1
Las caléndulas de abril
—¡El que se mueva pierde!
Me quede muy quieta a pesar de estar en una posición no tan agradable, no había alcanzado a llegar hasta la sombra del árbol y me tocó detenerme bajo el sol.
—Ya pasaron los diez segundos —afirmé.
—¡No puedes hablar! —reprendió mi hermano pequeño.
No entendía bien la lógica del juego, pero los dos no nos podíamos mover por varios segundos.
—Tú también estás hablando.
—Pero yo soy el líder —aseguró.
Arrugue la nariz.
—¿Quién dijo eso?
—Yo.
—Una fuente muy confiable —ironice.
—¡Me niego a volver a jugar contigo! —soltó.
Escuché sus pequeños pies pisar las hojas del pasto, así que de inmediato me empecé a mover hacia la agradable sobra del árbol.
—Si vamos a volver a jugar eso, yo también me niego a jugar contigo —comenté.
Jasper se cruza de brazos y tiene puesta su mejor cara de indignación.
—Voy a recoger flores, tú no sabes jugar —soltó.
Se da la vuelta, pero lo detengo de los hombros antes de sentarme.
—Recuerda no salir de mi radar de visión y...
—... no ir a la parte más lejana del bosque porque por algo está cerrada —a completó—, tengo seis años y todos los días me lo repites, ya lo sé.
Y se va muy contento a buscar flores, me quedo mirándolo con las manos en la cadera, a veces siento que es más maduro que yo y eso que apenas inicia la vida. Me dejo caer en el pasto y recargo mi espalda sobre el enorme árbol, este es mi lugar favorito ya que mi hermano se divierte de mil maneras y yo puedo leer tranquilamente.
Abro el libro y sigo leyendo en la página que lo dejé, mientras que en ciertos segundos doy ojeadas a mi alrededor para ver que Jasper este donde lo he dejado, lo veo a lo lejos, está jugando pelota con unos niños. Siento un pequeño calor en el pecho, pensando en cómo se sentiría mamá si estuviera aquí con él.
Dejo el recuerdo de mamá de lado, no pienso ponerme triste, no después de varios días intentando alegrar la vida de mi hermano, sigo leyendo y me parece bastante entretenido ya que combina la ciencia ficción y la realidad.
Levanto la mirada para ver a Jasper y veo que sigue con los niños, tomo una galleta y le doy una buena mordida, me he destacado por ser la mejor repostera en este pueblo, aunque también no es como que haya muchas pastelerías, pero mis galletas son las mejores y le gustan a todo el mundo, a veces pienso en dejar de hornear, ya que todo el negocio empezó por una idea de mamá y ahora que ella no está...
—Te traje una flor —la voz de Jasper me saco de aquel pensamiento.
La recibí con gusto y dejo un beso en su mejilla, la observo mejor y es una flor amarilla preciosa, e incluso puedo asegurar que brilla con el poco sol que hay aún a estas horas de la tarde.
—¿Dónde la encontraste?
—Detrás de un árbol, traje dos, una para ti y otra para mamá —soltó.
Di un suspiro para evitar las lágrimas, fruncí el ceño al darme cuenta de un detalle.
—¿Es una caléndula? —dudé.
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Las flores siempre mueren en agosto
RomanceLas estaciones aquí funcionaban diferente. El invierno era más frío y la nieve quemaba la piel. El otoño era fresco y las hojas se rompen bajo mis pies. La primavera era soleada y el cielo lloraba de felicidad. El verano era cálido y el sol prendía...