Gritos, llantos y destrucción era lo que se escuchaba en todo el pueblo de Dracnis. Personas corrían de un lado a otro para protegerse y salvar sus vidas; los guardias intentaban proteger tanto a los ciudadanos como al gran castillo en la ciudad. Era una oscura noche cuando comenzaron a atacar. Una gran cantidad de guerreros vikingos entraron a la ciudad mientras todos descansaban, matando personas, quemando viviendas y secuestrando mujeres. No perdonaban a nadie, todo por un error de su rey.
—¡Protejan a la familia real! —gritó uno de los tantos guardias en las calles. Guerreros vikingos luchaban ferozmente contra los guardias del reino.
No importaba cuánta fuerza opusieran, los saqueadores entraron con violencia, matando a algunos de ellos. Las mujeres que consideraban hermosas eran amarradas y llevadas fuera, custodiadas por hombres a caballo. El jefe, o como ellos lo llamaban, Hersir, se dirigió a la sala del trono donde se encontraban los reyes. Al entrar, vio a toda la familia Draconis protegida por más guardias.
—¿Crees que con esto nos vas a detener? —su voz resonó en toda la habitación, asustando a los hijos de los que portaban coronas en sus cabezas—. ¿Sabes por qué vine?
—¡No lo sé, solo quisiera que te marcharas de mi pueblo, mi nación, a la que tú has matado! —gritó, enfurecido, el hombre sentado en el trono.
—ᛗᚨᛏᛖᚾ ᚨ ᛏᛟᛚᛟᛋ ᛚᚩᚷᚨᚱᛁᚨᛋ, ᛇ ᛏᚱᚨᛁᚷᚨᚾ ᛗᛖ ᚨᛚ ᛊᛏᚢᛈᛁᛟ ᚱᛖᛁ (¡Maten a todos los guardias y tráiganme al estúpido rey!) —ordenó en un idioma desconocido para la familia real. Tal y como él ordenó, así se hizo.
Los guardias no duraron mucho peleando; algunos cayeron degollados y otros con heridas en el pecho. Ninguno sobrevivió, todos cayeron muertos ante la vista de todos. El rey Erick intentó soltarse para llegar a su familia, pero fue inútil; lo llevaron entre dos hombres hasta colocarlo frente al jefe. Este lo miró y luego sonrió antes de decirle:
—¿Sabes qué pasará? —puso el hacha que tenía en la mano sobre su cuello—tú y tu familia morirán, pero tu hija será mi esposa. La adorada princesa pagará algo que tú debiste pagar hace mucho tiempo —al terminar de hablar, clavó con gran fuerza el hacha en la cabeza del rey. Lo siguiente que vieron los presentes fue la cabeza del hombre cayendo al piso.
Toda la familia gritó por él; su esposa lanzó un grito desgarrador, queriendo soltarse de sus hijos varones para poder llegar al cuerpo de su esposo, pero sus hijos no la dejaron.
—¿Qué haremos con ellos, mi señor? —preguntó un hombre alto y robusto.
—Maten a su esposa y a sus hijos varones también.
—¿Y ella?
—A ella pónganla junto a las demás.
La joven princesa de la casa Draconis vio cómo su familia fue asesinada delante de ella; sus lágrimas corrían por su hermoso rostro, sus ojos morado claro estaban hinchados y rojos por el llanto que cada vez se hacía más y más fuerte. Uno de los hombres fue hacia ella, jalandola por uno de sus brazos; trató de soltarse, pero era inútil. Su último recurso, por más inútil que pareciera, fue morderlo, logrando que la soltara con un grito de dolor.
—¡Ah, maldita mujer! —el hombre intentó agarrarla de nuevo, pero ella fue más hábil y pensó en salir corriendo. Sin embargo, otra mano la agarró fuerte del cabello.
—¿Adónde crees que vas? —Ella alzó la mirada encontrándose con unos ojos negros como la noche.
—Déjame ir, te lo imploro —rogó—. No sé qué quieres de mí, pero por favor déjame ir.
—No, tú pagarás una deuda —la jaló fuertemente hasta llevarla donde estaban las demás mujeres.
—¿Qué te hemos hecho? Dímelo —preguntó entre lágrimas.
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La Espada Y La Rosa
Historical FictionEn un mundo donde la fuerza lo es todo, dos destinos se entrelazan en un juego peligroso de poder y pasión. Lyra Draconis: La última princesa de una dinastía antigua, es tan hermosa y peligrosa como la rosa que simboliza su linaje. Pero la fragilida...