habló, yo debería tener cuidado, y cuando estaba a punto de bloquearlo me respondió “entonces hablemos y me presento”, dudé si responderle o no, así que lo dejé ahí y seguí con mi dulce, frustrada de que aquel tipo me haya arruinado mi momento de cocina.

¿Es tuyo este teléfono?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora