[Verdad amarga].
Blanco. Todo era blanco. Tan pacifico e irreal como un atardecer de Abril, y eso era todo lo que Snape añoraba con alcanzar algún día de su miserable vida. Deseaba desesperadamente obtener una parte de las sensaciones positivas que el lugar le brindaba, y llevarlas consigo por el resto de su vida, o al menos, por unos segundos más, pero la vida no era justa, mucho menos le concedía cosas tan lejanas de su alcance como esas. Severus había nacido condenado a la desdicha, y seria de esa forma por el resto de sus días.
Todo seguía siendo blanco incluso después de que Snape abriera los ojos a la realidad de la conciencia, con un dolor agudo en todo su cuerpo, desde los dedos de sus pies hasta cada parte de su cabeza, sintiendo cada musculo congelado y oxidado, como si hubiera estado dormido por una eternidad entera. Es por esa razón que el pelinegro creyó estar muerto, que tal vez su deseo más intenso se le había concedido después de tanto tiempo de espera.
¿He muerto? ¿Realmente es así de fácil?, se cuestionó Severus a sí mismo, esperanzado, pero su cerebro le dio un rotundo No como respuesta.
Porque el chico sabía, en lo más profundo de su mente, que si algún día moría no iría a un lugar tan maravillosamente surreal y pacífico, él no era una buena persona, las personas malas no merecían tanta dicha como lo era el cielo, si es que existía uno siquiera.
Con los párpados pesados escaneo el lugar en donde se encontraba recostado, dándose cuenta pronto que le era realmente conocido; con cortinas blancas rodeándolo por donde quiera que veía, una pequeña mesita a lado, de la que ahora sabía que era una camilla donde su cuerpo adolorido descansaba, con un montonal de poción y productos que Severus no alcanzaba a distinguir, también por una pequeña abertura de las cortinas podía ver los grandes ventanales que permitían el acceso del exterior hacia adentro, sin duda no era el cielo, era solo la enfermería del colegio, a la cual había asistido más veces de lo que le gustaría admitir.
Era de noche, lo supo por la abertura en las cortinas que le permitían ver afuera por medio de los ventanales, luego de enfocar más sus ojos pudo distinguir la luna menguante brillando junto al firmamento, era una vista hermosa de apreciar. No sabía cuánto tiempo había estado inconsciente o de que tanto se había perdido, pero siendo sincero consigo mismo, no le importaba la respuesta en absoluto, y mucho menos cuanto tiempo había perdido.
Su cabeza pálpito dolorosamente de forma repentina, aumentando su malestar físico, fue entonces tras otra punzada que pudo recordar todo; el lago helado, la daga dolorosa incrustada en su corazón por cada sentimiento que no puede dejar ir, las lágrimas retenidas en sus ojos, y la voz melodiosa, pero también podía recordar otra voz lejana, llamándolo con desesperación por su nombre de pila, sobretodo, recordaba perfectamente el tacto fugas cosquilleando en todo su cuerpo, y la calidez que la persona que lo llamaba a gritos le hacia sentir.
Severus trato de recordar a quien pertenecía, de alguna forma, se le hacia molestamente familiar, tanto que le revolvió el estómago, por lo que, tuvo que obligar a su cuerpo a contenerse y aferrarse a sí mismo con fuerza.
--Severus, has despertado --una voz conocida interrumpió el revoltijo dentro de Snape, lo cual el chico agradeció mentalmente.
Pronto sus ojos captaron la sonrisa cansada en el rostro de Madame Poppy, la enfermera del colegio, que a estas alturas, después de innumerables visitas al lugar por parte del pelinegro, ya conocía al chico, más de lo que a Severus le gustaría. No podía negar el hecho de que la mujer era una de las pocas personas que realmente le agradaban, aunque no lo demostraba nunca.
Poppy era la única persona, además del Director, que realmente mostraban una preocupación genuina por el menor, desde el primer día que el chico piso el lugar completamente indignado por el color chillón que había tomado su cabello negro luego de una broma por parte de los merodeadores.
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De la mano del enemigo [Snirius/Snack]
Fanfic"Perder a quien más amas, sin duda, es lo más crudo de invierno. Y Severus Snape lo había perdido todo durante ese invierno del año 1977. Y Sirius Black, sin duda, jamás creyó encontrar todo aquello que le faltaba en su némesis".