Eight

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Las clases habían finalizado y Anxiety esperaba a que Ennui saliera de la institución para ir juntas al departamento de ella. Ya que desde que empezaron a acercarse más, tenían la costumbre de hacer tareas o proyectos de la escuela juntas. Algunos eran complicados y llegaban a tener que desvelarse para hacerlos. Cuando ese era el caso, la pelirroja siempre era quien se ocupaba del trabajo y se tomaba varias tazas de café, mientras que la pelimorada se quedaba dormida, solo era de ayuda cuando los hacían temprano.

Ennui salió de la institución a los pocos minutos y tenía una expresión cansada. La pelimorada le contó algunas veces sobre lo insoportable que llegaba a ser su profesor de matemáticas y su última clase había sido de matemáticas.

La más baja no dijo nada y comenzaron su camino al departamento. Ninguna parecía querer hablar, solo había un silencio entre ambas, pero un silencio cómodo.

Continuaron sin hablar hasta que llegaron al departamento de la pelimorada, que apenas entrar a la habitación, Ennui se dejó caer sobre la cama y soltó un bostezo.

-¿Mal día?-

-Terrible.-

La pelirroja no preguntó nada más. El silencio volvió y Anxiety depositó algunos libros sobre el escritorio, buscando las páginas que tenían que trabajar. La pelimorada tenía los ojos cerrados, mientras estaba acostada, los abrió unos segundos, solo para ver a la pelirroja. Esta estaba buscando el estuche de sus lentes en su mochila, los lentes le ayudaban a leer mejor y la hacían ver más inteligente o nerd, como Ennui la llamaba.
Limpió un poco los lentes y se los colocó delicadamente, desviando disimuladamente la mirada a la que yacía acostada en la cama. Separó la mirada con timidez al ver que la pelimorada la estaba mirando desde ya antes. Retomó lo que estaba haciendo y buscó de vuelta las páginas por hacer.

Todo había transcurrido con normalidad, sin mencionar las miradas que se daban en ocasiones y que alguna desviaba la mirada al libro cuando eso sucedía. Ya solo les faltaba un trabajo por terminar. Ennui olvidó el mal rato que tuvo en la escuela gracias a la presencia de Anxiety, lo que hizo que al pasar la tarde, hablara y se abriera más.

Se tomaron un descanso de cinco minutos del trabajo. Ahora la pelirroja estaba probándose prendas de la pelimorada, quien reía por lo grandes que le quedaban.

-Tienes buenos gustos para la ropa.- comentó la más baja, mirándose en el espejo de la habitación de Ennui y haciendo algunas poses con la grande camiseta que llevaba puesta.

-Lo sé, mis gustos en ropa son los mejores.- respondió al comentario de la pelirroja y aunque no quisiera admitirlo, Anxiety se veía tan adorable usando su camiseta, el que le quedara grande hacía que solo se viera mucho más adorable ante sus ojos.

La pelirroja emitió algunas risas y se quitó la camiseta que le pertenecía a la de ojeras, pero aún tenía la suya debajo de esa. Ambas bromearon un poco, después volvió el momento de silencio. Las dos adolescentes solo se miraban.

Repentinamente, Anxiety se acercó lentamente a Ennui y sus rostros quedaron a solo centímetros como aquella vez en la biblioteca.

Sabía que se pondría a analizarlo mucho y seguramente después se separaría de tanto pensarlo, acabando en nada.

La pelirroja podía sentir su corazón latir con fuerza. Sus ojos se encontraron con los de la pelimorada y sus manos se tocaron, ambas sentían estrellas a su alrededor. Su mente le gritaba que se detuviera, que lo pensara mejor,  que se alejara antes de que hiciera algo de lo que después fuera a arrepentirse. Pero, por primera vez en mucho tiempo, decidió ignorar esas voces.

Conexión inesperadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora