III

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NEVAEH



Autumn sale de su habitación con cara de dormida cuando entro por la puerta.

— ¿No descansas ni en vacaciones?

— No —digo, adentrándome en la pequeña cocina que hay a la derecha—. Deberíamos comprar algo, no tenemos nada para comer.

— Podemos ir a la pizzería de nuevo.

— No voy a vivir a base de pizza durante todo el año, Tum.

— Está cerca, está buena y el chico que las sirve también.

— Sabes, su amigo vive abajo —digo, distraída, y ella frunce el ceño.

— ¿El amigo antipático de anoche?

— No es antipático.

— Prácticamente nos echó, Vivi.

— No es verdad. A mí no me dijo nada.

— Pues a mí sí. Y deberías estar igual de enfadada que yo.

— No estoy enfadada, de hecho, incluso agradezco que te parara los pies. No conoces a ese chico, Tum, no puedes...

— Cállate, Vivi. No eres la persona idónea para darme lecciones de amor. ¿Con cuántos chicos te has acostado tú?

— Voy a comprar algo —digo, molesta.

— Lo siento, Vivi. Es que... ya lo sabes, todos los chicos que me gustan pasan de mí. Estamos en otro país, donde nadie me conoce, y yo...

— Lo sé, Tum. Pero creéme, es mejor esperar a que te rompan el corazón mil veces.

— Para ti es fácil decirlo.

— Claro que no. ¿Por qué crees que lloro con casi todas las películas románticas?

— Porque eres una sensiblera.

— Y porque sé que jamás tendré una historia de amor como esas. Conoceré a alguien en Montreal, cuando vuelva y decida qué quiero estudiar. Tal vez incluso lo conozca cuando empiece a trabajar. O no lo encuentre. ¿Quién sabe?

— ¿Te has traído tus pinturas?

— No.

— Deberías. Estos paisajes son muy bonitos, y seguro que si los pintas quedarían mejor que una fotografía.

— Claro que no.

— Vivi, se te da genial pintar. Voy a comprarte pinturas.

— Ni se te ocurra.

— Dúchate antes de ir a comprar. Y yo voy a ponerme algo para acompañarte, así empezamos a conocer la ciudad.

La obedezco, así que quince minutos más tarde, estamos paseando por la ciudad siguiendo el GPS.

— Deberías plantearte aprender neerlandés.

— No sería capaz. Es como un trabalenguas.

— No es tan complicado cuando le coges el rollo. Además, te serviría para poder defenderte sola. Imagínate que un día me encuentro mal y tienes que salir sola a hacer la compra. ¿Qué harás cuando tengas que pagar o preguntar por algún producto?

— Intentaré llevar el móvil con el traductor siempre a mano.

— Eso no vale.

— Claro que sí. Puedo buscar en Internet y traducir del inglés al neerlandés. ¿No entienden aquí el francés?

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⏰ Última actualización: Aug 21 ⏰

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