Un encuentro.

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Cuando la conocí no sabía exactamente que pasaba por mi cabeza, por una parte estaba todo aquello que había tenido que afrontar casi sola y por otra, estaba la idea latente de querer hacer lo que yo deseara sin que nada ni nadie me dijera que no.
Yo la observe por un periodo de tiempo, tan silenciosa y analítica, con su mente ensimismada y apenas un susurro escapando de su boca alguna que otra vez. Ella quería hacer algo, supongo que como yo, se sentía sola.

Pero ella no era como yo, su porte real sobresalía en cada una de sus acciones y reacciones, rara vez la noté sobresaltada, molesta o asustada, incluso cuando con la idea de enfadarla o sorprenderla me acercaba a ella con alguna otra forma que no fuera humanoide su templanza continuaba; calmada y siempre concentrada en algun experimento para dar vida.
Una vez que supe que no lograría atemorizarla me quede muy cerca de ella, sólo observando. Quizás era la primera vez que realmente me detuve a observarla... a notar las finas y casi imperceptibles hebras de su chiclosa y espesa cabellera rosa, sus ojos oscuros que miraban con autoridad, pero con una dulzura casi inexplicable, sus manos que se notaban de un suave tono rosaceo, pero que se movían expertas entre aquella masa de sustancia acaramelada. Sin embargo ella no me miró a mi en ningún momento, ni siquiera creo que haya notado mi presencia. Solamente coexistiamos en el mismo lugar.

Hasta que decidí por fín dejarle en paz y con el silencio que me había arrastrado hacia ella, me puse en marcha de regreso a mi hogar, fue entonces cuando le oí dirigirse a mi.

-¿Te volveré a ver por aquí?
-...

Me detuve tan sólo un instante, el mismo que duró mi confusión, entonces me volví a verla y ella seguía en lo suyo, sin embargo supe que ya no estaba tan concentrada.

-Si, claro, volveré cuando hayas terminado con ésta lata.- Y entonces mi cuerpo se deslizó por el cielo con la parsimonia y suavidad de una nube hasta llegar a mi casa.

Esa noche no dormí, por mi mente se cruzaba continuamente la suave melodía de sus palabras.

Ya no me podría alejar de ella nuevamente.

Dulce y Maldito amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora