Six

17 0 0
                                    

Jihoon

Hoy ha sido un buen día. Todo parece ir bien, como si el universo estuviera alineado a mi favor por primera vez en mucho tiempo. Mientras camino por los pasillos de la universidad, siento una calma que había olvidado que existía. Mi mente, que solía estar llena de dudas y conflictos, ahora está tranquila, centrada. Estoy feliz de que las cosas con Seungcheol estén mejorando, de que por fin estemos dando pasos hacia adelante.

De repente, mi teléfono vibra en el bolsillo. Lo saco con curiosidad y veo un mensaje de Seungcheol. Solo su nombre en la pantalla me hace sonreír, y cuando abro el mensaje, no puedo evitar reír un poco.

Seungcheol: ¿Jihoon, cómo te sentirías si esta noche tuviéramos una cita especial en el Río Han? Prometo que será una noche que no olvidarás. Te recogeré después de tu turno en la cafetería. No puedo esperar para verte.

Mi corazón late con fuerza mientras leo y releo sus palabras. ¿Una cita? ¿En el Río Han? Se siente como algo sacado de una película, algo que nunca pensé que viviría en la realidad. Sin dudarlo, respondo que sí. Lo cierto es que he estado esperando una oportunidad como esta, una en la que podamos estar juntos, sin las sombras del pasado acechando cada palabra, cada mirada.

Termino mis clases y me dirijo a la cafetería. Hoy es el día en que por fin hablaré con Seokmin, y aunque he estado evitando este momento, sé que es necesario. No quiero dejar nada pendiente, especialmente si Seungcheol y yo estamos empezando de nuevo.

Cuando llego, Seokmin ya está ahí, preparando su área de trabajo. Me acerco, y cuando me ve, su expresión cambia. No hace falta decir nada, ambos sabemos de qué se trata. Respiro hondo antes de comenzar.

—Seokmin, creo que necesitamos hablar —digo, tratando de mantener mi voz firme—. Sobre lo que pasó, y sobre nosotros.

Él asiente, bajando la mirada.

—Lo sé, Jihoon. No fue fácil para mí, pero entiendo que tu corazón pertenece a otra persona.

Hay un momento de silencio, y luego continúo.

—Lamento haberte confundido, Seokmin. De verdad aprecio todo lo que hemos compartido como compañeros, y no quiero que esto afecte nuestra relación profesional. Tal vez en el futuro, cuando todo esto quede atrás, podamos ser amigos.

Seokmin me mira, y aunque hay dolor en sus ojos, también veo aceptación.

—No te preocupes, Jihoon. Me alegra que seas honesto conmigo. Supongo que necesitaba escuchar esto para poder seguir adelante.

La conversación es breve, pero necesaria. Siento un peso menos sobre mis hombros al saber que hemos aclarado las cosas. Trabajamos el resto del turno en silencio, pero hay una especie de entendimiento mutuo que no estaba ahí antes.

Cuando llegó la hora de cerrar la cafetería, recibí un mensaje de Seungcheol confirmando que ya estaba en camino. Me apoyé en el mostrador, mirando por la ventana mientras la noche comenzaba a cubrir la ciudad. Mi mente vagó por los recuerdos de los últimos meses, desde aquellos momentos en los que todo parecía caerse a pedazos, hasta ahora, cuando la esperanza se asomaba nuevamente en mi vida.

—Jihoon, ¿estás listo? —La voz de Seungcheol me sacó de mis pensamientos. Lo miré, de pie en la puerta, con esa sonrisa que siempre lograba tranquilizarme.

—Más que listo —respondí, dejando salir una risa ligera mientras me acercaba a él.

Caminamos juntos hacia el auto, disfrutando de la compañía mutua en un silencio cómodo. El trayecto hacia el río Han fue rápido, y cuando llegamos, quedé sorprendido por lo que Seungcheol había preparado. La escena era simplemente perfecta: una mesa decorada con velas, una botella de vino, y una comida que, sin duda, había sido preparada con esmero.

Nos sentamos, y mientras comenzábamos a comer, Seungcheol rompió el silencio.

—Sabes, estuve pensando mucho en nosotros. —Hizo una pausa, buscando mis ojos—. Y me di cuenta de que, a pesar de las dificultades, siempre volvíamos el uno al otro. Siempre hemos tenido algo especial, Jihoon.

Asentí, sintiendo cómo su sinceridad tocaba mi corazón.

—Es cierto —dije, tomando su mano—. Y quiero que esta vez, lo hagamos bien. Sin reservas, sin miedos.

Seungcheol sonrió, apretando mi mano suavemente.

—También lo quiero. Y por eso, quería proponerte algo. —Su tono se volvió un poco más serio, Seungcheol me mira con una intensidad que me deja sin aliento—. Sé que ambos he cometido errores, y que en ocasiones me sentí inseguro al verte tan enfocado en tus estudios... como si no pudiera alcanzar tu nivel de madurez. Pero también me di cuenta de que fue una falta de comunicación entre nosotros. No quiero volver a cometer ese error.

Me sorprendió su franqueza, pero también sentí una gran admiración por la madurez con la que estaba manejando la situación.

—Tienes razón —respondí—. También cometí mis propios errores. Pude haber sido más abierto contigo sobre lo que estaba pasando por mi cabeza. El hecho de que estuviera tan concentrado en mis estudios no significaba que no te valorara o que no te quisiera a mi lado. Solo que... no lo supe expresar bien.

—Lo sé, Jihoon. Y lo entiendo. Pero quiero que sepas que estoy aquí para ti, en cada paso. Y que no hay excusa para lo que hice, pero también quiero demostrarte que he aprendido, que he crecido. —Sus ojos brillaban con determinación.

La conversación fluyó de manera natural, y mientras la noche avanzaba, me di cuenta de que, por primera vez en mucho tiempo, me sentía verdaderamente en paz. Seungcheol y yo habíamos superado obstáculos que en otro momento parecían imposibles de sortear, y aunque el camino por delante no sería fácil, estaba dispuesto a recorrerlo junto a él.

Antes de que la noche llegara a su fin, Seungcheol se levantó de la mesa, sosteniendo una pequeña caja en sus manos. Mi corazón comenzó a latir más rápido.

—Jihoon —dijo, con una mezcla de nervios y emoción—, sé que no hay forma de borrar el pasado, pero quiero que sepas que estoy completamente comprometido con nuestro futuro. —Abrió la caja, revelando un anillo sencillo pero elegante—. ¿Volverías a ser mi novio?

Miré el anillo, y luego a Seungcheol, sintiendo una oleada de emociones. No había dudas en mi mente.

—Sí, Seungcheol. Quiero volver a intentarlo contigo. —Le respondí, tomando su mano y dejándole colocar el anillo en mi dedo.

Nos miramos por un momento, compartiendo una sonrisa llena de promesas y un nuevo comienzo. Luego, Seungcheol me atrajo hacia él, y nuestros labios se encontraron en un beso que selló nuestra decisión. Era un beso lleno de esperanza, de confianza renovada, y de un amor que, a pesar de todo, seguía siendo fuerte.

Nos besamos bajo las estrellas. Sus labios encuentran los míos en un gesto suave, pero lleno de emoción. Al principio, el beso es lento, como si ambos estuviéramos saboreando cada segundo, asegurándonos de que este momento es real. Siento la calidez de sus manos en mi espalda, atrayéndome más cerca, y todo lo que ha sucedido antes parece desvanecerse. A medida que el beso se profundiza, puedo sentir la mezcla de pasión y ternura, un reflejo de lo que hemos compartido y lo que esperamos construir juntos. En ese momento, todo lo que pasó antes, todo el dolor y la incertidumbre, se disuelven en la noche. Ahora solo importa el presente, y lo que venga en el futuro, lo enfrentaremos juntos.

Y mientras nos abrazábamos bajo las estrellas, supe que, sin importar lo que el futuro nos deparara, estaríamos listos para enfrentarlo juntos.

Redención ; jicheolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora