05|Risas, Dramas y un cumpleañero

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Ayer no fui al colegio, además era viernes y me seguía doliendo terriblemente la cabeza. Mis padres no dijeron nada, la conversación no se volvió a tocar, así que quedó el tema en el aire, como si nunca hubiera pasado. Lo mismo sucedió con Eva y Lili; no preguntaron nada, pero cuando regresé a mi habitación, el ambiente se volvió incómodo. Nunca les he contado sobre mis problemas familiares. En cambio, con Leonardo y Marcos sí lo hacía, les contaba todo con detalle porque me sentía muy segura con ellos.

—¡Holis! —saluda Eva cuando entro en su habitación.

—Hola, ingratas amigas —respondo.

—Hola tú también, desconocida —saluda Lili, que está acostada en la cama con la cabeza colgando por el borde.

—¿Qué hay para hoy? —pregunto mientras me dejo caer en la cama, haciendo rebotar a Lili.

Eva, sentada en su escritorio, empieza a girar en su silla.

—Ya faltan dos meses para la graduación, creo. ¿Ya tienen pareja para el baile? —pregunta Lili, pasando la mirada por cada una de nosotras. —¡Mierda, mi cabeza! —exclama, dándose la vuelta y sosteniéndose la cabeza.

Sabemos que Lili no tendrá problemas para encontrar pareja de baile. A quien le eche el ojo, será su presa en uno o dos días máximo.

—Y... ¿tú ya tienes con quién ir? —le pregunta Eva.

—Pues... no tengo problema. Si ustedes no encuentran pareja, puedo ayudarles. Yo elijo a quien quiero, igual dirán que sí. —responde Lili con un encogimiento de hombros, como si no fuera gran cosa.

—Algún día te enamorarás de verdad y verás lo mal que has estado por no haberlo hecho antes —dice Eva. Antes de que Lili pueda responder, Eva se adelanta—: No me vengas con tus chorradas, ya me las sé de memoria.

—Entonces, si ya te las sabes de memoria, ¿por qué te las recuerdas? —le replica Lili, apuntándola con un dedo.

—No me las recuerdo yo, te las recuerdo a ti, para que te des cuenta de que no vale la pena ser una zorra todo el tiempo, ni acostándote con cualquier tipo que pase frente a ti, con colonia baja bragas.

Sin sorprenderme por lo que dicen, le doy un sorbo a mi bebida. Nos hemos acostumbrado a decirnos la verdad en la cara, y somos conscientes de ello.

—No soy una zorra. Mejor cierra tu boca, tonta fea...

—Yo he pensado en Liam Brown —añado a la conversación, dándole otro sorbo a mi bebida.

En cuanto termino de decir esas seis palabras, ambas se giran hacia mí, frunciendo el ceño y con los ojos bien abiertos.

—Espera, ¿escuché bien? —dice Lili.

—No tienes ni veinte años y ya dudas de tus oídos —me río.

Susurros del DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora