Jeon JungKook, un alfa vaquero rico pero solitario, lleva una vida tranquila en su rancho hasta que conoce al encantador Sobong Minsiuk, un omega y hijo del nuevo banquero del pueblo. Su primer encuentro es una chispa inesperada que enciende una atr...
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El sol brillaba intensamente sobre el pequeño pueblo, un lugar que estaba a punto de recibir una nueva ola de frescura con la llegada de los Sobong.
Las calles estaban llenas de curiosos que esperaban con ansias conocer a los nuevos residentes, especialmente cuando se supo que el padre del joven era el nuevo banquero.
Jeon JungKook, un alfa vaquero de aspecto rudo pero con una riqueza considerable, observaba desde su posición en el centro del pueblo. Aunque era el más adinerado de la región, era conocido por su carácter solitario. Vestido con un elegante conjunto vaquero, JungKook era la imagen misma del atractivo rudo.
El alcalde del pueblo, Kim Namjoon, un alfa de gran porte y presencia imponente, estaba en el centro de la plaza, preparándose para recibir a los nuevos residentes. La multitud estaba expectante, con murmullos de anticipación llenando el aire.
Los carruajes de los Sobong finalmente llegaron, y el primero en salir fue Sobong Jun, el nuevo banquero del pueblo, con una postura digna y una sonrisa amable. A su lado, el joven Sobong Minsiuk descendió del carruaje con una gracia delicada. Su presencia era un contraste perfecto con el bullicio que lo rodeaba. Minsiuk llevaba un parasol blanco que sujetaba con sus manos enguantadas, y su expresión dulce y sumisa cautivó a todos los presentes.
JungKook observó al omega con interés. No era solo el atractivo de Minsiuk lo que capturaba su atención, sino también la forma en que los alfas del pueblo se volvían casi frenéticos al verlo. La combinación de la elegancia de Minsiuk y su aparente vulnerabilidad había creado un alboroto entre los alfas de la zona.
El alcalde Namjoon se acercó al banquero y, con un gesto respetuoso, dijo:
—Señor Sobong, es un honor recibirlo en nuestro pueblo. Permítame presentarle a Jeon JungKook, uno de los ciudadanos más destacados y un pilar de nuestra comunidad.
JungKook se acercó, ajustando su sombrero vaquero mientras ofrecía una sonrisa cortés.
—Señor Sobong, un placer conocerlo. Soy Jeon JungKook. Me alegra tener la oportunidad de darle la bienvenida en persona.
Sobong Jun asintió con gratitud y luego llamó a su hijo.
—Minsiuk, ven aquí. Quiero presentarte al señor Jeon.
Minsiuk se acercó con pasos suaves, su parasol moviéndose ligeramente con el viento. Sus ojos, grandes y llenos de curiosidad, se encontraron con los de JungKook.
—Encantado de conocerle señorito Minsiuk —dijo JungKook, inclinando la cabeza en señal de respeto.
Minsiuk sonrió tímidamente y respondió:
—El placer es mío, señor Jeon.
Mientras tanto, un criado de los Sobong había comenzado a repartir golosinas entre los niños del pueblo, que se agolpaban alrededor con alegría. Minsiuk, con una sonrisa suave, se unió a la distribución de dulces, haciendo que los pequeños cachorros rieran y se divirtieran.
Sobong Jun observó con orgullo a su hijo y explicó a JungKook:
—Minsiuk siempre ha tenido una gran inclinación hacia los niños. Estaba estudiando para ser maestro antes de mudarnos aquí. Le encanta ver a los pequeños felices y bien cuidados.
JungKook observó a Minsiuk mientras interactuaba con los niños, notando la genuina calidez en su actitud. El vaquero no pudo evitar sentirse conmovido por la delicadeza del omega.
—Parece que es una persona maravillosa —comentó JungKook—. Estoy seguro de que será una gran adición a nuestro pueblo.
Minsiuk, al escuchar esto, levantó la vista y vio a JungKook con una sonrisa tímida.
—Gracias, JungKook. Estoy muy emocionado de estar aquí y conocer a todos.
La interacción fue breve pero significativa. Mientras el evento continuaba, JungKook no podía evitar sentir una creciente admiración por Minsiuk. A pesar de su vida solitaria, el vaquero se encontraba intrigado por el joven omega, cuya presencia delicada y dulce parecía ser una bocanada de aire fresco en su vida.
Con el sol descendiendo lentamente sobre el horizonte, el pueblo comenzó a acostumbrarse a los nuevos residentes, y la primera impresión que Minsiuk había dejado en todos, especialmente en JungKook, prometía ser solo el comienzo de una historia que aún estaba por escribirse.
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