𝐸𝓉𝒶𝓅𝒶 𝒹𝑒 𝒷𝓁𝑜𝓆𝓊𝑒𝑜

𝑪𝒂𝒑í𝒕𝒖𝒍𝒐 5: 𝒀𝒐 𝒔𝒐𝒚 𝒄𝒐𝒎𝒐 𝒕ú, 𝒕ú 𝒆𝒓𝒆𝒔 𝒄𝒐𝒎𝒐 𝒚𝒐

Capítulo 5 : Yo soy como tú, tú eres como yo

12 de junio de 20XX

Al principio, los niños, bueno, los que aún quedaban, tuvieron dificultades para seguir adelante y adaptarse a la repentina falta de asistencia. Pero afortunadamente, gracias al personal capacitado del jardín, pudieron recuperar a los niños y seguir adelante. Para cuando llegó junio, habían vuelto a sus actividades normales, con las clasificaciones olvidadas hace mucho tiempo.

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Cuando Isagi entró en la habitación de Sinistro después del almuerzo, algo se sintió mal. El zumbido habitual de charlas y risas estaba ausente, sino que fue reemplazado por un espeluznante llanto suave y amortiguado. Sus ojos escudriñaron la habitación, notando las camas vacías, cada cama vacía era un recordatorio de las secuelas de la clasificación. Poco a poco se dio cuenta de que, mientras contaba las camas vacías, más del ochenta por ciento de sus compañeros de clase ya no asistían. Dejando la habitación compartida sintiéndose vacía y desolada. Las zonas comunes no han hecho más que refinar estos detalles. El vacío parecía resonar en las paredes, amplificando aún más la sensación de pérdida. Los pasillos no eran mejores, ya no había niños charlando, riendo o corriendo por los pasillos persiguiéndose.

Sin embargo, en medio del vacío, Isagi se encontró extrañamente tranquilo, su mente había procesado la situación durante mucho tiempo con una sensación de comprensión en lugar de tristeza. Sabía que su sección no era la única afectada, escuchó de sus profesores y otros miembros del personal que era un caso similar en todas las secciones. Pero por lo que le han dicho, su sección ha sido la más afectada entre las demás. A pesar de que pudo juntar tanto, quiero decir que su sección se quedó con solo dieciséis de sus ochenta estudiantes originales, de hecho era una magnitud muy grande en comparación con otras secciones.

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Cuando las últimas notas de su melodía se desvanecieron en el silencio de la noche, Isagi dejó escapar un suspiro de satisfacción. Había sido otro día lleno de horas dedicadas a perfeccionar sus habilidades, perdiéndose en los ritmos y las melodías. Mirando el reloj sobre la puerta, supo que era hora de relajarse por el día. Con movimientos somnolientos, Isagi dejó su guitarra entre el resto de los instrumentos de la habitación. Estiró sus músculos cansados, sintiendo los dolores ignorados durante mucho tiempo que se había negado a reconocer hasta ese momento.

Dirigiendo su atención a la nueva tarea que tenía entre manos, Isagi se dirigió al baño. Estaba seguro de que si intentaba lavarse ahora en su condición, seguramente lo encontrarían a la mañana siguiente, y su causa de muerte sería ahogamiento por agotamiento. Como no quería salir de una manera tan vergonzosa, decidió que sería mejor simplemente limpiar y dar por terminado el día a partir de ahí. Mientras salía del ascensor y se dirigía al baño, el cálido resplandor de las luces del techo proyectaba suaves sombras sobre el suelo blanco nacarado.

Con meticuloso cuidado, usaba hilo dental y se cepillaba los dientes, la frescura mentolada era una señal bienvenida de que pronto estaría con su amada cama. Se echó agua fría en la cara, reviviendo sus sentidos un poco más y preparándose para la serenidad del sueño. Isagi entró en el dormitorio, dirigiéndose lentamente hacia su cama y tocador compartido. Se puso su suave pijama, sin darse cuenta de los ojos que lo habían estado siguiendo desde que entró en la habitación. Antes de apartar las sábanas y meterse en la cama, las sábanas frescas ofrecían un remanso de comodidad y tranquilidad. Mientras se acomodaba bajo las sábanas, Isagi sintió que una sensación de paz lo inundaba. Con una sonrisa de satisfacción, Isagi cerró los ojos, listo para abrazar la quietud de la noche cuando una fuerte voz resonó en el dormitorio.