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"A partir de este momento trabajarán juntos..." 

¿Qué podría salir mal? Solo por el hecho de que el final de su relación se debió porque uno de ellos salió corriendo en la dirección contraria y el otro quedó totalmente desconcertado en el proceso, y a pesar de sus intentos por encontrarlo, nadie sabía de su paradero.

Y ahora estaban frente a frente años después en el lugar menos esperado. 

Yoongi se encontraba refugiándose en la seguridad de su oficina en cuanto terminó la junta y les dieron el permiso de irse, y es que la hora que estuvo metido junto a sus colegas y ver a Jimin observándolo mientras evitaba su mirada había sido complicado y una tarea difícil.

¿Por qué, de todos los lugares posibles, tenían que encontrarse ahí? Y es que él recordaba que Jimin se había especializado en un área totalmente diferente, pero luego se golpeó mentalmente ante el detalle que habían transcurrido un par de años desde la última ocasión en que se habían visto. 

Y los años le habían sentado bien. 

Jimin nunca había sido desordenado con su imagen, de hecho a Jimin le encantaba la forma en que él se esmeraba por verse impecable sin importar que la ocasión sea importante o simplemente reposar en casa todo el día, alegando que uno nunca sabía cuando necesitaba salir de emergencia o recibir a alguien. Pero ahora, con un par de años encima, le daba un aspecto más varonil y elegante, y es que aquel traje le sentaba de maravilla mientras caía sobre sus hombros y se ajustaba a su espalda ancha, apretando ligeramente en sus antebrazos y culminando en sus muñecas donde portaba un sofisticado reloj que le hacía ver un tanto intelectual junto al par de tatuajes que parecían asomarse debajo de su traje. Su cabello se encontraba perfectamente peinado hacía atrás, un tanto más largo de lo que recordaba y eso le había llamado la atención, con sus anteojos reposando en la cima y sujetándolo. Además, recordaba que a él le gustaba hacer ejercicio, pero jamás imaginó que se pondría de esa manera después de tantos años sin verse, se sentía peor.

Sus facciones se veían más maduras y con un toque serio, pero seguía siendo el mismo chico de unos años atrás que le gustaba convivir y aportar en las conversaciones, llamando la atención sin siquiera intentarlo por el aura tan brillante que desprendía. Aquella sonrisa que en alguna ocasión fueron dedicadas para él ahora eran viejos recuerdos, aquellos pucheros cuando estaba muy concentrado y estaba prestando atención a su entorno, como jugaba con sus manos cuando no comprendía algo y sentía que perdía el hilo de la conversación pero luego una leve inclinación en su mirada para saber que estaba enfocado en ello.

Algunas costumbres nunca morían, y estaban más presentes que nunca. 

Y Yoongi no era el único que se había percatado de todos aquellos detalles, Jimin también sabía los de Yoongi. 

En primera instancia, sabía por su forma de jugar con los anillos que portaba en sus manos que se encontraba nervioso, al igual cuando relamía sus labios cada cierto tiempo y aclaraba su garganta mientras trataba duramente de prestar atención pero sabía que su mente se dirigía a otro lugar. Le sorprendió lo mucho que había cambiado, aunque los años hubieran pasado, realmente para sus ojos seguían siendo el muchacho que lo había enamorado desde la primera mirada, y es que aquellos ojos que solían brillar y se agrandaban cuando algo le emocionaba o sentía emociones fuertes solo le hacían querer estrecharlo contra su cuerpo y protegerlo. No sonreía en ese momento, pero podía ver perfectamente entre sus recuerdos aquella sonrisa de gomita que le dedicaba solo a él, como sus ojos se hacían pequeños y sus mejillas se inflaban tanto que solo provocaba estrujarlas en ese momento.

Y había hecho todo ello, pero ahora eran completos desconocidos en la misma sala de trabajo. 

Jimin caminó por el pasillo con las manos en sus bolsillos, considerando si era buena idea hacerle frente y saludar como dos personas adultas que eran ahora, pero ¿Realmente podría actuar como si nada? Si bien eran adultos y los años habían pasado, su pecho aún se removía de solo recordar aquel día donde había llegado a su departamento con la noticia de ser ascendido en un mejor puesto, y por lo tanto, podría darse mayores libertades de los cuales tanto había soñado, pero al llegar y ver todo el lugar desolado y sin ningún rastro de su paradero, solo incrementó la sensación agría que se formaba en la boca de su estómago. Tenía una pequeña espina que le causaba florecer el resentimiento que por tanto tiempo había querido ignorar.

Al final, jamás había podido descifrar el motivo de su partida, y ahora que estaban frente a frente no lo creía prudente. ¿Cómo podría llegar hasta él y cuestionarle algo que pasó hace años? No quería dar una imagen de no haberlo superado, aunque muy en el fondo sabía que no lo había hecho realmente, solo se había hecho a la idea y acostumbrado a ella. 

Con un suspiro, sus nudillos tocaron la puerta de vidrio frente a él y esperó pacientemente por una respuesta. Sabía que se encontraba ahí, y si no lo quería ver estaría bien con ello, pero estaban por trabajar juntos y...

──¿Te puedo ayudar en algo?──Reaccionó cuando la puerta se abrió y el hombre delante suyo cuestionó al verle.

──Sí, yo, uh... pensé que sería bueno vernos después de la junta, ya que estaremos trabajando juntos.

──Lo sé, solo quería un momento para asimilarlo.──Desvió la mirada y aferró su agarre al picaporte como si su vida dependiera de ello.──¿Te parece si iniciamos con esto después del almuerzo? Tengo que terminar algunos pendientes que están bajo mi dirección y ahora con este nuevo proyecto me temo que me quitará el tiempo de poder verlos y preferiría terminarlos antes de iniciar.

──¡Claro! Está bien, no te preocupes por ello. Sé que esto es muy nuevo, inclusive para mí, así que si gustas podemos iniciar a partir de mañana y...

──¡No! Hoy está bien, de todas formas saldré tarde del trabajo y no me llevará tanto tiempo esto.──Cuando se percató de que había elevado su tono al negar, un tinte rosa cubrió sus mejillas y pidió de manera interna que se fuera lo más pronto posible, aún se sentía asfixiado por el reciente reencuentro. 

──Está bien, entonces nos veremos más tarde.──Y como si Yoongi esperara esas palabras, la puerta fue cerrada frente suyo, a unos cuantos milímetros de su rostro antes de estamparse contra ella.

Yoongi le echó seguro a la puerta y corrió hasta la silla detrás de su escritorio para calmar su pobre corazón que latía desbocado y cerró los ojos, pensando en cómo lidiaría con todo aquello y si renunciar era una opción viable. Pero la paga ahí era buena, había escalado para estar en aquel lugar y no pensaba renunciar solo porque uno de sus mayores fantasmas del pasado había aparecido para atormentarlo, sin intenciones pero se encontraba ahí. Y una parte de él odió escapar, además de reconsiderar el renunciar parecía escapar nuevamente y estaba harto de jugar ese papel.

Y cuando vio la foto enmarcada que posaba sobre su escritorio con el rostro de su hijo sonriendo hacia la cámara sintió un tirón en su pecho, por él es que seguía en aquel lugar, porque de esa manera podía permitirse darle todo lo que necesitaba. 

Pero cuando su mente comenzó a maquinar y recordó que Minjoon no solo había sido producto de él, su pequeño amor no solo era suyo, porque aquel niño que alegraba sus días con sus risas y su forma tan peculiar de ser le recordaban a cierta persona.

Se levantó de golpe de su asiento y dejó caer sus palmas contra el escritorio cuando la realidad llegó a él con demasiada precipitación. 

Jimin, siendo el papá de Minjoon, se encontraba tan cerca de su vida que temía que descubriera lo que tanto se había esmerado por ocultar y el motivo por el cuál se había ido lejos e iniciando de nueva cuenta su vida. 

Sus miedo iban más allá de lo que se había imaginado, haciendo tambalear por completo su sistema.

                                  

Love never felt so good  | Jimsu  | Adaptación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora