𝕭𝖗𝖎𝖙𝖆𝖓𝖓𝖎𝖆

106 13 0
                                    

Diane y King fueron directos a Britannia, donde se reunirían con sus amigos de toda la vida. La emoción en el aire era palpable, no solo por el reencuentro, sino también por la anticipación de conocer a la raza de los demonios, al rey Zeldris y la reina Gelda. Además, sus hijos e hijas estaban llenos de entusiasmo, ya que por fin tendrían la oportunidad de conocer a seres tan poderosos. La historia de amor entre Meliodas y la reina Elizabeth, quienes habían sido maldecidos, también era un tema de conversación recurrente entre los más jóvenes.

—¡Qué lindo! Por fin conoceremos a los reyes —exclamó Tioreh, con una sonrisa encantadora que iluminaba su rostro.

—¿Cómo será Britannia? —preguntó Zana, quien había pasado horas investigando sobre el rey Baltra y su reino. Su curiosidad era insaciable, y cada nueva información solo aumentaba su deseo de explorar.

—Además, conoceremos más sobre los Pecados Capitales —añadió Myrtus, quien estaba ansioso por ver qué tan fuerte era el príncipe Tristán. La idea de medirse con otros guerreros le llenaba de emoción.

Los niños hablaban entre sí, compartiendo sus expectativas y sueños.

Diane observó a cada uno de sus pequeños, preguntándose cómo sería su hija Blancaflor... tan encantadora y hermosa, con una luz especial que parecía brillar desde su interior. King, sintiendo la inquietud de su esposa, le apretó el hombro ligeramente, intentando tranquilizarla.

—Hoy conoceremos a los demás reinos. Vendrá el reino de los demonios, el reino de las hadas, e incluso algunos reinos que desconocemos —comentó King con una leve sonrisa

—. Escuché rumores sobre el reino de Cameliard; era un desierto completo... no había vida. Pero de la noche a la mañana, la princesa Floribel deseó vida para su reino. Su cabello cambió de color; se volvió un hermoso plateado con puntas turquesa. Fue declarada heredera, tomó posesión de la reina y hoy vendrá a mostrar respeto al reino de Britannia.—Vaya, que sí ha hecho su tarea —observó Sixtus, quien se preparaba para ser el siguiente en la lista para ser heredero del reino de las hadas. Su interés por la historia de Floribel era evidente.

—La princesa Floribel me impresiona. Cuentan que su belleza es como la de una diosa o un hada, su gentileza y armonía son admiradas por todos. Según los rumores, tiene un prometido —mencionó Zullian, refiriéndose a la joven reina, tan joven y ya con un compromiso.

—Son rumores —intervino Berte, algo desilusionado—, pero puede que sea verdad. La reina Floribel fue tomada por ese tal rey Arthur Pendragon —suspiró Phao, recordando las historias que había escuchado—. Tan joven, y ahora tiene la obligación de salvar a su reino.

Diane y King procesaban toda la información sobre sus hijos. La idea de que una niña tan joven estuviera obligada a comprometerse les parecía inconcebible.

—¿Qué edad tiene? —preguntó Diane, con un tono de preocupación en su voz.

—Actualmente tiene 18 años —respondió Zana, notando cómo su madre apretaba los labios con preocupación. La edad de su primogénita, pensó King, y no podía evitar sentir una mezcla de tristeza y frustración.

—Es una niña todavía —susurró Diane, sintiendo un nudo en el estómago.

—Sí, pero los reyes de Cameliard suplicaron al rey Arturo que no cometiera semejante repulsión. Si no le daba a Floribel, iba con su hermana Ginebra. La joven reina no quiso eso; sacrificó su felicidad por el bien de su hermana. Esa noche, la princesa lloró —explicó zullian, con tristeza en su mirada.

—Ella está casada; es la reina de Camelot y Cameliard al mismo tiempo —añadió Phao, con un tono de compasión.

—Pobre niña, si la encuentras, por favor hazte amiga de ella. Podemos ayudarla —exclamó Diane, sintiendo una profunda impotencia.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 31 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

𝕷𝖆 𝕽𝖊𝖎𝖓𝖆 𝖉𝖊 𝖑𝖆 𝕱𝖑𝖔𝖗 𝕭𝖑𝖆𝖓𝖈𝖆 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora