El sol brillaba con fuerza mientras T/n caminaba apresurada hacia la universidad. Era su primer día de clases en el último año de la carrera, y su entusiasmo estaba teñido de una leve ansiedad. Sabía que ese año sería decisivo para su futuro, y no podía evitar sentirse un poco abrumada por la responsabilidad.
Al llegar al campus, el bullicio de estudiantes y profesores la envolvió, pero algo en particular captó su atención. Al entrar al edificio, cruzó por primera vez la mirada con un hombre alto, de cabello rubio y expresión seria. Él estaba hablando con un grupo de estudiantes en el pasillo, y aunque no intercambiaron palabras,
T/n sintió una extraña conexión en el instante en que sus ojos se encontraron.Durante las siguientes horas, T/n se sumergió en sus clases, tratando de concentrarse en las presentaciones y los temas que se abordaban. Sin embargo, no podía quitarse de la cabeza la imagen de aquel hombre. Su presencia la había desconcertado, y la sensación de que lo vería nuevamente no la dejaba en paz.
Al día siguiente, T/n llegó temprano a su primera clase de la mañana: Estudios Sociales. Siempre había sido su materia favorita, y esperaba con ansias conocer al nuevo profesor que había sido asignado ese semestre. Tomó asiento en la segunda fila, como de costumbre, y sacó su cuaderno, lista para tomar notas.
Cuando el profesor entró al aula, T/n sintió que el aire se detenía por un momento. Era él, el hombre del pasillo. Su porte era imponente, y la seriedad de su mirada se suavizó cuando comenzó a hablar.
—Buenos días a todos —dijo con voz firme—. Soy el profesor Steven , y estaré a cargo de esta clase durante el semestre. Espero que estén listos para cuestionar todo lo que creen saber.
T/n sintió un escalofrío recorrer su espalda. Había algo en la voz del profesor Steven que la intrigaba profundamente. A medida que la clase avanzaba, quedó fascinada por la manera en que él explicaba conceptos complejos con una claridad asombrosa. Sin embargo, también notó que había una barrera invisible entre él y los estudiantes. Aunque era amable y accesible, había una distancia en su mirada, como si guardara un secreto que nadie más podía ver.
Las semanas pasaron, y T/n se esforzaba por mantener su atención en los estudios, aunque cada vez era más difícil ignorar la atracción que sentía por el profesor Steven. No era solo su apariencia lo que la cautivaba, sino su intelecto, su pasión por la enseñar,y esa misteriosa aura que lo rodeaba.
Un día, después de clase, T/n se quedó rezagada, revisando sus notas mientras los demás estudiantes se iban. Cuando levantó la vista, se dio cuenta de que era la última en el aula, y el profesor Steven estaba recogiendo sus cosas en el escritorio.
—¿Puedo ayudarte en algo, T/n ? —preguntó él, con una ligera sonrisa en los labios.
Ella se sorprendió de que él supiera su nombre, aunque no debería. Después de todo, era una estudiante destacada en la clase.
—Solo estaba revisando mis apuntes, profesor —respondió ella, intentando sonar tranquila.
—He notado que tienes un gran interés en la materia. Tus preguntas son siempre acertadas y profundas. ¿Te interesa Estudios Sociales como una carrera futura?
T/n se sonrojó ante el cumplido.
—Sí, la verdad es que sí. Me gustaría dedicarme a la historia algún día.
El profesor Steven asintió, como si hubiera esperado esa respuesta.
—Entonces, tienes que continuar cuestionando todo. No aceptes verdades a medias, ni siquiera las que yo te ofrezca.
T/n asintió, sintiendo que ese simple consejo tenía un peso mucho mayor.
A medida que pasaban las semanas, T/n no podía negar que se sentía cada vez más atraída por el profesor Steven. No solo por su apariencia, sino por su pasión por enseñar. Cada vez que hablaba, sus ojos brillaban, y su entusiasmo era contagioso. Los estudiantes lo respetaban, no solo por su conocimiento, sino porque tenía una manera especial de hacer que cada clase fuera emocionante y personal.
Un día, después de la clase, T/n se acercó tímidamente a su escritorio. Había estado dándole vueltas a una idea para su ensayo y necesitaba consejo.
—Profesor Steven —empezó con cautela—, quería hablar con usted sobre el tema de mi ensayo. No estoy segura si estoy enfocándolo correctamente.
Él levantó la vista de los papeles que estaba revisando y le dedicó una sonrisa cálida.
—Claro, T/n . Siéntate, por favor. Cuéntame más sobre lo que tienes en mente.
A medida que hablaban, T/n se dio cuenta de que la conversación fluía con una naturalidad que no esperaba. Steven , por su parte, notó la inteligencia y la pasión que ella ponía en sus palabras, y sintió una admiración creciente hacia la joven estudiante.
—Tienes una gran comprensión de la materia
, T/n —le dijo al final—. Estoy seguro de que tu ensayo será excelente. Solo confía en tu intuición.T/n se marchó de la oficina con una sonrisa en el rostro y el corazón acelerado. Por primera vez, sintió que había algo más que simple admiración en su relación con el profesor Steven.
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Un amor prohibido
RomancePara T/N, el primer año de universidad prometía ser un nuevo comienzo lleno de retos académicos y descubrimientos personales. Sin embargo, nada la había preparado para lo que encontraría en la clase de Sociales. Cuando un nuevo profesor entra en el...