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ㅤㅤ002: un fuerte golpe y
un (fuerte) flechazo al corazón.ㅤㅤ
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ㅤㅤHarry retrocede cuando la puerta se abre de improvisto, no sin antes recibir un golpe en la nariz; Hermione intenta sostenerlo pero no sirve de nada y Harry termina por dar un sentón que hace que los ojos se le pongan llorosos. Y eso es decir algo, pues siempre ha tenido una buena resistencia al dolor.
Claro que, el que un cuerpo pesado y enorme haya caído sobre él probablemente tenga que ver con el como su espalda baja duele tanto. Se siente como si recibiera pequeñoa y constantes incazos en la zona de la cadera. Y duele como la mismísima mierda.
──── ¡Demonios! ──Escucha Harry decir al bulto sobre él. Ah, piensa, se me han caído los lentes.── ¡Lo siento tanto! ¡Lo siento muchísimo! ¡Debí abrir con más cuidado! ¡Perdóneme, por favor! ¡Aquí, aquí!
Harry parpadea tontamente cuando siente que sus lentes son empujados en su rostro, siseando un poco cuando se arrastran con más rudeza de la necesaria por el tabique de su nariz. Un par de lágrimas se deslizan fuera de la comisura de sus ojos, lo que es sumamente vergonzoso para él, por lo que se apresura a limpiarlas e intenta enfocar la vista. Maldita genética, su madre tiene vista de águila, ¿No pudo eso hacer frente a la casi ceguera de su padre?
La respuesta es no, Harry solo heredó el bonito color verduzco de los ojos funcionales de Lily Evans. Cuanta gracia, ¿Verdad?
La persona que le ha tumbado está arrodillada a su lado, se da cuenta , y sigue balbuceando disculpas apenas entendibles. Hermione está al otro lado, diciendo algo también.
Harry se acomoda las gafas y se frota la cabeza; ¿Se ha hecho un chinchón? ¿Se golpeó la cabeza y no lo sintió? Se siente mareado. Adiós a su día productivo.
Oh, Harry va a darle una muy grande reprimenda a…
Los pensamientos abandonan su mente cuando enfoca la vista en el joven desconocido a su costado.
Un joven desconocido muy bonito.
Un joven desconocido que es un alfa, nota con alegría imprevista; y es un alfa muy guapo y muy rojo. A Harry le gusta mucho el color rojo. Y este alfa tiene el cabello, las pecas y los labios rojos. Bueno, el cabello es un rojo tirando a naranja, pero de todas formas; luce sedoso y enmarca el rostro de piel pálida y rasgos bien marcados. Tal vez es por la piel clara que las pequeñas pecas son tan fáciles de ver, salpicadas desde la frente hasta perderse bajo el cuello de una camisa blanca. Es vergonzoso tener que morderse la lengua cuando, muy estúpidamente, Harry se encuentra a punto de exigirle al extraño que se deshaga de la ropa.
Sí, bien, él no es de esos tipos, ¿De acuerdo? No es un adolescente hormonal ni nada. ¡Debe ser el golpe! Sí, debe haberse dado un buen golpe en la cabeza y por eso está tan… alborotado. Tiene lógica, ¿Cierto?
Los labios rojos, curvados hacia abajo en una mueca nerviosa, se separan para que dientes blancos se enganchen en el inferior y Dios, Harry debe haberse roto la cabeza o algo, porque qué diablos le está pasando.
Intentando ahuyentar los pensamientos innecesarios y recuperar la compostura, Harry dirige sus ojos a los del guapo joven alfa pelirrojo. Y diablos si eso no empeora la situación. El alfa tiene ojos azules; aunque no azules azules, más bien un azul celeste o algo así.
Son los ojos más bonitos que Harry ha visto nunca.
Sí, eh, listo, se lo está quedando. Harry siempre ha defendido que no necesita de un alfa, y por supuesto seguirá defendiendo aquello; no necesita a este alfa. Simplemente lo quiere.
Así que lo tendrá.
──── ¡Harry! ──La voz de Hermione lo saca de su estupor, Harry agita la mano en dirección a su amiga, queriendo transmitirle el mensaje de cierra la boca, estoy analizando a mi futuro alfa pero la beta no lo capta y tira de su brazo para levantarlo.
──── ¡Yo te ayudo! ──El alfa (de Harry) dice, poniéndose de pie de un salto. Harry está tremendamente satisfecho de ver que es muy alto también.
Hermione trastabilla cuando Harry se suelta sin cuidado de su agarre para apoyarse en el alfa del que aún no sabe el nombre. Harry necesita saber su nombre. Ya.
──── Tú… ──Intenta preguntar, pero la voz se le escapa y la cabeza le da vueltas, lo que lo lleva a soltar un gemido de dolor y arrugar el rostro en una mueca.
──── ¡Hay que llevarlo a la enfermería! ──Hermione ordena rápidamente. Harry siente que el brazo que lo sostiene se afianza alrededor de su cintura y, si no sintiera que le martillan la cabeza, la verdad es que se regocijaría en eso.── ¡Rápido, sígueme!
Después de eso, Harry no recuerda mucho más allá de disfrutar del exquisito aroma a café y sol que lo rodea durante el camino.