Tu jardin

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Tú solo me ofreces tu infierno y decadencia continua no puedo negar que he aprendido a jugar con tus demonios en el jardín, en el calor de tus labios que me producen una calentura espontánea.

Mis alegrías han sido en ese jardín en el cual pocas veces jugué, por tu miedo a salir o por tú falta de amor. Yo era un ángel con alas hasta que me llevastes a conocer tu jardín aquella tarde de noviembre mientras esperábamos el frió del invierno.

He caído del cielo y he roto mis alas por la tentación que eras. Aprendi a volar con las alas rotas pero en nuestra chispa de lujuria se terminaron de quemar cuando atravesé el caliente umbral de tu retorcido cielo.

Ahora me encuentro entre el cielo y el infierno, entre superarte y olvidarte o en el sentimiento de aferrarme a algo que nunca sucederá pero mantiene la esperanza a tientas de la realidad. Estoy entre un sueño de fantasía y la cruda realidad.

Amar en silencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora