conociendo a la luz

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Cuando la primera rosa exhaló su último aliento, mi alma, mi vida, mi ser emergieron, nacidos fuera de cualquier poder terrenal. Aun así, Dios, en su infinita misericordia, decidió adoptarme en el cielo y me otorgó un nombre en honor a mi nacimiento. Fue entonces cuando lo vi por primera vez: un ángel, siempre absorto en sus pensamientos y en su inagotable creatividad. Con el paso del tiempo, nos hicimos amigos, hasta que sus sueños lo condujeron al destierro junto a aquella a quien él llamaría su esposa en un futuro, Lilith

A pesar de todo, antes de que sus visiones fueran rechazadas, sus alas irradiaban una luz deslumbrante y una alegría hermosa mientras me contaba sus historias a las puertas del castillo dorado de el cielo donde habita aun el padre. Mis oídos se deleitaban con cada palabra suya, prestando atención a sus ideas, por más extravagantes que fueran. Era como si cada científico soñador a lo largo de la historia hubiera aprendido de él, inspirándose en su audacia y creatividad, para luego ser tildado de loco por sus innovaciones.

Aunque fue desterrado del cielo por sus audaces innovaciones, su último deseo como ángel fue despedirse de mí, su querida Rosa. Nuestra amistad, tejida en los rincones más sagrados del paraíso, jamás fue olvidada, ni por el cielo ni por él, incluso a través de los milenios.

**Lucifer:** "¿Rosa?... ¿Ya te has enterado?"

Preguntó, aunque sabía que la respuesta era sí. Yo, apenas comenzando a entender que es vivir, me veía obligada a despedirme de mi mejor amigo y primer amor.

**Rosa:** "¿Por qué, Luci?... Tú no eres malo... Eres como yo... solo eres diferente."

Respondí con la inocencia de una niña, mis ojos cristalizados por las lágrimas, negándome a aceptar la realidad.

**Lucifer:** "No todos los soñadores son escuchados, pequeña. El cielo ha dejado de prestar oídos a mis sueños. Y aunque te aprecio profundamente, no puedo llevarte conmigo. Lo siento, Rosa..."

Podías ver la tristeza en los ojos de Lucifer, aunque se mantenía firme. Mi corazón, desesperado, rogaba que no se fuera sin mí, pero en lo más profundo de mi ser, sabía que debía dejarlo ir. Me aferré a él en un abrazo, consciente de que quizás sería la última vez que lo vería. Mi corazón se aferraba a su recuerdo, mientras lo observaba partir, su silueta desvaneciéndose por milenios.

Hasta que un día, llegó la noticia de una reunión con Sera, un encuentro destinado a discutir asuntos de suma importancia con la hija de Lucifer, aquel que había sido mi primer amigo y amor al que ya mi corazon no le lloraba por la costumbre de su ausencia..pero aún así estaba su luz su sonrisa...su mers presencia.

Escuché con atención, sentada en mi trono junto a Sera y Emily, mientras las voces de la discusión se mezclaban con la solemnidad de la ocasión. Fue una revelación atroz enterarme del Exterminio Anual de demonios en el Infierno, un evento sombrío que lo cubría con un velo de dolor y destrucción causado por el ángel que me pretendía, Adan. Sin embargo, más asombroso aún fue saber que Charlie Morningstar, la hija de Lucifer, estaba dispuesta a desafiar ese cruel destino y a encontrar una solución la redención siendo apoyada por Emily demostrando que el legado de su padre no se reduciría a sombras y cenizas.

Lo que yo ignoraba en aquel momento era que, antes de que Charlie emprendiera su camino hacia el Cielo, Lucifer había hecho una petición cargada de nostalgia y esperanza. Aceptó que su hija se reuniera con las huestes celestiales, pero, con voz firme y al mismo tiempo teñida de melancolía, pidió que se buscara a un ángel muy especial. Sin proporcionar demasiados detalles, pronunció estas palabras: "Busca una ángel de cabellos rojos como los pétalos más ardientes de una rosa y ojos tan verdes como el tallo que la sostiene. Su presencia será inconfundible... su nombre es Rosa."

Así, en medio de esa compleja trama de decisiones divinas y demoníacas, se tejió un hilo que conectaba mi destino con el de la hija de Lucifer, mientras el eco de su amor y nuestras historias compartidas resonaba en los pasillos eternos del Cielo y más allá.

Más tarde, antes de que Charlie y Maggie regresaran a su sombrío reino, me presenté en el último instante. Charlie, evocando las palabras de su padre—"Busca un ángel de cabellos rojos como los pétalos más ardientes de una rosa y ojos tan verdes como el tallo que la sostiene. Su presencia será inconfundible; su nombre es Rosa"—reconoció en mí la descripción exacta.

**Rosa**: ¡Señorita Morningstar!

Exclamé antes de que cruzaran el umbral de regreso a su mundo.

**Rosa**: Me presento... Soy—

Antes de que pudiera concluir, fui interrumpida.

**Charlie**: ¿Eres... Rosa, verdad?

Preguntó ella, asombrada al ver que coincidía exactamente con la descripción de su padre, mi presencia era inconfundible de una manera que desafiaba cualquier límite humano o demoníaco

**Rosa**: ¡Sí! Quería decirte que tu plan para redimir a los demonios es una innovación que no se había visto desde los días en que Lucifer caminó por aquí. Estaría encantada de ayudarte, si me das la oportunidad.

Expresé con esperanza, después de milenios de ser la Parca, cansada de llevar almas al cielo o al infierno eternamente, solo para que los ángeles eliminaran a las almas condenadas en el inframundo, aún manteniéndose en el cielo luego de esas atrocidades.

**Charlie**:claro!!! pero... debo preguntar...

con desconfianza...

**Charlie**:que eres para mí padre...por que el desea saber de un ángel?...tu...

hasta el próximo episodio espero disfruten!!!

En brazos de la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora