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El campamento había llegado a su fin, y todos estábamos ocupados guardando nuestras pertenencias en el autobús. Cuando ya habíamos terminado y estábamos listos para partir, subimos al vehículo uno por uno. Esta vez, sin pensarlo demasiado, decidí sentarme al lado de Kenma, aunque sabía que esto podría levantar sospechas.

No pasó mucho tiempo antes de que Kuroo y algunos de los otros chicos notaran lo que había hecho. Apenas me acomodé en el asiento junto a Kenma, empezaron a silbar y lanzar comentarios burlones.

"¡Vaya, vaya, miren quiénes se han sentado juntos!" bromeó Kuroo, con su usual tono travieso. Algunos de los demás chicos se unieron a él, riendo y dándose codazos entre ellos.

Kenma, que ya de por sí no era muy bueno ocultando su incomodidad, se sonrojó inmediatamente, bajando la cabeza y enfocándose en su consola como si fuera lo más interesante del mundo. Yo no pude evitar sonreír y, en un intento por tranquilizarlo, le di un leve empujón en el brazo.

"Solo ignóralos," susurré, tratando de aliviar la tensión. "Están siendo unos tontos."

Kenma asintió ligeramente, aunque su rostro seguía teñido de un ligero rubor. Mientras el autobús arrancaba, sentí que, a pesar de los comentarios y las bromas, estar sentada a su lado hacía que todo el viaje valiera la pena. Y aunque los silbidos y risitas continuaron por un rato, eventualmente se calmaron, dejándonos disfrutar del trayecto de regreso en relativa paz.

El campamento había terminado y nos encontrábamos guardando algunas cosas en el bus. Cuando ya estábamos listos, nos subimos, y esta vez decidí por mi cuenta sentarme al lado de Kenma. Kuroo y otros sospechaban algo extraño y comenzaron a silbar.

El viaje transcurría de manera tranquila; el cansancio acumulado de los días anteriores había hecho efecto en todos, y más de uno ya estaba profundamente dormido en su asiento. El suave ronroneo del motor del autobús y el movimiento constante ayudaban a crear una atmósfera de relajación.

Sin darme cuenta, me dejé llevar por el ambiente y apoyé mi cabeza en el hombro de Kenma. Desde allí, observaba cómo jugaba en su consola, concentrado como siempre. Su ritmo calmado al moverse entre los botones y la pantalla me resultaba casi hipnótico, una especie de música silenciosa que me ayudaba a relajarme aún más.

Kenma no dijo nada cuando notó mi cabeza sobre su hombro, pero pude ver cómo su boca formaba una pequeña sonrisa, apenas perceptible, mientras seguía jugando. La comodidad del momento me hizo sentir más cerca de él, y aunque el autobús estaba lleno de ruido y vida, parecía que solo existíamos nosotros dos en ese pequeño espacio compartido.

Mientras el paisaje pasaba por la ventana, empecé a sentir cómo mis párpados se volvían más pesados. No quería perderme de ese momento, pero el cansancio terminó por ganarme. Cerré los ojos, confiada y tranquila, sabiendo que estaba al lado de alguien con quien podía sentirme en paz.

Toda aquella tranquilidad me relajó por completo, y sin darme cuenta, me fui quedando dormida. La calidez del momento, la suavidad del hombro de Kenma y el suave balanceo del autobús me envolvieron como una manta, llevándome lentamente al sueño. Mientras mis pensamientos se desvanecían, me sentí segura y en paz, confiando en que el viaje continuaría tranquilamente hasta nuestro destino.

Perdí la noción del tiempo mientras dormía, y comencé a despertarme por el ruido que había a mi alrededor. Abrí los ojos lentamente, y lo primero que vi fue a Lev, Kuroo y mi hermano Yaku mirándome con una sonrisa coqueta.

"Solo amigos, ¿eh?" comentó Lev con un tono divertido.

Fue entonces cuando me di cuenta de que Kenma también se había quedado dormido, y en algún momento, sin darme cuenta, ambos nos habíamos abrazado mientras dormíamos. Sentí un ligero rubor en mis mejillas, pero no pude evitar sonreír por la cercanía que habíamos compartido.

"¡Ya déjenme!" dije, apartando la mirada, intentando ocultar mi nerviosismo.

"¡Ya admítanlo, son novios!" gritó Kuroo, tan fuerte que hizo que Kenma se despertara de golpe.

Kenma abrió los ojos lentamente, algo desorientado, y al notar la situación, se sonrojó intensamente. "¿Qué está pasando...?" murmuró, mirando a su alrededor con una mezcla de confusión y vergüenza.

"No te preocupes, Kenma. Solo estaban siendo ruidosos," le respondí suavemente, intentando calmarlo mientras los demás seguían riéndose y haciendo comentarios juguetones.

A pesar de que Yaku se estaba divirtiendo con la situación, su ansiedad era evidente. Era el hermano mayor y no estaba acostumbrado a ver a su hermana en una situación romántica. Aunque se reía y hacía comentarios, en el fondo, sentía celos y una necesidad de protegerla. Como hermano mayor, siempre había querido asegurarse de que ella estuviera bien y ahora, ver a Kenma en ese papel le generaba una mezcla de preocupación y celos.

"¿Y tú qué me miras así?" respondí, mirándolo directamente a los ojos. Yaku apartó la mirada rápidamente, un poco incómodo.

"Nada, vámonos. El conductor está esperando que ustedes bajen," dijo, tratando de desviar la atención mientras se levantaba para salir del bus. Yaku sabía que no podía seguir con esa actitud, pero proteger a su hermana siempre sería su prioridad.

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Es un capítulo un poco corto, pero algo es algo 🦭

𝘔á𝘴 𝘈𝘭𝘭á 𝘥𝘦𝘭 𝘝𝘰𝘭𝘦𝘪𝘣𝘰𝘭•  °𝘒𝘦𝘯𝘮𝘢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora