¹⁹

70 8 5
                                    


Bajamos del bus, y antes de irnos, el entrenador de Nekoma quiso hablar conmigo, así que me acerqué a él.

“Dígame”, dije, tratando de mantener una expresión neutral.

El entrenador me miró con una mezcla de seriedad y preocupación. “Sunhi, puede que sea viejo, pero ya sé lo que sucede entre tú y Kenma. La verdad, no quiero que esto lo desconcentre, ni a él ni a los demás chicos. Debes saber que ya se acerca la competencia nacional, y esto podría ser un poco molesto para el equipo si no se maneja correctamente”.

Me sorprendió un poco la franqueza del entrenador, pero asentí, comprendiendo su punto. “Entiendo, entrenador. No quiero causar problemas. Haré todo lo posible para asegurarme de que Kenma y los demás estén enfocados en la competencia”.

“Espero que así sea, Sunhi. Kenma es un jugador clave, y necesitamos que esté al cien por cien”, continuó, suavizando un poco su tono. “Confío en que sabrás manejar esto con madurez”.

“Lo haré”, le aseguré. “Gracias por hablar conmigo”.

El entrenador me dio una palmadita en el hombro antes de dirigirse a los demás. Me quedé pensando en sus palabras, sabiendo que tendría que ser cuidadosa para no afectar al equipo. Mientras me alejaba, vi a Kenma esperándome, con una ligera preocupación en su rostro.

“¿Todo bien?”, preguntó, tratando de leer mi expresión.

“Sí, todo bien”, respondí con una sonrisa. “Solo tenemos que asegurarnos de que nada nos desconcentre, especialmente ahora que se acerca la competencia”.

“Oye, Kenma, ¿quieres ir a mi casa o necesitas irte a la tuya?” le pregunté, tratando de mantener el tono casual, aunque la idea de pasar más tiempo juntos me hacía sentir un poco nerviosa.

Kenma me miró, y noté un ligero nerviosismo en su expresión antes de responder. “¿Y a Yaku no le molestará?” preguntó, intentando ocultar su preocupación.

Me reí suavemente. “Lo dudo mucho. Eres amigo de él, y seguramente hasta Kuroo estará en casa para distraerlo. No se preocupará demasiado.”

Kenma asintió, relajándose un poco más con mi respuesta. Seguimos caminando y conversando, riéndonos de pequeños chistes y disfrutando de la compañía mutua, cuando de repente, noté un movimiento extraño a nuestras espaldas.

Miré de reojo y vi que los demás chicos nos estaban siguiendo, tratando de mantenerse fuera de nuestra vista pero sin mucho éxito. Parecían estar disfrutando de nuestro pequeño momento, riéndose y empujándose entre ellos como si fuera un juego.

“Creo que tenemos compañía”, susurré a Kenma con una sonrisa traviesa, señalando con la cabeza hacia los chicos.

Kenma se giró ligeramente para verlos, y no pudo evitar reírse también. “Son como niños”, comentó en voz baja.

“Sí, pero es mejor que los ignoremos. A lo mejor se aburren y nos dejan tranquilos”, sugerí, mientras continuábamos nuestro camino, pretendiendo no haberlos visto.

A pesar de la pequeña molestia, la idea de que los chicos estuvieran ahí, observando con curiosidad, me hizo sentir una especie de calidez. Era como si, a su manera, estuvieran aprobando nuestra relación, incluso si eso significaba molestarnos un poco.

Llegamos a la tienda y compramos un poco de comida para llevar. Los chicos también entraron, fingiendo que habían venido por su cuenta. Les observé con una mirada seria, sospechando de su repentina presencia.

“Oigan, ¿ustedes me están siguiendo, no?” pregunté, cruzando los brazos y alzando una ceja.

Kuroo se acercó a mí con una sonrisa amplia y empezó a reír. “¡Claro que no! Solo vinimos a comprar algo de comer. Vamos a la casa de nuestro hermano a relajarnos un rato.”

𝘔á𝘴 𝘈𝘭𝘭á 𝘥𝘦𝘭 𝘝𝘰𝘭𝘦𝘪𝘣𝘰𝘭•  °𝘒𝘦𝘯𝘮𝘢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora