III

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William, al sentir que la puerta, giró y se encontró con un hombre que lo miraba fijamente, como si estudiara cada detalle de su rostro. Por un segundo, permaneció parado, sin saber qué hacer. Luego, notó que aún estaba desnudo y tomó una sábana para cubrirse, mientras su rostro se volvía rojizo por la vergüenza.

-¿Quién eres? -logró preguntarle con voz temblorosa, pero el hombre solo dio un portazo al salir, dejando a William intrigado y confundido.

Por su mente solo pasaban pensamientos sobre el hombre que acababa de ver: era muy atractivo, con ojos color miel profundos y cabello castaño claro. William nunca había tenido una pareja, ya que había sido comprometido con Adrien, el hijo del rey Harald Halfadanarson, desde muy joven, para asegurar el linaje puro.

Se terminó de vestir y se tumbó de nuevo, ya que su pierna le dolía demasiado. Si quería escapar, necesitaba todas sus fuerzas. La puerta se abrió de nuevo y vio a la mujer que lo había ayudado, Emma. Trató de levantarse para hacerle una reverencia, pero Emma se lo impidió.

-Tranquilo, no es necesario -dijo Emma con una sonrisa-.

-Quiero darte las gracias por ayudarme.

-De nada, pequeño -respondió Emma-.

-¿Cómo sabes sueco?- indagó William

-He estudiado varios idiomas -dijo Emma.

-oh - logró decir pero en su mente solo seguía pensando en el apuesto sujeto que había visto antes. Sonrió al recordar que su rostro también estaba rojo como un tomate.

-Y esa sonrisa, ¿de qué te acuerdas? -preguntó Emma, notando la expresión de William.

-Cuando me estaba vistiendo, vino un caballero y me vio, pero se fue de inmediato... me preguntaba quién era -dijo William, sin poder evitar pensar en el hombre.

-Es mi hijo mayor, Thomas -dijo Emma, y William repitió el nombre, sonriendo como un tonto.

-Y, ¿por qué vino a verme? -preguntó William, tratando de contener su curiosidad.

-Quería saber si estabas bien -dijo Emma-. Y ahora, pequeño, come todo de esta bandeja y después seguirás descansando, de acuerdo.

-Sí, de acuerdo... pero, ¿podrías decirle a Thomas que gracias por su preocupación y que me encuentro bien-pidió William.

-Yo le diré -dijo Emma-. Mañana vendré a verte, descansa.

-Gracias... mmm... ahora que recuerdo, no me has dicho tu nombre -dijo William.

-Soy Emma Sorensen -dijo, sonriendo.

-Soy William Fredriksen -exclamo, y con una reverencia, Emma salió de la habitación.

-Thomas -susurró William, sonriendo.

El despertar fue tranquilo, sin el bullicio de sirvientes que habitualmente lo rodeaban en su reino, diciendo que ropa ponerse o que plato preferia para comer de desayuno

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El despertar fue tranquilo, sin el bullicio de sirvientes que habitualmente lo rodeaban en su reino, diciendo que ropa ponerse o que plato preferia para comer de desayuno. En lugar de eso, solo se escuchaba el canto de los pájaros y el relinchar de los caballos. Sus pies tocaron el frío suelo y trató de caminar, pero su pierna dolía demasiado. Se sentó de nuevo y contempló la habitación, centrándose en el caballete lleno de polvo. Si pudiera conseguir papel y lápiz, su estadía allí no iba a ser del todo aburrida.

𝑩𝒊𝒍𝒍: 𝓛𝓪 𝓮𝓻𝓪 𝓭𝓮 𝓵𝓸𝓼 𝓥𝓲𝓴𝓲𝓷𝓰𝓸𝓼   [TwcNr]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora