Capítulo 3

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Llegue a casa en eso de las ocho de la noche, mamá estaba preparando la cena mientras papá esperaba en la mesa con su celular.

—¿Cómo te fue hoy? —dijo papá apartando la vista de ese aparato que lo consume todo el tiempo.

—Siendo honesta creí no encontraría, era el sexto lugar al que entraba pero por suerte empecé hoy.

—¿Y sobre qué es cariño? —dijo mamá mientras metía la lasaña al horno.

—Una librería

—No está mal —dijo papá

—Recuerda que la próxima semana llevas tus papeles a la universidad.

¡Mierda! había olvidado la universidad. Solo espero la señora Vane quiera darme un horario saliendo de las clases.

—Lo había olvidado pero mañana lo hablaré con la dueña

—¿Ya sabes que carrera elegirás?

—Aún no papá pero tengo este fin para saber.

—Me parece perfecto —dijo mamá

—Elige algo que quieras ¿si?, no quiero que mi hija viva infeliz toda su vida por tener un trabajo el cual no le gusta.

¡Oh, claro! como si decirles sobre que quiero estudiar diseño de modas les agradaría.

—Pues...

—Otra vez con tu capricho de diseño Halany? —me interrumpió mamá.

—Es lo que me gusta —dije levantando mis hombros

—Una carrera donde no encontrarás trabajo rápidamente.

—¡No lo sabes mamá!

—Halany no le hables así a tu madre —dijo papá serio.

—Estoy cansada que siempre quiera controlar mi vida y ¡tu papá! siempre estás de su lado. ¡Nunca toman en cuenta mi palabra y quieren hacerme a su manera!

—Halany —advirtió papá.

Me levanté de la mesa y volví a salir de la casa, solo escuché como mamá gritaba que volviera a casa y no los dejara con la palabra en la boca. ¡Al carajo!

Caminé no sé cuántas cuadras y me detuve en un parque. Solo sé que no estaba cerca de casa. Empecé a llorar de impotencia, sentía demasiado coraje. ¿Por qué nunca podían tomarme en cuenta respecto a MI vida. Siempre me he sentido como un robot, manejada por mis propios padres, más bien por mi mamá.

Escuché unas risas que provenían a lo lejos, limpie mis lagrimas, lo más seguro es que estuviera echa un desastre con todo el rímel corrido. Busque de donde venía el ruido y era un grupo de chicos fumando.

—¡Oye tú! ¡si, la chica que está viendo!

Lo que me faltaba, que un grupo de idiotas notara mi presencia cuando quería pasar desapercibida. Lo ignoré pero vi como uno se levantó de su lugar y se dirigía hacia mi.

—¿Por qué tan sola? —pregunto poniéndose delante de mi.

—No es de tu importancia.

—Salió ruda la niña— dijo levantando sus manos en forma de rendición.

—Solo déjame en paz quieres y anda con tus amigos que llevan observando desde que viniste, me incomoda.

—Solo venía a ofrecerte un poco —dijo mostrándome un cigarro.
¿Marihuana? nunca había fumado esa cosa y jamas lo haría.

—No, gracias, no consumo esas cosas.

—Está bien, puedes venir con nosotros si gustas.

—Lo pensaré y gracias—. El chico no insistió más y regresó con sus amigos. Mi celular empezó a vibrar, era una llamada de mi madre, colgué y apagué mi celular.

EndlessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora