GTA ⭑ jenchaelisa

te necesitamos ๋࣭⭑

No hizo falta que alguna de las dos dijera algo, sólo se habían visto y sabían que esa era la indicada. Rosé tenía las pupilas dilatadas y Lisa se sentía sudada, era como magia entre ellas las ganas de buscar a dicha Jennie y quitarle las prendas que le quedaban con los dientes.

Jennie llegó a su silla y tenía cierta euforia llenando su cuerpo. Adrenalina corriendo por todas partes. Una sensación de deseo y hasta humedad entre sus piernas por el simple hecho de disfrutar la lujuria en dos pares de ojos.

Mira a través del espejo, en este está el reflejo de una mujer.

—No las vas a rechazar, ¿verdad?

—¿Crees que puedo negarme, Mina?

—Diste el mejor espectáculo de la historia de este lugar, te mereces diversión.

La nipona sonríe y se aleja rápidamente. Jennie suspira y arregla su labial, esperando impaciente a lo que sea que ocurrirá ahora. Porque aunque ella ya haya aceptado alguna que otra propuesta antes, no es lo mismo que hacerlo con dos calientes mujeres a la vez que buscan en ella una salida a su monótona vida. Jennie lo puede saber por la forma en que la miraban, por como estaban vestidas, por el hecho de que no las había visto antes en lugares parecidos.

Esas mujeres querían un juguete para no sentirse aburridas y Jennie estaba dispuesta a serlo. A ser maltratada y maltratar también, usar sus encantos por un poco de diversión, disfrutar de su cuerpo y deseos porque no era ninguna santa y adora la idea de pecar ante los ojos de Dios.

Al pasar los segundos, su piel caliente se derrite ante la imaginación de una aventura como aquella. Pensar en estar apretada entre dos cuerpos como aquellos provocaba un goteo incapaz de controlar.

Cuando esos ojos aparecen detrás de ella, sonríe con malicia. Se pone de pie y gira, quedándose frente a frente, mirándose con tal brillo que iluminaban sus más ocuros pecados.

—Te necesitamos—dice Lalisa con honestidad, fuerte y claro, dejando en evidencia que no está con ganas de dar vueltas al asunto.

Jennie levanta las cejas ante el atrevimiento. —¿Y qué gano yo?

—Pide y se te dará—vuelve a hablar la pelinegra.

La neozelandesa de cabello castaño pasa su lengua por sus labios, dando pasos lentos se acerca a ellas, se permite levantar ambas manos y tocar una mejilla de cada una. Las mira unos segundos, tomándose su tiempo para estudiar sus facciones y expresiones.

Lisa tiene buenos ojos y Rosé tiene buenos labios. Jennie inspecciona a ambas con placer, notando cosas que le gustan más y más.

—Al final de la noche les diré qué quiero, ¿qué les parece?—pregunta Jennie ladeando la cabeza y aún con una sonrisa coqueta.

—Perfecto.