CAPÍTULO 37 - BOSS AND QUEEN PARTE 1

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•✦───────────•✧ Emma.

Cualquier ser inteligente sería capaz de entender lo que sucede si estuviera en una situación normal con una persona común, pero yo no lo estoy y enfrente no tengo a un universitario, a un novio de secundaria o un pretendiente cualquiera; tengo al Boss de la mafia rusa viéndose más imponente y sádico que nunca.

Mi padre y mi hermana mantienen el arma en alto con la misma aura amenazante que trae él, consiguiendo que me vea como el ser más pequeño de todos. El anillo se mantiene a la vista entre sus dedos y lo reparo antes de que mis ojos se conecten con los suyos. Lo que desencadena hace que mi pecho se estremezca con violencia, sin embargo, tal efecto no nubla la realidad.

El porqué de tenerme aquí y lo que se había estipulado anteriormente.

—Es un truco para dañar a…

Intento decir, pero sujeta mi muñeca dejando la joya en la palma de mi mano.

—Define el apelativo que voy a usar —habla solo para los dos—: Mi esposa, mi presa o mi esclava. Solo hay esas opciones.

—Emma ven —me llama Sam—. Ven y vámonos, ¡Usted ya deje de querer lastimar a…!

Medio sonríe con ironía posando los ojos en mi hermana mayor.

—No, no notaste las consecuencias del juego —le dice— y ahora no notas que continúa, sin embargo, hace mucho que dejó de ser por ti.

Me da la espalda dejándome con el anillo en la mano. Por más molesto que estén, creo que tanto el general, como la teniente saben las consecuencias de soltar un tiro en territorio ajeno. La pieza brilla en mi mano mientras sale y se va estrellando la puerta.

Rachel baja la pistola al igual que mi padre y todos comparten la misma mirada cargada de duda que me hace arder la nariz. «No he sido una buena hija», ni una buena hermana, ni una buena persona, y lo que tengo dentro empieza a pesar de una manera que no me deja respirar.

—Me acosté más de una vez con el Boss siendo consciente de que estaba mal y no era lo correcto. Han leído verdades y mentiras —confieso concentrando la mirada en mis zapatos—. Tuve a Amelie porque quise, no me obligaron a engendrarla y tampoco me arrepiento de haberle dado paso al momento en el que creo que sucedió.

Mala o no, es la verdad y la garganta me duele cuando paso saliva.

—Death me dijo que no sería fácil el venir aquí, me advirtió a lo que me iba a enfrentar, me recalcó una y otra vez lo que tenía que hacer: “Conseguir que el Underboss matara al Boss”, pero no contó con que Vladimir adorara tanto a su progenitor. Le despertaba cosas, sin embargo, lo que sentía por mí no se comparaba a lo que sentía por él y estaba centrada en el Underboss, pero unas ganas absurdas emergían cada vez que aparecía su padre, el cual no me era indiferente — continúo—. Fue y es un mafioso hijo de perra, así como yo siempre he sido el dolor de cabeza que porta el apellido James, el cual no estuvo encerrada en un calabozo gran parte del tiempo como lo pintaron. Conviví con ambos y en ese proceso pasaron cosas, las cuales desataron situaciones que aún no logro explicar, pero sucedieron. Quedé embarazada, lo noté después de que me liberaron e intenté tener una vida, mas no se pudo.

El silencio se apodera del lugar, la cara de decepción de Luciana empeora, sus ojos acusadores recaen sobre mí llenos de asco. El que no se inmute una palabra no me ayuda y el cúmulo atorado en mi tórax es un tumor que se va volviendo cada vez más grande, consiguiendo que los dientes me templen y las lágrimas me pringuen el pecho.

—¿Qué esperamos para irnos? —pregunta Sam impaciente— Buscaremos la manera de venir por Amelie y por los mellizos cuando se pueda, o si quieren quedarse con ellos, que lo hagan. Al igual, es lo único que les importa, eso y su maldita venganza.

QUEEN #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora