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“Si él no te quiere, yo te saco aparte, dile a ese bobo que deje de engañarte.”

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Maylen acomodó su pelo a un costado, acomodándose en su lugar en lo que Zoe cerraba la puerta del auto y podían sentarse más cómodas en ese espacio donde ahora se sentaban las tres. Estaban en el auto de Enzo junto con Alexis mientras solo los escuchaban charlar entre ellos y la música de fondo, ambientando la oscuridad dentro del vehículo que era iluminado apenas por las luces de las calles y sus semáforos. Se dirigían a la canchita del barrio más cercana, donde se supone que habían arreglado para ir a jugar a la pelota y donde el resto de los pibes ya los esperaban para comenzar el partidito de la semana que venían anticipando desde hace días. Se habían dividido en dos autos y el de Enzo encabezaba el grupo, con Alexis de copiloto y el resto de las chicas en la parte de atrás sin emitir sonido para no molestar la entretenida conversación que parecían establecer hace minutos.

La menor solo podía observar su alrededor con curiosidad, apreciando el vehículo con admiración ante lo moderno que se veía para ser suyo. Es decir, ya sabía que Enzo había cambiado su auto debido a los comentarios que solía hacer su hermano hacía su familia cada vez que preguntaban por su mejor amigo, pero no sabía que era tan nuevo el modelo que había adquirido. Un Corolla Cross de este año parecía ser el auto más acorde a la personalidad de Enzo y era lo más adecuado para él, que solía vivir de un lado para otro en el barrio. Era lo suficientemente grande para que entraran todos cómodamente y, aún así, lograr distraerla con la vista de Enzo a través del retrovisor donde lo podía ver con esa gorrita para atrás y su atractiva sonrisa mientras hablaba con su hermano del torneo del barrio como si no estuvieran presentes en absoluto.

—Si, igual viste que Nacho me dijo para ir mañana. —Comentó el conductor, deteniéndose en uno de los semáforos en rojo. —Yo no puedo ir tan temprano pero seguro les caigo más tarde.

—¿Seguro? Mirá que todavía no sabemos si ganamos hoy. —Alzó una de sus cejas en la dirección de su mejor amigo.

—Quedate tranquilo que ganamos sobrados. —Sonrió canchero más que confiado, elevando lo suficiente su mirada como para hacer ese contacto visual con Maylen a través del retrovisor que tan rápido la obligó a desviar su mirada. —Me parece que jugamos contra el equipo de Giay igual. —Carraspeó, volviendo nuevamente a su camino.

Alexis desvió su mirada en lo que una risa ahogada salía de él. —Sí, ayer tuvieron partido con el equipo de el Mati. —Burló, recordando las anécdotas de su amigo.

—El único que juega bien ahí es él y eso que ni la sabe pisar. —Se burló ahora Enzo, llamando la atención de la morocha desde que escuchó el apellido de su novio deslizarse por sus labios. —Se cae a pedazos solo. —Ahora las que aguantaban la risa eran sus mejores amigas quienes por más que tuvieran sus vistas fijas en sus celulares, no podían evitar escuchar atentas la conversación que reinaba en el auto. —Ya les quiero ver las caras a esos cuando les ganemos.

—Todo bien mientras no se zarpen como la última vez. —Advirtió su mejor amigo, casi en un tono de reproche total.

—Ese es el que se hace el piola y después no se banca nada. —Se encogió de hombros. —Juega para la fotito nomás. —Un suspiró de cansancio se escuchó de parte de su hermano mayor, mientras lo veía pasar una mano por su cabello para despejarse como podía. Había tenido un día demasiado extenso para lo que solía ser su semana y se notaba, pero aún así se había hecho un buen lugar para juntarse con sus amigos y eso Enzo parecía estarlo apreciando al desviar su mirada hasta él con preocupación. —¿Qué pasó ahora?

—Mañana a la tarde tengo el curso ese de mierda. —Comentó por lo bajo, jugando con la bocha entre sus manos. —¿Vos no lo tenés todavía?

—Me mandaron con Cami para dentro de dos semanas, así que todavía estoy libre. —Comentó, dando una curva más suficiente para hacerle saber a la morocha lo cerca que estaban mientras aún terminaba de descifrar de lo que hablaban. —Seguro arranca Marzo y ya nos empiezan a mandar a laburar igual.

BANDIDO. | ENZO FERNÁNDEZ. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora