Sol y Mercurio eran dos personas que, aunque venían de mundos distintos, encontraron algo inesperado en un rincón de Londres. Ambos habían decidido viajar solos a la ciudad, cada uno con sus propios motivos, sin saber que el destino los uniría en una historia de amor que brillaría como el amanecer.
Sol era un hombre lleno de energía y calidez. Su presencia era como un rayo de luz que iluminaba a todos a su alrededor. Tenía una sonrisa que desarmaba a cualquiera y una risa contagiosa que hacía que la gente se sintiera cómoda a su lado. Sol había decidido viajar a Londres para escapar un poco de la rutina, buscando inspiración y nuevas experiencias. Amaba el arte y la historia, y Londres, con sus museos y su vibrante vida cultural, le parecía el lugar perfecto para renovar su espíritu.
Mercurio, por otro lado, era un hombre inquieto y curioso. Tenía una mente rápida y un ingenio que brillaba en cada conversación. Era alguien que siempre estaba en movimiento, buscando algo nuevo que aprender o experimentar. Había decidido viajar a Londres por negocios, pero también quería tomarse un tiempo para explorar la ciudad y disfrutar de su vibrante atmósfera.
Una tarde, mientras exploraba la ciudad, Sol decidió visitar el Museo Británico. Estaba especialmente interesado en ver las antiguas esculturas griegas y las momias egipcias, y había leído que el museo albergaba algunas de las colecciones más impresionantes del mundo. Mientras caminaba por las salas llenas de historia, no pudo evitar detenerse frente a una vitrina que exhibía una antigua tablilla con inscripciones sumerias. Se quedó allí, absorto, leyendo las explicaciones, cuando de repente, escuchó una voz a su lado.
Mercurio..“Es fascinante, ¿verdad?”
dijo Mercurio, que también había sido atraído por la misma exhibición. Sol se giró para verlo y, por un momento, sus ojos se encontraron. Había algo en su mirada que la intrigó, como si compartieran un entendimiento silencioso.
Sol:..“Sí, es increíble pensar en cuántas historias están grabadas en una pieza tan pequeña”
respondió el, sonriendo.
Comenzaron a hablar, primero sobre la exhibición y luego sobre la historia de la ciudad, sus respectivas razones para estar en Londres y, finalmente, sobre ellos mismos. Mercurio, con su mente ágil, hacía preguntas que mantenían la conversación viva, mientras Sol irradiaba una calidez que hacía que todo fluyera de manera natural. Se sorprendieron de lo fácil que era hablar el uno con el otro, como si se conocieran desde hace mucho tiempo.
Después de recorrer el museo juntos, Mercurio sugirió que continuaran su conversación en un café cercano. Sol, encantado con la compañía, aceptó. Se sentaron en una pequeña mesa junto a una ventana, desde donde podían ver la calle llena de vida londinense. Mientras bebían café y compartían anécdotas, el tiempo pareció detenerse.
Durante los días siguientes, Sol y Mercurio se encontraron varias veces, explorando juntos la ciudad. Visitaron el Puente de la Torre, el Mercado de Borough y el Observatorio de Greenwich, donde disfrutaron de la vista del horizonte de Londres. A medida que pasaban más tiempo juntos, la conexión entre ellos se hizo más profunda. Mercurio admiraba la manera en que Sol iluminaba todo a su alrededor, mientras que Sol se sentía atraído por la rapidez y el ingenio de Mercurio, que lo mantenía constantemente sorprendido.
Una tarde, mientras paseaban por los jardines de Kensington, Mercurio se detuvo y tomó la mano de Sol.
Mercurio:..“Sabes, no esperaba encontrar algo tan especial en este viaje”
,dijo, con una sinceridad que no solía mostrar tan abiertamente.
Sol lo miró, con su habitual sonrisa suave, y respondio
Sol:..“Yo tampoco, pero ahora no puedo imaginar estos días sin ti”.
Aquella noche, se sentaron juntos en un banco, mirando el sol ponerse sobre el Támesis, y en ese momento, ambos supieron que lo que habían encontrado en Londres era más que una simple atracción pasajera. Habían encontrado un amor que, como el Sol y Mercurio, se movía en perfecta sincronía, con Sol irradiando calidez y luz, y Mercurio orbitando a su alrededor, siempre cerca, siempre conectado.
Y así, en medio de una ciudad llena de historia y vida, Sol y Mercurio comenzaron a escribir su propia historia, una historia donde cada día era una nueva aventura, y donde el amor que habían descubierto en aquel rincón de Londres brillaba con la fuerza de mil amaneceres.
ESTÁS LEYENDO
{☃︎☔︎︎☕︎historias que se me ocurren de la nada y después olvido ☕︎☔︎︎☃︎}
RandomHolis, aquí estaré publicando cuando se me ocurra una pequeña historia, cada capítulo será una historia diferente, también pueden pedir alguna historia con cualquier ship , y esto no está 100℅ confirmado en la otra historia