Capítulo 2: Un nuevo mundo

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Me levanto temprano el lunes, sin poder ocultar mi sonrisa. Me miro al espejo dudando de la ropa que estoy usando. Tengo miedo de llegar al otro lado con las mismas fachas caseras que llevo. Me hago una cola de caballo y saco unos mechones de delante de mis orejas. Arreglo mi flequillo y le aplico un poco de glosh en mis labios para hidratarlos y darles color. Me coloco en mi mano izquierda un reloj dorado pequeño y abro la puerta del closet. Me quedo observándola por minutos desesperada. De repente la puerta cobra vida. Una luz acogedora calienta mi habitación. Me acerco lentamente para luego mirar hacia atrás.

—Recuerda volver a tiempo.—Dice la abuela a punto de llorar.

—No comiences con tus lloriqueos. Lincey, ya no es una niña.—Dice el abuelo.

—Ve, no pierdas tiempo como siempre.—Dice la madre lanzándole un beso.

Les lanzo un beso y meto mis dedos en el portal. Puedo sentir como me jala dentro de él. Decido cerrar los ojos al saltar dentro de mi closet.

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Me siento por los aires. Puedo estirar mis extremidades y abrir mis ojos. Estoy flotando y una fuerza me empuja hacia delante. Es un túnel de luz tenue y pacífico. Me reconforta. La luz cubre mi cuerpo. Me siento diferente. Limpia en cuerpo y alma. Al final de este túnel está la puerta de mi closet pero más grande. Tomo la manilla y con temor la abro. La brisa me sorprende y cierro mis ojos otra vez. ¿Tanto miedo tengo a lo nuevo? Respiro profundo al dar unos pasos hacia delante y abro mis ojos. Es hermoso. Salgo del portal y cierro la puerta. Miro hacia todas partes. Parezco volver a tener 4 años que todo me llama la atención. Los portales están unos juntos a otros a un metro de distancia. Son puertas de escaparates y closets. Creo que hay como treinta portales. Estoy en medio de un valle. A menos de un kilómetro se ve la cuidad y como a 100 metros frente a mí está una escuela "Zodiac Magic". Situada en medio del valle. Con un amplio patio y varias edificaciones separadas por pasillos techados. Una arquitectura extraña pero maravillosa. Los cristales brillaban al contraste de los muros azules y blancos. Miro mi cuerpo. Tanta belleza me desconcentró de mí misma. Tengo puesto un uniforme que comienza con zapatos escolares en azul y blanco. Unas medias largas blancas a la altura de debajo de las rodillas. Una falda de pliegues azul acampanada. Una blusa al estilo marinero blanca y azul con un lazo celeste. Mi cabello seguía igual, pero tengo unas argollas azules en mis orejas y un lazo celeste en mi coleta como cinta para recoger mi cabello. En mi hombro izquierdo cuelga un bolso pequeño de mano blanco y violeta. Me sorprende que sepan hasta mi color favorito. 

Me dirijo al patio de la escuela

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Me dirijo al patio de la escuela. Hay muchos jóvenes en él. Siempre he sido reservada, por lo que me aparto de los lugares llenos de personas. Me acomodo en una esquina y miro hacia un lado. Allí estaba recostado al muro un jóven con su pierna derecha en la pared. Me quedé observándolo.

Es un chico alto de cabello negro. Tiene unos ojos peculiares, son grises. Su rostro es rudo y su mirada está pérdida en la multitud. Sus brazos están cruzados pero aparenta estar a la defensiva. ¿Por qué será? Por lo que veo es robusto. Parece practicar ejercicio.—Lincey piensa mientras lo mira un poco más.—¿Será de esta dimensión o de la mía?—Se pregunta a sí misma. 

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