Entonces Jacinto cerros sus ojos, disfrutando esos últimos rayos de sol que acariciaban su rostro, y lo ayudaban a luchar contra el frio que lo estaba atrapando, uno que lo hacía sentir aterrado y con el que no evitar soltar un par de lágrimas.
-Por favor- suplico Apollo aferrándose al débil cuerpo de su amado -Por favor abre los ojos, no me dejes, no puedo perderte, no a ti.
Y aquello era la primera vez que el Dios del sol, del brillo de aquel astro, derraba una lagrima, misma que brillante cayó sobre el rostro de Jacinto que cada vez estaba más pálido. Ni siquiera pensó gritar o herir a Céfiro, este miraba la escena totalmente en silencio, con sus ojos enrojecidos no podía creer que su imprudencia causara tanto dolor, sus celos destruyeron la vida de quien amaba.
-Por favor Jacinto- suplicó por última vez lleno de dolor Apollo, un llanto que se escuchaba en cada rincón de la tierra y hasta el olimpo era testigo.
Sabía que no había nada que hacer, que el inframundo reclamaba su alma, que lentamente la vida acababa en el hermoso rostro que tantas veces admiro y beso. Sin poder detener su fin, se aferró al cuerpo de su amado dejando sus lágrimas doradas llenaran la piel de Jacinto.
Su cuerpo lentamente brillo, se llenó de luz y empezó a empequeñecer, cada vez más diminuto, pero tan brillante como el sol, a volverse un hermoso ramillete de flores amarillas que crecían ahí donde antes yacía su cuerpo.
Apollo paralizado miro el suelo, no era el primer amante en su vida, pero nunca había amado a nadie como a él, y estaba seguro que nunca lo haría...
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Historias Griegas
РазноеSolo un conjunto de historia entre humanos y dioses basados en la mitología griega