dos; el principio de una historia

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Era un nuevo día, Valentina se levantó muy temprano, se arregló para ir a buscar trabajo en alguna hacienda.
Tocó algunas puertas pero todos demeritaban sus años de trabajo por el simple hecho de ser mujer, ya que no la creían capaz de hacer un buen trabajo porque ellos piensan que eso es cosa de hombres.

Llegó a las cuarta hacienda, una muy grande y bonita aunque para la pelirroja le hacía falta más color, sus colores eran muy pálidos.

─ buenos días vengo a pedir trabajo de capataza ─saludó cuando una mujer le abrió la puerta. La contraria asintió y la dejó pasar a la parte de la sala diciéndole que un momento le avisaba al patrón.

La muchacha le contó a Alejandro, el nuevo dueño de la hacienda hace poco tiempo pues su "padre" le había heredado todo, diciéndole que el que toda la vida fue su jefe, resultó siendo su progenitor.
El rubio le dijo que en un momento iba a la sala para ver a la mujer que llegó pidiendo trabajo, recordando lo que le había comentado la mujer de la playa la tarde anterior.

“vengo a pedir trabajo de capataza”

Almonte abrió ligeramente la puerta para observar por un huequito de quién se trataba, cerciorandose que era la misma fémina de ayer. Iba a salir de su despacho para hacerla pasar pero se le ocurrió algo.
Cuando se enteró que Monserrat se casó con él únicamente por su dinero, para salvar a su familia de la ruina se sintió muy desdichado, llegando a pensar que todas las mujeres son iguales. Pero para estar totalmente seguro de no volver a confiar en ninguna se le ocurrió poner a prueba a Valentina, siguiéndola tratando en la playa, diciéndole que trabaja como peón, para ver si es una interesada igual que su esposa.

Llamó a una de las sirvientas de la casa sin que Valentina lo viera o escuchara para que llamara al capataz Antonio Olivares.

─ me dijeron que necesitabas verme ─dijo el trabajador al llegar.

─ afuera está una mujer buscando trabajo para ser capataza, necesito que cheques sus referencias y juzgues si puede quedarse con el trabajo, si es así contratala y no te preocupes que tú seguirás trabajando en el mismo puesto.

─ ¿Para qué quieres dos capataces?

─ ella podrá ayudarte.

─ como tú digas.

─ ella no puede ponerse en contacto conmigo, todo lo tiene que ver contigo ¿de acuerdo? Si la contratas su sueldo será igual que el tuyo ─el asintió y se retiró yendo dónde se encontraba la fémina.

─ buenos días ─habló el capataz llamando su atención.

La mujer al voltear se encontró con un hombre algo alto, cabello negro, vistiendo como un hombre de campo.

─ ¿Usted es el señor Almonte? ─preguntó la mujer con curiosidad, él negó.

─ soy un hombre de confianza del señor Almonte, me pidió que yo la entrevistara. Acompañeme.

─ mm.. ya veo, está bien .

 ya veo, está bien

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El ambiente estaba en completo silencio. Ambos se encontraban sentados en la pequeña sala que tenía la casa del capataz, donde ahora vivía Antonio junto con su "ayudante".
El hombre leía con atención los papeles que le había entregado la pelirroja dónde venían los lugares donde había trabajado, su experiencia y algunas cartas de recomendación. Ella lo miraba con detenimiento, sus ojos negros denotaba profundidad, cansancio y algo de tristeza, mientras que sus facciones marcadas junto con su semblante serio lo hacía ver una persona dura.

─ parece que tiene mucha experiencia señorita Valentina. No veo porque no podría obtener el trabajo.

─ ¿De verdad?

─ si, de hecho no sé porque no tiene trabajo. ¿O es la primera puerta que toca?

─ llevo buscando trabajo toda la mañana pero piensan que una mujer no tiene las suficientes agallas, coraje y experiencia para tener el puesto.

─ al contrario, yo creo que usted puede aportar muchas cosas a la hacienda, dos capataces serán de mucha ayuda.
Y respecto al sueldo será igual al mío ─el extendió la mano para cerrar el trato con una sonrisa─ estás contratada.

Valentina estaba realmente sorprendida, pues había pensado que le darían un sueldo mucho más bajo que el de un hombre ─ muchas gracias ─agradeció sonriéndole de vuelta, tomando su mano.

─ ¡Oye Jose Lui- ─interrumpió un hombre güero al entrar a la casa, quién al ver que su amigo se encontraba con alguien más no terminó la frase algo que le pareció extraño a la fémina─ Antonio, ¿Quién es?

─ es la nueva capataza.

─ ¡¿Qué?! ¿Y tú puesto de capataz? No me digas que.. ─el rubio pensaba que ya los habían descubierto.

─ no compa, no te preocupes, después te cuento.

─ bueno.. ¿Y cuándo podré ver al señor Almonte para firmar que trabajaré aquí?

─ tu firmaras conmigo, él siempre está muy ocupado.

─ está bien, me presentaré entonces mañana mismo. Hasta mañana ─la mujer se despidió de ambos y salió de la casa.

Así que el pelinegro comenzó a contarle las cosas a su amigo.

Por su parte Alejandro estaba por la ventana observándola irse, Valentina tenía una gran sonrisa, él imaginaba que Antonio Olivares la había contratado, por eso su felicidad.

Ahora no quedaba más que llevar a cabo su plan.


C O N T I N U A R Á






































































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@dohnutv

❝𝐓𝐞𝐧𝐠𝐨 𝐓𝐨𝐝𝐨 𝐄𝐱𝐜𝐞𝐩𝐭𝐨 𝐚 𝐓𝐢❞ ─ 𝐀𝐥𝐞𝐣𝐚𝐧𝐝𝐫𝐨 𝐀𝐥𝐦𝐨𝐧𝐭𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora