II

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La primera semana de cursada estaba llegando a su fin. Jungkook había pasado todos sus almuerzos anclado a la biblioteca, esperando satisfacer sus curiosidades, pero no había vuelto a ver ni un pelo de la melena digna de comerciales de shampoo de su desconocido misterioso. La bibliotecaria casi le había prohibido la entrada al recinto luego de verlo comiendo y esparciendo migas por las mesas, si aún conservaba su permiso en ese lugar era por su extrema facilidad de agradarle al resto y la alegría contagiosa que le caracterizaba. Era casi imposible enojarte con Jeon Jungkook y sus miradas de cervatillo inocente, tenías que ser un monstruo para odiarlo.

La imaginación de Kook ya estaba llegando a la conclusión de que el chico de mirada penetrante era un fantasma anclado a vagar por el campus debido a algún suceso trágico que las autoridades se habrían encargado de tapar. No había otra explicación posible para no haberlo visto nunca antes ni habérselo cruzado nuevamente en los escasos 4 días que habían transcurrido desde su primer encuentro.

Cuando le expuso su teoría a Hobbie, éste se rió escandalosamente en su cara

-Kook, corazón, más de 10000 estudiantes circulan por el campus a diario, es casi imposible que te cruces a alguien dos veces la misma semana-

-Estoy seguro de haber visto a los 9999 restantes, todos menos él-

-Todos menos quién?- Namjoon se sumó a la mesa donde estaban tomando su receso, colándose en la conversación

-El amor platónico de Kook, claro- respondió Lisa, sin siquiera tener que preguntar, habían hablado tan seguido sobre el chico misterioso, que podía intuir de qué iba la conversación sin temor a estar errada.

-Tal vez cambió su shampoo y su cabello no brille tanto como para llamar tu atención- con ese comentario de Jin todos rieron y cambiaron el tema, Jungkook participó de la conversación animadamente, pero teniendo un ojo atento a los estudiantes que pasaban por la cafetería, aún esperanzado en un posible segundo encuentro.

La segunda semana en la vida universitaria de Jungkook, fue similar a la primera, solo con la suma de mayor carga de lecturas y trabajos prácticos. ¿Rastros del chico misterioso? Ninguno. Tal vez de verdad era un fantasma. Había abandonado las visitas a la biblioteca temiendo que realmente lo expulsaran de la misma y priorizando tener buenos almuerzos. Además tal vez el chico había frecuentado la cafetería o el parque de la universidad y se lo había perdido por estar encerrado en un recinto, tenía más oportunidades de verlo en el exterior, ¿no?

Bueno, no. Las mismas oportunidades que en la biblioteca se habían presentado: cero.

En su tercera semana las cargas de estudio estaban llegando ya a niveles preocupantes, tenían exámenes parciales comenzando a respirar en sus nucas y numerosas lecturas atrasadas.

En general, cuando uno más estrés tiene es el momento en el que busca cualquier excusa para distraer la mente, desviarla de aquellos pendientes que debería estar encarando realmente. Al menos este era el caso de Jungkook, quién había pasado toda la semana pensando en estrategias para volver a ver al sujeto que reinaba sus pensamientos.

Jungkook no era ingenuo, si bien ignoraba con gran habilidad los comentarios burlescos de sus amigos, había reflexionado durante largas noches de insomnio sobre su curiosidad extrema por ese desconocido. No podía decir que le gustaba, no te puede gustar alguien por verlo una vez en la vida.

De lo que estaba seguro era que esta curiosidad era algo que necesitaba satisfacer, estaba a dos minutos de convertirse en una estúpida obsesión, y él no quería eso. Mientras estaba perdido en sus pensamientos, sentado en una escalera de la universidad, Jennie había aprovechado para tomarle varias fotos sin que lo notara, en todas salía con aire distraído y mirada perdida.

Nunca digas nunca - KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora