16-Calor de la chimenea

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Kassandra pv

Desperté con los primeros rayos de sol filtrándose por la ventana, acariciando mi rostro con una calidez acogedora, como si el día susurrara suavemente que era hora de comenzar, aunque comenzara mi primer día de trabajo

El aire fresco de la mañana se colaba por la ventana, trayendo consigo el olor a tierra húmeda y el canto distante de algunos pájaros

Permanecí unos instantes en la cama, disfrutando del silencio antes de que el mundo a mi alrededor despertara por completo, sintiendo cómo mis pensamientos lentamente se centraban en una cosa, en que trabajaría junto a Stefan, el chico que consigue ponerme nerviosa

Me levanté de la cama y me estire para cambiarme de ropa rápidamente y bajar a la sala, cuando me cambié y bajé abajo, no había nadie

Toda la casa estaba en completo silencio, así que salí sin hacer ruido y me dirigí hacia la casa de Stefan

Cuando llegue a su puerta, di dos pequeños toques para que abriera, y luego de esperar unos minutos él abrió la puerta y me miró

Cuando me fijé en el, estaba todo despeinado y con la cara inflamada, notando que se acababa de despertar, o que yo lo había despertado

Kassandra:Buenos días -dije animada y más tranquila de lo normal-

Stefan:Bu-Buenos días Kassandra -dijo con un tono adormilado- perdón pero ahora mismo no estoy muy presentable -dijo agachando un poco la mirada de forma avergonzada-

Kassandra: -reí y lo mire- Tu tranquilo, estás guapo incluso así -reí leve- no tienes porque impresionarme

Esta vez sentía tranquilidad, me sentía más segura de mi misma para lanzarle piropos a Stefan o incluso estar más cerca de el, ya que estos días pasados estuvimos muy apegados el uno al otro

Stefan: -me miró y sonrió leve- Pasa anda, que esta mañana es muy fría -se echó a un lado para que pasara dentro de su casa-

Sonreí y entré dentro, me senté una silla de madera y suspire, analizando el lugar de mi nuevo trabajo, aunque ya lo haya visto antes

Kassandra:¿Por dónde empezaremos hoy?

Stefan:-me miro y se sentó en otra silla, justo frente a mi- Hoy debemos fabricar unas herraduras para los caballos del establo, algunos aldeanos piden en la plaza por la falta de cuidado hacia el animal

Kassandra:Ya me imagino, Sarah trabajará en el establo, o bueno tú ya lo sabes -reí leve-

Stefan:Si lo sé, ¿cuando te fuiste de tu casa alguna de tus hermanas estaban despiertas?

Kassandra:Ni idea, cuando bajé a la sala no vi a ninguna, así que supongo que ya se habrían ido o que se estaban preparando aún en sus habitaciones

Stefan:Bueno quizás sea eso, ¿nos ponemos manos a la obra?

Kassandra:Claro -me levanté de la silla y me acerque hacia la mesa de trabajo- ¿Cómo se supone que debemos empezar?

Stefan:Las herraduras déjamelas a mi, tranquila tú ponte cómoda, diré que la hicimos ambos pero no quiero que estés metiendo tantos martillazos porque puedes hacerte daño

Kassandra:Yo puedo hacerlo Stefan -tome un martillo de la mesa- ¿Por dónde empiezo?

Stefan: -me quitó el martillo de las manos y me miró- No seas terca y ponte cómoda, yo me encargo -dijo sereno-

Kassandra: -como pude, conseguí quitarle el martillo de las manos y lo mire- No seas tú terco, te dije que yo puedo hacerlo

Stefan:La terca aquí eres tú -intentó quitarme el martillo de las manos- dámelo

Lo que hacemos en las sombras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora