[1 | La Invocación]

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- "Bien, ya está listo." -pensó en voz alta un joven que apenas salía de la pubertad, dibujando un círculo encerrando una estrella de 5 puntas en el centro.

Este, para los menos perspicaces, es T/N, un joven de 17 años que está por cometer una estupidez más grande que el futuro que cualquiera querría obtener. La idea para invocar a un demonio del verdadero inframundo nació en su escuela preparatoria, en uno de los tantos recreos, escuchó al grupo más raro de su salón mencionar que, al dibujar un pentagrama con ciertas palabras específicas en griego antiguo, se podría invocar a un ser de las tinieblas para que te sirva en cuerpo y alma a cambio de la esencia vital del humano.

Obviamente T/N no se fiaba en las desconocidas fuentes de la que fue extraída esta información, pero, a la semana siguiente de oír esa conversación, un nuevo alumno había sido transferido a su clase, y aunque lo disimulara bien, T/N vio una vez en el baño que a este chico le salían cuernos en su cabeza y una cola que terminaba en punta de flecha sobresalir de su cóxis.

A partir de ese momento, T/N dedicó parte de su tiempo libre al estudio y aprendizaje del Griego Antiguo, llenando un cuaderno entero sobre este idioma y uniéndose a un grupo de Discord que ayudaba a practicantes de este lenguaje tan mítico. Tiempo después, pasados los 3 meses de teoría, T/N creyó ser la hora de la práctica, y qué mejor que aplicarlo en un experimento como la ceremonia que está por iniciar en la oscuridad de su habitación.

Tuvo que practicar muchas veces para dibujar bien la estrella y los círculos para que no hubiera fallos, tampoco era la idea hacer esta estupidez a la rápida. Minutos más tarde de práctica en papel, pasó al suelo, trazando una estrella de 5 puntas en el suelo y, por fuera, la rodeó con dos círculos; uno para encerrar a la estrella, y el otro para encerrar los símbolos griegos que iría a escribir para la invocación de su demonio.

T/N: "Ahhh~, ni en Educación Física me había esforzado tanto para hacer una estupidez como esta." -comentó al aire, viendo su obra terminada en el suelo de su habitación.

La idea era simple, T/N quería invocar a un demonio para jugar y pasar el tiempo sin aburrirse, y fue eso mismo lo que escribió en el pentagrama. Luego de tirar a un lado la tiza que utilizó para el dibujo, encendió cinco velas con un mechero y las colocó en las puntas de la estrella, iluminando un poco su cuarto con la pequeña flama de estas velas aromáticas que compró con su mezada en el mercado de la esquina. Y, finalmente, sacó una aguja que usó para pincharse un dedo, posicionó la palma de cara al círculo y dejó que una gota de su sangre cayera dentro del pentagrama.

Retiró su mano, esperando pacientemente a que ocurriera algo como en los animes o películas de ese estilo sobrenatural, pero nada increíble sucedió para su decepción. Pensando en los meses que desperdició aprendiendo un idioma para un ritual de pocos minutos y que, aún así, no sirviera para nada, le daba un coraje casi tan grande como su frustración.

T/N: "Esto fue una estupidez..." -opinó sobre su reciente numerito.- "Mejor limpio de una vez o mi mamá me regañará, o me mandará a un padrecito, cualquiera de las dos opciones me perturba."

Sin embargo, la perturbación o lo que sea que estuviera en la mente de T/N en ese momento, fue interrumpido por el sonido de campanadas tintineantes proveniente del pentagrama en el cuarto del joven estudiante de preparatoria. T/N se percató de esto, y se asombró al ver que un brillo carmesí rodeó al círculo, emitiendo un leve resplandor en la habitación de T/N. Era como si hubiese instalado unas luces LED del color de la sangre, aunque ese no fuera el caso, daba la misma sensación.

A pesar del bonito espectáculo de luces que liberaba el pentagrama, en donde supuestamente debía estar la estrella, envés de eso, había una compuerta abierta hacia abajo, como si alguien le hubiese hecho un agujero con una sierra. De ese agujero en el piso, una mano sobresalió del fondo de ese oscuro abismo que T/N logró visualizar desde su posición. Esa mano se extendió para tocar el suelo de madera, seguida de otra mano y, para la sorpresa de T/N, el grosor era fino, delgado y su tono de piel es blanco como la nieve, y se ve suave como la porcelana.

Irelyth x LectorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora