Un portal, una conexión entre dos mundos. Lincey Life una adolescente de 16 años, introvertida aunque de carácter alegre es convocada a otra dimensión para estudiar magia. Allí conoce a un chico con un carácter peculiar y hace unas nuevas amistades...
Yo era una niña solitaria. No sentía interés en acercarme a nadie. Con 4 años comencé a desarrollar mis poderes, algo prematuro para la mayoría. Normalmente las cualidades deben brotan entre los 12 y 14 años, para luego perfeccionarlos entre los 15 y 17 años en el curso veraniego de Zodiac Magic. No todas las personas alcanzan la cúspide de sus poderes a los 15. Por lo tanto entran al curso con 16 o 17 años, cuando se sienten preparados. Mi familia me inculcó la pasión por la magia. Con tan solo 6 años ya podía realizar hechizos sencillos. Me gustaba leer acurrucada en las esquinas y no salir de casa a menos que fuera a la escuela.
Yo era una niña alta para mi edad. Tenía sobrepeso y los demás niños se burlaban de mi físico y carácter. No me interesaba tener amigos, aún así mi madre y tío querían que conociera a los nuevos vecinos.
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- Tío convence a mamá. - Dice Sachi haciendo fricción con los pies para no caminar.
- Vamos, flechita, los vecinos tienen una hija de tu edad. - Dice el tío con amabilidad.
- No quiero. - Forcejea la pequeña
- Vamos, flechita. Date la oportunidad. - Dice la madre al quererla tomar de la mano.
Cuando mi tío me suelta para que yo tome la mano de mi madre me dirijo hacia los arbustos y tomo una rama. Ella me sigue con un grito que retumbó en mis oídos. Transformo la rama en una flecha y la entierro en la acera.
- Espíritus celestiales, protéjanme: Barrera celestial. - Al terminar de recitar el hechizo la azabache es cubierta por un manto rojizo como una cúpula.
Mi madre golpeó la barrera. Utilizó magia para debilidarla pero yo puse todo mi empeño y maná por tenerla firme. Los insultos y regaños de su parte casi no se escuchaban adentro. Aquí estoy libre del mundo. Mi madre patea la cúpula con frustración. Tío me dijo que después de la muerte de mi padre ella se había vuelto violenta.
Los vecinos salen de su casa y vienen a verme. Son una pareja y una niña que parece ser menor que yo por su físico. Tiene el pelo rubio sobre los hombros y los ojos verdes y grandes como los de una muñeca. Su rostro lleno de ternura, su vestido verde acampanado y con las flores que adornan su pelo parece una princesita en miniatura.
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