Capítulo 3: Cruce de Límites

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El cuerpo de Mina temblaba contra el de Tzuyu mientras la cargaba hacia una esquina más oscura del set, lejos de cualquier mirada curiosa. Con cuidado, la apoyó sobre una mesa cercana, sus labios aún entrelazados en un beso hambriento que no mostraba señales de detenerse. Las manos de Mina continuaban explorando, cada toque encendiendo una chispa en la piel de Tzuyu.

Tzuyu jadeó al sentir las manos de Mina deslizándose bajo su ropa, desabrochando su cinturón con una habilidad sorprendente. La fotógrafa bajó la mirada, enfocándose en la evidente erección que ahora quedaba expuesta, revelando la verdad de lo que Tzuyu había estado ocultando.

Sus ojos brillaron con una mezcla de sorpresa y deseo. "Siempre supe que había algo especial en ti, Tzuyu," murmuró, sus dedos rozando la piel sensible, enviando una oleada de placer por todo el cuerpo de Tzuyu.

Antes de que Tzuyu pudiera responder, Mina tomó la iniciativa. Se inclinó hacia adelante y, sin dudarlo, comenzó a deslizar sus labios por el cuello de Tzuyu, bajando lentamente, saboreando cada parte de su piel. Tzuyu apretó los dientes, conteniendo un gemido, mientras Mina continuaba explorando con sus manos y su boca.

El ambiente estaba cargado de una tensión sexual que ninguna de las dos podía ignorar. La forma en que Mina la tocaba, la forma en que sus cuerpos se complementaban, era todo lo que Tzuyu había soñado y más. No había marcha atrás, y ambas lo sabían.

Mina, ardiendo en deseo, lo tomó en sus manos, acariciándolo con lentitud, disfrutando de cada reacción que provocaba en Tzuyu. El gemido bajo que salió de la garganta de la modelo fue suficiente para hacer que Mina acelerara el ritmo, cada movimiento aumentando la presión en el aire.

"Mina..." murmuró Tzuyu entre jadeos, sus manos aferrándose al borde de la mesa mientras el placer se intensificaba con cada segundo. Sentía que estaba perdiendo el control, pero no quería detenerse. No con Mina. No en este momento.

Con una sonrisa traviesa, Mina se levantó lo suficiente para besarla de nuevo, esta vez más suave, como si quisiera saborear el momento. "Relájate... déjame llevarte allí," susurró contra sus labios.

Y Tzuyu lo hizo. Se dejó llevar por el toque de Mina, por su habilidad para leer cada una de sus necesidades sin que tuviera que decir una palabra. Las luces que brillaban sobre ellas parecían desvanecerse a medida que se perdían en su propio mundo de placer.

Luces, Cámara y SexoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora