Capítulo 2

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[Narra Cameron]

La mayoría de la gente en aquel lugar tenía a su ganador asegurado, después de todo no puedo ganarle a alguien que es el doble de mi tamaño y peso. No era la primera vez que participaba en peleas ilegales. Ya había visto pelear a este tipo antes, conocía sus ataques y puntos débiles.

Eso aseguró que la pelea fuera corta. De vez en cuando esbozaba una sonrisa viendolo perder contra mí. Estaba a punto de dar mi golpe final cuando mis ojos se encontraron con aquellos ojos marrones claros que inmediatamente reconocí. ¿Hace cuánto que no la veía? ¿Meses? ¿Años? El resto de mi atención se la llevó el chico que estaba a su lado, al cual también reconocí. Quizás no es de mi posición decirlo, pero él es muy peligroso para una chica como ella...

—¡Cameron! — la voz de mi padre me devolvió al presente — No te detengas hasta que hable — se marchó con paso firme del sótano donde manteníamos al homb habíamos secuestrado.

Me acerco a él con una expresión seria, sus manos y piernas estaban atadas a una silla y su rostro manchado con su propia sangre por los puñetazos de mi padre. Tomo el martillo que está encima de la bandeja con diferentes herramientas para infligir daño y me inclino hacia él.

—¿Dónde está el dinero?

—Sabía que tú padre era un cobarde, pero esa palabra se queda corta — dijo esbozando una sonrisa burlona.

—Respuesta incorrecta — golpeé su mano derecha quebrando su muñeca y provocando gritos de dolor en el sujeto — ¿Dónde escondes el dinero que nos robaste? — mi tono es cada vez más serio mientras presiono el martillo sobre su hueso roto.

Él no dice nada, en cambio comienza a reír a carcajadas de vez en cuando interrumpidas por quejas de dolor, una risa burlona que me llegaba a dar escalofríos.

—Tú lo pediste — susurro antes de golpear su mano derecha.


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Apago el motor de mi auto y salgo de él apoyando mi espalda en la puerta. Saco un cigarrillo y el encendedor del bolsillo de mis pantalones. Posiciono el cigarrillo entre mis labios y lo enciendo para luego guardar el encendedor.

Miro a todos saliendo de la universidad  buscando a Laura con la mirada. Caminaba hacia mí con su pequeño grupo de amigas, nada diferente. Se despide de ellas con un abrazo y vuelve a dirigirse a mí con una brillante sonrisa.

—Hola cariño — se pone de puntillas y posa sus labios sobre los míos dejando un leve beso en ellos.

—Hola — saludo de vuelta sonriendo en su dirección — ¿Qué tal tú día? — doy una calada a mi cigarrillo.

—Fue insoportable — se queja poniendo los ojos en blanco — Por alguna razón a la mayoría de los profesores se les ocurrió hacernos exámenes sopresa. Ahora mismo tengo un dolor de cabeza terrible — me arrebata el cigarrillo de la mano para fumar.

—Tal vez sea porque se acercan las finales.

—Por cierto, habrás oído hablar de la feria de esta semana, ¿Verdad?

—Si me vas a pedir que vaya contigo, sabes de sobra que mi respuesta va a ser que no.

—Por favor — sus ojos grises miran con cierta ternura a los míos azules — Mis amigas también irán con sus parejas, sería injusto que yo fuera sola.

Nuestro Frío InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora