Capítulo 2: La Justicia de la Reina

10 1 0
                                    

En la oscuridad de la noche, la Reina Alice duerme en su lujosa habitación. Su rostro, tranquilo al principio, comienza a mostrar signos de angustia mientras sueña.

Margaret Aparece en el sueño, con una expresión severa, mientras observa a Alice cubierta de barro. Margaret:"Princesa Alice, ¿dónde estabas? Estás llena de barro."

Alice con la cabeza baja tiene expresión de arrepentimiento, Alice:"Madre, yo estaba con Fredric."

Margaret: "¿Ese soldado hijo de la sirvienta? ¿Crees que es digno de una Princesa ensuciarse de esa manera con barro? Ese vestido de seda costó mucho."

Alice: "Perdóname, mamá."

Margaret: "En este momento no soy tu mamá, soy tu Reina." Jala la oreja de Alice con firmeza.

Alice: "Perdóname, Su Majestad, por favor."

Ancel II Aparece en la escena, con un tono de reproche hacia Margaret, Ancel II:"¿Qué estás haciendo, Margaret? No trates así a la Princesa."

Margaret: "Su Majestad, ¿no ve cómo ella está? Se juntó con ese Caballero de la Guardia Real. En vez de patrullar, él la llevó y, cuando regresó, ella estaba con barro."

Ancel II: "No es motivo para que la trates así. Ella solo tiene 12 años, es una niña."

Margaret:"Pero es nuestra única hija y la futura Reina. Ella debe comportarse como dicta el protocolo. Ella no tiene tiempo para amoríos con un Caballero sucio."

Ancel II: "Su vida es una bendición de Celestia, la Diosa de la Creación y Soberana del Cielo. Debemos protegerla."

Margaret:"Deja tus tonterías. Incluso si fuera hija de una Diosa, ella tiene que actuar según lo establecido."

Ancel II: "No le pongas presión a nuestra hija... Alice, anda a bañarte y ve a tu habitación. Cariño, cuídate. Debo hablar con la Reina Consorte Margaret."

Alice se va corriendo mientras Margaret muestra un gesto de frustración.

Margaret: "Ahora me llamas Consorte y por mi nombre."

Ancel II:"Debes dejar de tratar así a Alice. Ella es tu hija, tu Princesa, y tu futura Reina."

La Reina Alice despierta en su cama, agitada y asustada. Se compone rápidamente, esboza una sonrisa y se levanta para comenzar su día. Una lágrima cae de su ojo derecho mientras murmura el nombre de su antiguo amor.

Alice susurra, Alice:"Frederic Hallen..."

En la sala del trono, la Reina Alice, aún con la preocupación de la noche pasada, está sentada en su trono tras la visita de un embajador. Dos guardianes llegan con un hombre arrestado. El jefe de la Guardia Real, Lancelot, está a su lado.

Lancelot: "Mi Reina, necesitamos de usted urgentemente."

Alice, con un gesto dramático y preocupado, se inclina ligeramente hacia adelante, mostrando su interés.

Alice habla con preocupación teatral, Alice:"¿Qué pasó?"

Lancelot señala al hombre arrestado, Lancelot: "Este hombre quemó un Templo hecho en honor a Celestia. Adentro había 25 personas, entre ellos niños y ancianos. Según la ley, le corresponde la pena de muerte, pero necesitamos el veredicto de Su Majestad."

Alice: "Tú, ¿cómo te llamas?"

Augustus habla con n voz temblorosa, Augustus: "Me llamo Augustus Sennad."

Alice:"¿Por qué hiciste eso? ¿Qué quieres?"

Augustus: "Lo hice porque Celestia no protegió a mi esposa de unos ladrones. Solo quiero morir e ir con ella."

La Reina habla con una sonrisa fría y un tono suave, Alice: "Oh cariño, te aseguro que te irás a cualquier lugar con cualquier persona menos al cielo con tu amada. ¿Tienes hijos?"

Augustus: "No tengo hijos, su Majestad. Permítame morir, es mi derecho sobre mi vida."

Alice tiene una risa siniestra,
Alice:"¿Conoces a Mako?"

Augustus: "Es el Dios de la Destrucción, gobierna el inframundo. Es el hermano malvado de Celestia, su contrario."

Alice tiene una sonrisa maliciosa, Alice:"Créeme, no te gustaría morir e ir con él. Jaja... Guardias, llévenlo al calabozo. Que no se haga daño, aten sus manos. Lo quiero vivo hasta su último suspiro. Cadena perpetua para él. No te daré lo que deseas. La muerte es tu condena según la ley, pero yo soy la ley y tú, cariño, vivirás en tu tormento. Que tengas una excelente vida desde ahora, jajaja. Como he jurado, protegeré la vida de mis súbditos desde la concepción hasta la muerte natural, como dicta el Sacro Libro de Celestia, página 341, versículo 12, tercera línea: 'La vida es un regalo que debe ser protegido desde la concepción hasta la muerte natural. Cualquier atentado y falta de interés a ella es pecado.'"

La Reina Blanca Donde viven las historias. Descúbrelo ahora