Perdidos en la dimensión paralela

152 20 191
                                    

— Te lo juro, no sé dónde estamos, Noelle.

— ¿En serio? —la peliblanca esta enfurruñada con los brazos cruzados y ceño fruncido—. Solo a ti se te ocurre introducir una de tus espadas antimágicas en un portal recién descubierto y cuyos magos investigadores decían que era lo más parecido a un vortéx de magia espacial.

— Bueno, quería ve que pasaba si introducía a Shukuma, pensé que la magia desaparecería.

— Claro, desaparecer, pero en lugar de eso nos atrajo dentro ¡Y ahora estamos en quien sabe donde!

— Pero este lugar no es tan malo —Asta examinó todo el lugar—. Solo que es muy rosado, y... no sé si es porque soy "ligeramente" bajo, pero aquí todo parece más grande.

— Ahora que lo dices tienes razón, pero este lugar me es familiar.

Noelle achinó los ojos intentando recordar de que le sonaba el lugar. A sus dieciocho años había olvidado muchas cosas por lo que no le era fácil identificar la corazonada que sentía... o eso pensó hasta que vio el oso de peluche decapitado tirado a un lado. Para ella, fue como ver la escena gore de una película Slasher.

— ¡No puede ser! — exclamó Noelle.

Asta se posicionó a su lado y con una seriedad que no era propia de él manifestó sus hallazgos.

— He analizado todo el entorno con detenimiento — dijo Asta captando la atención de Noelle—. Hay mucho rosa, todo esta perfectamente ordenado y aromatizado, salvo por el peluche sin cabeza, todo indica que... —Asta hizo una pausa dramática—. Estamos en la habitación de una chica.

— ¡Eso se notaba desde el principio! —Noelle cayó en la cuenta de algo y tomó a Asta de la solapa—. ¿Cómo sabes que la habitación de una chica es así?

— Es simple lógica — se defendió.

— ¡No me vengas con excusas! ¡¿Cómo lo sabías?!

Antes de que Asta pudiera dar respuesta la puerta de la habitación se abrió y una Noelle niña de unos cinco años entró apresuradamente mientras lloriqueaba. Asta y Noelle se quedaron petrificados de la impresión al ver que la "Niña" era una cabeza más grande que ellos. 

La niña saltó a la cama y se dejo caer boca abajo mientras pataleaba. Al parecer estaba lloriqueando. Asta señaló con un dedo tembloroso a la niña peliblanca mientras intentaba balbucear algo. Noelle lo sacudió.

— Sí, soy yo, ahora no hagas ruido que no nos ha...

— ¿Muñecos? 

Ambos se quedaron paralizados sin atreverse a girar la cabeza en dirección a la voz que sonaba a muy cerca de ellos. De pronto, sintieron que unos delicados y suaves brazos rodeaban sus hombros y tiraban de ellos. La niña los había atraído y abrazado al mismo tiempo, apachurrándolos como si fueran ositos de peluche.

— Uhm, que suavecitos y calientitos... y son casi grandes —dijo la niña peliblanca con gusto—. La tristeza se aleja de mí —se apartó de ellos—. Deben ser los nuevos muñecos mágicos que solicité. No creí que Nozel-oniisama tomará mi pedido enserio.

Asta notó que la niña sonreía, parecía contenta. Por otro lado, Noelle mantenía una expresión indescifrable viéndose a sí misma.

— Su piel se siente muy real al tacto —la niña picoteaba con un dedo la mejilla de Asta—. Me gusta que tengan una cabeza tan grande y cabello real —pasó sus manitas por el cabello rubio cenizo—. Este muñeco tiene un cuerpo fornido... uhm, ¿Cómo debería llamarlo?

 Asta tuvo la intensión de hablar para dar a conocer que no era un peluche... aunque a ojos de la niña debía parecerlo. Sin embargo, desistió cuando Noelle le arrojó un mensaje en palabras mudas: "Finge ser un muñeco". Asta frunció el ceño, pero decidió a acatar la orden a pesar de no entender qué ganaría con ello.

Chibi Clover (Astelle)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora