Valentía (2/2)

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La primera vez que conoció a Max, Sergio solo lo vio como un joven rookie ansioso de demostrar su talento y conocer a los pilotos mayores.

Era algo lindo tanto físicamente como en personalidad. Le parecía encantador como lo seguía por el paddock para conversar, le divertía como quitaba a Ocon para quedar juntos en las fotos o cuando se sonrojaba al extremo cuando tenían un mínimo contacto físico, de lo cual se aprovechó más de una vez.

El problema fue cuando aquel chico dulce empezó a perder sus rasgos inocentes y propios de un adolescente. Era como si de un momento a otro lucirá más como un hombre hecho y derecho, con rasgos más toscos y músculos más grandes. Era normal que sus rutinas de ejercicio cambien y con ello su físico pero era un cambio abismal a los ojos del mexicano.

Max seguía persiguiendolo pero cada vez se mostraba más seguro con sus acciones y pequeños roces inocentes se habían vuelto en coqueteos e insinuaciones explícitas.

Cuando llegó a Red Bull las cosas escalaron demasiado rápido. Max había tomado la costumbre de invadir su espacio personal, a tocarlo en cada oportunidad que tenia, a halagarlo a toda hora y Sergio no era de metal.

Empezó a caer poco a poco en los encantos del joven campeón y a responder a sus acciones para intentar que Max se diera cuenta que podía ser recíproco pero a veces Max podía ser un poco distraído.

Estuvo a punto de rendirse así que como última oportunidad tomó la situación del auto para que Max reaccionará.

Y funcionó muy bien, mejor de lo que esperaba, tanto que ahora se encontraba debajo de su compañero con sus grandes dedos dentro de él, jugando con rudeza a meter y sacarlos mientras que él solo podía estremecerse, gemir y aferrarse a los brazos del rubio.

Se suponía que habían ido a hablar de lo sucedido en el auto, quizás arrepentirse y olvidarlo pero en un arrebato de valentía de Max, lo había tomado del rostro y lo beso con ímpetu. No era dulce o delicado, era tosco, desorganizado, violento pero lo había vuelto loco.

Llegaron a la habitación y Sergio se posiciono encima de Max, nuevamente pudiendo sentir como empezar a despertar el pedazo de carne que tenia. Si con las limitaciones de estar en el auto se había sentido tan bien, ahora que podía mover con más libertad su cadera era maravillo. Amó sentir como el miembro del neerlandes empieza a ser más notorio y presionaba contra su trasero.

Max tomó con fuerza su cadera ayudando con los movimientos y aprovechando para sacarle la camisa de Red Bull qué llevaba, sus ojos azules parecían tan oscuros como lo noche y la mirada hacia similitud con la de un león a punto de cazar.

Se besaban con desespero ni siquiera algunos choques con sus dientes eran capaces de hacerlo disminuir. Max aprovechando un suspiro de Sergio introdujo su lengua en su boca explorando cada rincón, mordiendo y dando pelea a la lengua ajena por ver quien podía volver loco primero al otro.

Hubo un movimiento en específico que hizo que Max tuviera que dejar de comerle la boca a Checo.

—Por favor...

—¿Por favor que, Max?

De un rápido movimiento, Max lo había acostado bajo él y después de soltar una sonrisa burlando tomó la mano del mexicano para hacerlo acariciar su pene aun encima de los pantalones ajustados qué llevaba

—Mira como me tienes. — Resistió dejar salir un gemido al sentir la mano del moreno continuar masturbandolo con firmeza. —Déjame follarte, por favor.

Sergio sabe que no debería sentirse tan orgulloso de escuchar eso, pero no puede evitar ronronear de satisfacción.

Max podía partirlo en dos y él lo agradecería a estas alturas.

Valentía | Chestappen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora