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Desde que estuve en esa casa, sentí que por fin tenía una familia de verdad. Me sentí un niño normal. Iba al colegio con los demás niños, jugaba en el parque y actuaba como uno de ellos.
Un día vi una hoja en mi cama, y como todavía era pequeño la arrugue y jugué con ella. Pero ni sabía que fuera tan importante. Mi nuevo padre vino llorando a por mi, y me llevo al hospital. Allí vi alguna cara conocida, pero no sabía de su eran.
Cuando entre en una sala y ví a un señor mayor tumbado en la cama, me di cuenta de que esa era mi verdadera familia y el hombre que estaba tan enfermo era mi abuelo. El único que me tenía un poco de cariño. Estaba apunto de morir. Y decidieron que lo mejor era ir a verle.
El en cuanto me vio, no me reconoció, yo tampoco pero me hizo ilusión ver a alguien que me sonaba de mi familia.

DE$GRACIA$Donde viven las historias. Descúbrelo ahora