Alex y Maddie sabían que tenían que actuar rápido para detener la maldición. Decidieron tomar el tesoro y devolverlo a su lugar original, sin importar lo que el Sr. Johnson dijera.
Agarraron el tesoro y corrieron hacia el lugar donde lo habían encontrado. El Sr. Johnson los siguió, gritando y amenazándolos.
Cuando llegaron al lugar, Alex y Maddie colocaron el tesoro en su lugar original. De inmediato, la tierra dejó de temblar y la maldición se detuvo.
El Sr. Johnson se detuvo en seco, asustado. -¿Qué habéis hecho?-, preguntó.
Maddie se volvió hacia él. -Hemos detenido la maldición-, dijo. -Y hemos salvado la isla-.
El Sr. Johnson se derrumbó en el suelo, derrotado. -Me equivoqué-, dijo. -No debería haber intentado quitarte el tesoro.
Alex y Maddie se miraron el uno al otro, aliviados. Habían resuelto el misterio de la isla y habían detenido la maldición.
Pero de repente, escucharon un ruido detrás de ellos. Se dieron la vuelta y vieron al guardián de la isla, sonriendo.
-Bien hecho-, dijo. -Habéis demostrado ser dignos de la isla. Ahora, podéis dejar la isla y regresar a casa.
Alex y Maddie se miraron el uno al otro, emocionados. Habían resuelto el misterio y habían ganado el derecho a regresar a casa.
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Chauuu
